16 de noviembre de 2015

La cabeza confusa y el corazón encogido


Tras la terrible masacre de la noche del pasado viernes en París, si se tiene un mínimo de sensibilidad y sentido de la solidaridad, no cabe sino estar muy afectado y sacar del interior todo tipo de sentimientos de cariño y apoyo hacia los habitantes del país vecino, en especial hacia quienes de manera más o menos directa han sufrido daños tan irreparables como la pérdida de un familiar o amigo, sufrir secuelas físicas y psíquicas o  ser testigos de unos sucesos que no pueden sino dejar huella permanente. También queda impreso en el interior el miedo , justificado plenamente, de que estos hechos se repitan, incluso que se produzcan cada vez más cerca ... hasta poder ser víctima directa de los mismos. 

Pero conforme pasan los días y uno empieza a ser capaz de plantearse las cosas con mayor sosiego y profundidad, también surge la idea de que solamente nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena y que a veces no son tan intensos el dolor y la empatía cuando los hechos suceden mucho más lejos, las víctimas se encuentran a mayor distancia y quedan más difuminadas. Por desgracia las guerras y los dramas permanecen a lo largo de todo el mundo desde siempre, y en Irak, Siria, Mali, Sudán, Afganistán, ... se viven a diario y desde hace muchos años tragedias similares, incluso de mayor calado que la que nos estremeció a todos el último fin de semana.

Pasadas más de 48 horas no se a que atenerme; me faltan conocimiento del tema y datos suficientes para saber cual es el mejor modo de enfrentarse a la crisis; leo a unos y a otros y no me aclaro sobre la oportunidad o no de la rápida respuesta francesa bombardeando la capital del Estado Islámico en Siria, el cierre de mezquitas y la extensión numérica de las detenciones. Se dice que en España existe alto riesgo de atentados y no se si pensar que se exagera o ponerme a temblar.

Me duele comprobar que existe el mal, el odio, ... que alguien desee la desgracia del contrario o que existan gentes dispuestas a cualquier cosa. Me temo que en la opinión pública y  redes sociales hay algunos que se han excedido. Algunos hablan de la 3ª Guerra Mundial ... no se si es o no excesivo, lo que tengo claro es que entramos en tiempos duros, que no me siento, ni de lejos, preparado para sobrellevarlos, que noto la necesidad de ser más abierto y solidario ... pero con todos, y que me agarro al convencimiento de que, aunque a veces no lo parezca, Dios nos protege y sabe más.




4 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy contigo en lo que has escrito.
No a dejarme aterrorizar por el terrorismo.
Sí, a reflexionar sobre porque una sociedad como la francesa ha gestado este tipo de ciudadanos que odian tanto a su propio pais y al sistema occidetal. Sí, a saber como podemos defendernos de ellos. Sí, a saber como prevenirno de ser victimas en atentados. Sí a sacrificar algo de mi libertad y de mi comodidad por la seguridad de todos. Sí a que se termine con la financiación del terrorismo. Sí a mas medios para proteger a los ciudadanos. Sí a ayudar a las victimas de Francia

Driver dijo...

Habrá que empezar por el principio.
Reconocer que una víctima es una víctima, y que un muerto es un muerto.
Cualquier planteamiento que no parta de este obvio postulado, es repetir errores.
Tras leer mucha historia, me da que los errores tienden a repetirse, que la memoria es fugaz y que hoy, más que nunca en la historia, los errores están rociados por intereses geo estratégicos o por mal uso de los fundamentos religiosos.

Hoy más que nunca me gustaría ser optimista y pensar que dejaré a mis hijos un mundo mejor.
Pero sinceramente, dudo.

Eso sí, a la hora de rezar me parece más realista hacerlo a los dioses cristianos y a los musulmanes a la vez.
Porque ambos tendrían que hacer juntos horas extras, a barullo.

Susana dijo...

algunos también aprovechan para atacar a todas las religiones. Un beso.

Modestino dijo...

Susana, por lo que se refiere a la religión católica, hay quienes no desaprovechan una, son de un sectarismo y una visceralidad atroz. Ellos se lo pierden.