Como en tantos ámbitos de la vida, también en la celebración de los goles por los futbolistas existen las modas, las costumbres; al parecer ya no se está a la última si se besa el escudo, se acude como un poseso rumbo al banderín del corner o al público de gol de pie o se baila la samba al estilo carioca. Ahora lo que hacen los ídolos del balompié es juntar las dos manos y formar un corazón, imagino que en señal de afecto a esa afición con la que casi se les saltan las lágrimas al hablar de lo mucho que la quieren. He de admitir que me ha costado interpretar ese signo, por mucho que una vez descubierto puede parecer sencillo: reconozcamos en todo caso que parece algo más digno, presentable e higiénico que chuparse el dedo.
A lo largo de la historia más accesoria del fútbol se han visto muchos modos originales de celebrar los goles, alguno que otro bastante desagradable y obsceno por cierto, pero en general me quedo con la impresión de que abunda la superficialidad y la sublimación de lo que no es para tanto. Cuando un jugador, posiblemente por ese efecto semi-embriagador de haber conseguido un gol, dedica el signo del corazón al público, me temo que no está haciendo sino una exhibición de sentimientos supérfluos, se deja llevar por emociones momentáneas, pues no nos engañemos, en el fútbol actual abundan en demasía los mercenarios, y más de uno de esos que exterioriza su pasión por la afición del Villarreal, el Sevilla o el Celta de Vigo, al acabar el encuentro lo primero que hace al llegar a la caseta es enviar un washapp a su representante para que le consiga un aumento de la ficha o le gestione su fichaje por un club poderoso que le pague más.
Cuanto echo de menos esas sobrias celebraciones de José Eulogio Gárate, un jugador elegante y educado que jamás se dejó llevar por frivolidades de éstas.
3 comentarios:
Amigo Modestino, creo que, por una vez, estás en un error (aunque se trata de algo tan nimio e insignificante que no te habrá de impedir conciliar el sueño esta noche).
Ese corazoncito digital que tan de moda se ha puesto entre los futbolistas no va dirigido a la afición que lo idolatra ni al club que le paga: es una dedicatoria o señal de amor a sus esposas o novias (o ligues o adhesivos o amantes, que de todo hay).
Otra celebración que también se ha puesto muy de moda consiste en alzar ambos brazos con los dedos índices extendidos mientras el goleador de turno mira al cielo, en señal de recuerdo a alguien o bien de agradecimiento por la proeza o el milagro de haber marcado.
Digamos, en todo caso, que esta segunda forma de celebración es algo más mística que la otra, mucho más carnal.....
Abrazotes,
Vaya, pues que ligones son los futbolistas, porque ya todos lo hacen ...
Más que ligones, son promiscuos, salvo excepciones.
Claro que habría que ponerse en su lugar: jóvenes, atléticos, famosos y multimillonarios. Aunque la mayoría de ellos sean buenos chicos, qué difícil les debe de resultar sustraerse a ese mundo que se abre ante ellos, sin ni siquiera buscarlo o proponérselo.
No, descuida que no nos caerá era breva. O, al menos, no en esta vida, colega.
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