En el mundo del fútbol, como en tantos otros ámbitos de la vida, los sentimientos, las actitudes, las reacciones de la gente tienden a ser muy cambiantes, especialmente cuando esa gente se ve incluída en una masa, en un grupo. Y esas alteraciones del a´nimo pueden ser rapidísimas, como de la noche a la mañana, de un minuto para otro. Así lo comprobamos el pasado lunes, cuando la selección española perseveraba terca e infructuosamente frente a los checos por obtener el tanto que le permitiera iniciar por una vez una competición internacional con victoria. Faltaban cuatro minutos -y el descuento, por supuesto- y el partido parecía encaminado al empate; fue entonces cuando Iniesta hizo lo que debe de hacer un lider: asumir responsabilidades, se hizo con el balón, lo templó maravillosamente y Gerard Piqué lo cabeceó a la red para consumar una victoria que muchos temíamos se iba a quedar en tentativa.
Piqué, de quien los que lo conocen bien aseguran que es un buen chaval, aunque a veces se muestra como un niño inconsciente y caprichoso, hacía tiempo que había chocado con buena parte de la afición por unas declaraciones de cierto tono independentista a las que algunos quisieron dar una importancia y una trascendencia posiblemente excesiva. Desde entonces, en cada encuentro de la selección en el que el barcelonista se enfunda la camiseta roja se le silba y abuchea llamativamente por buena parte del público español. Incluso en el mismo encuentro frente a la República Checa algunos aficionados desplazados a Toulouse reincidieron en sus gritos contra el central español.
A partir de que Piqué acertó en su remate y dio los tres puntos a la selección, la situación dio un vuelco radical y quien hasta ese momento era visto como una especie de canalla merecedor del rechazo y el destierro -¡de la interdicción!- fue convertido por arte de "birli-birloque" en héroe nacional. Parece mentira que a estas alturas de la historia -del mundo y del fútbol- aún queden quienes no sean capaces de entender las cosas en su justo término. Que cada cual piense lo que quiera de lo que Piqué manifestó en su día; un futbolista es un ciudadano más -con unos réditos económicos privilegiados, eso sí- y no se porqué no puede dar una opinión sobre cualquier tema, ... es posible que algunas afirmaciones puedan no ser políticamente correctas, pero esto es algo que no se si deberíamos exigirle a un simple deportista, y sobre todo no veo de recibo que si es que el futbolista se equivocó, haya que reprochárselo perpetuamente.
Esperemos que con su acierto goleador Piqué haya quedado redimido de sus "pecados" anteriores; aunque posiblemente sería mejor que a raíz de lo sucedido todos aprendiéramos a no exagerar reacciones, a ser algo más respetuosos ... y algo más comprensivos.
3 comentarios:
En Zaragoza, Gerard Piqué (Gerry se le llamaba por aquí) dejó un magnífico recuerdo, no sólo como el impresionante jugador que es, sino como persona. Yo tampoco estoy de acuerdo con sus convicciones políticas pero acudir a una manifestación de la Diada o firmar manifiestos no un motivo para "excomulgar" como español a una persona que como futbolista ha mantenido un nivel en la selección española irreprochable en todo momento, tanto que es es uno de los jugadores de confianza de Vicente del Bosque. Espero que este gol cambie la forma de pensar de bastante gente que se estaba mostrando enormemente cerril con Piqué.
Más valdría que los futbolistas opinaran sólo de deporte. Un beso.
Vaya tema has traído a colación, Modestino.
El lunes, era curioso observar cómo mis amigos y conocidos independentistas se debatían incrédulos entre alegrarse por el hecho de que Gerard Piqué marcara el gol ante Chequia o enojarse y maldecir la victoria de la selección española.
Aunque no hice una encuesta al respecto, tengo la impresión que fueron mayoría los que se alegraron por el gol que los que abominaron de la victoria. En especial, entre los verdaderos futboleros, los que disfrutan con este juego; no así entre aquellos que entienden el deporte simplemente como una prolongación (o acaso una plataforma o un altavoz) de sus ideales políticos.
En todo caso, soy de la opinión de que los futbolistas, como los actores, los médicos, los jubilados, los camareros, los taxistas o los abogados, tienen todo el derecho del mundo a manifestar públicamente sus ideas o credos. Otra cosa es que eso sea o no recomendable, teniendo en cuenta la difusión que hoy se hace de cualquier declaración, por nimia que sea, y los intereses económicos que se mueven alrededor del deporte, donde una foto comprometedora o una frase sacada de contexto te pueden dejar sin equipo o sin patrocinador, por ejemplo.
Salud!
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