En las últimas semanas he estado en contacto con personas sobre las que ha caído la dura carga del sufrimiento, algunos están siendo sujetos directos, otros lo reciben a través de sus seres queridos. Ante esta realidad solamente caben los sentimientos de cariño y solidaridad, a los que sumo el propósito de vencer ese egoísmo que llevamos tan escondido en el interior y nos lleva a engrandecer desproporcionadamente nuestras cuitas, a la vez que nos impide ser conscientes de las más graves y tristes que padecen los demas.
El sufrimiento existe, y es bueno buscarle una razón, un sentido ... aunque me da miedo caer en la tentación de dar lecciones o clases magistrales, algo que puede ser demasiado cómodo desde la distancia, esa postura de quien cree tener remedios para todo. Es posible que el consuelo venga más por la compañía silenciosa, por la solidaridad de quien -sencillamente- sabes que "está ahí".
Quien sufre el dolor es fácil que sienta también soledad, algo que no deberíamos consenti, pues los lazos de sangre o amistad, el hecho de compartir trabajos e ilusiones, deberían equivaler a que no somos indiferentes: lo que le pasa al otro nos importa. Y me temo, es experiencia propia, que nuestras loables reacciones de sentimiento e impresión tienden a ser efímeras, y dejamos a quien sufre a solas con su dolor.
4 comentarios:
Hola: soledad y dolor es un binomio que suele ir unido. Es una pena que la gente sufra y que nadie se acerque a ellos para intentar que exterioricen su sentimientos de angustia, soledad o malestar. Seguimos en contacto
Es difícil acompañar en el sufrimiento. Nunca sabes si estorbas. Un beso.
Así es y, aunque suene a topicazo, estos días suele ser más evidente (y triste, si cabe)
Mis saludos y agradecimientos a los tres¡¡¡¡
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