18 de septiembre de 2014

Un señor de la cabeza a los pies


Entre 1978 y 1985 ocupó la presidencia del Real Madrid D. Luis de Carlos Ortiz, un caballero al que le pongo conscientemente el "Don" por delante porque ante todo era eso: un auténtico señor, algo que ya por entonces no solía ser frecuente entre quienes regentaban los equipos de fútbol. A de Carlos le tocó la papeleta de sustituir a Santiago Bernabeu, toda una institución en el club de Concha Espina, a cuyo mando había estado durante 35 años en los que habían proliferado los éxitos más llamativos. Aunque durante su mandato los "merengues" consiguieron dos Ligas, dos Copas del Rey y una de la UEFA, el equipo no brilló como en él era habitual, a pesar de tener en su nómina jugadores de la talla de Camacho, Del Bosque, Stielike, Gallego, Santillana o Miguel Ángel, de haber disputado aquella desgraciada final de la Copa de Europa frente al Liverpool y de que en su última temporada debutara con el primer equipo la célebre "Quinta del Buitre".

Pero independientemente de los éxitos del equipo de fútbol cuya presidencia ostentaba, del mayor o menor acierto de sus decisiones como primera autoridad del club de Chamartín, Luis de Carlos era todo un caballero, un hombre intachable, elegante, bondadoso y honrado a carta cabal. Recuerdo que con frecuencia acudía como invitado a "Estudio Estadio", el añorado programa de los domingos por la noche donde veíamos los resúmenes de los partidos. De Carlos solía andar quejoso con determinadas decisiones tanto arbitrales como federativas, aunque nunca perdía los papeles, insultaba ni acusaba agresivamente. No faltaba la utilización de una fina ironía, como el día en que afirmó que si "el santo Job viviera en nuestra época, no sería santo". 

De Carlos había nacido en Almansa (Albacete) en 1907, con lo que le tocó gobernar el Real Madrid con más de 70 años. Personas como él ya no se ven por los palcos de primera. Recordar su formas de hacer y actuar me provocan tanta admiración como nostalgia, él nunca montaría una escena en pleno partido, ni conspiraría contra jugadores o entrenadores, ni haría declaraciones a favor o en contra sobre cuestiones que deberían estar reservadas a los políticos, ni caería en usos semi-mafiosos o en poses chulescas. 

En mayo se cumplieron 20 años de su fallecimiento, hoy en día harían falta unos cuantos como él, pero el fútbol ya no es o que era.


2 comentarios:

interbar dijo...

Me recuerda a Fermín Ezcurra un gran presidente de Osasuna y un señor también.

Modestino dijo...

Sí señor, Fermín Ezcurra, y posiblemente quepa incluir a Manuel Vega Arango y alguno más ... y, por supuesto, aunque "sólo" era vicepresidente, al inolvidable Nicolau Casaus.