15 de octubre de 2014

El viernes en el bus


El pasado viernes viajé a Zaragoza en autobús; para ello cogí el de las 15.15, un vehículo que los viernes se queda sin plazas por razón de tantos estudiantes que regresan a sus casas tras la semana lectiva. En el asiento trasero al mío se ubicaron dos chavales, un chico y una chica, que según deduje compartían estudios en la Escuela de Hostelería de Huesca. Pronto se vio que estaban con ganas de "cháchara", de manera que estuvieron conversando hasta que bajaron en la parada situada junto a la vieja fundición de "Averly". El parecía ser zaragozano de nacimiento, mientras en algún momento ella afirmó ser magrebí, algo que su aspecto exterior confirmaba.

La conversación mantenida por ambos no aportaba cuestiones de fondo de excesivo calado, además de que solamente percibí frases concretas. Pero puedo afirmar que fue una de esas situaciones -ya he hablado de otras con el mismo y mudo testigo del autocar- en las que te reconcilias con la gente. Me hizo mucha gracia que cuando el mozo afirmó que vivía en Santa Isabel, ella preguntó con toda naturalidad que si vivía en uno de los "adosadicos" que por lo visto hay en el barrio, pregunta que por sí sola me llevó a simpatizar con la chica, que siendo extranjera ya utilizaba términos tan maños, incluso añadiendo el entrañable "ico" a un concepto tan nuevo como el de "adosado".

Por otra parte, me llamó la atención cómo el chaval, al comentar su trabajo veraniego en Londres en la cocina de una célebre cadena de restaurantes, se quejaba de que a muchos de sus compañeros les faltaba "pasión" ... una manera verdaderamente sugestiva de calificar el amor al trabajo. Al parecer compartía figones con gente mayor y demasiado adocenada, ... tanto que incluso alguno de ellos había trabajado en un "MacDonalds", lo que le llevaba a mi ocasional compañero de viaje a preguntarse como una establecimiento hostelero con pretensiones era capaz de contratar a alguien que había dedicado parte de su vida a elaborar hamburguesas grasientas, patatas fritas industriales y ensaladas prefabricadas.

Un viaje entretenido y un par de estudiantes bien sanos.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

A Alguien que esta estrenando su vida laboral le impacta y se le hace imcomprensible la falta de pasion en quienes los rodean.
En el trabajo somos permeables tanto la ilusión como el hastio, que positivo que sean los ilusionados los que arrastren al grupo.

Modestino dijo...

Efectivamente. A mí me encantó la forma de definir el tema: "poner pasión" ...