El pasado martes, 2 de septiembre, fallecía en Madrid a la edad de 76 años el actor Daniel Dicenta. Mis recuerdos en torno a este hombre con aires de galán y algo perdonavidas se remontan a los magníficos "Estudio-1" de los 60 y los 70, así como a algún que otro programa de teatro de nuestra vieja tele en blanco y negro en los que el actor fallecido aparecía junto a nombres inolvidables como José Bódalo, Carlos Lemos, María José Goyanes, Pablo Sanz o Luisa Sala, entre tantos otros. Obras tan distintas como "Tío Vania", de Chejov", "El santo de la Isidra" de Arniches o "Deseo bajo los olmos" de Eugene O'Neill, tuvieron a Dicenta como uno de sus actores principales. También viene a mi cabeza su interpretación del poeta José María Gabriel y Galán en uno de los espacios "Novela" del año 1970. También intervino en la mítica "¿Es usted el asesino?" de Narciso Ibáñez Serrador y en una especie de remake de sus "Historias para no dormir" emitido en 1982 y titulado "El trapero", compartiendo papel protagonista junto a Narciso Ibáñez Menta, Amparo Baró y Aurora Redondo, amen de intervenciones en series como "Turno de oficio", "Cuentos y leyendas" o "Noche de teatro".
En el cine la trayectoria de Dicenta no es amplia ni constante, habiendo trabajado con Angelino Fons en "Fortunata y Jacinta" (1969) y con Andrés Velasco en "Rebeldía" (1978), así como en "Función de noche" (1981), de Josefina Molina, un excelente trabajo en el que escenifica sus recuerdos en común con su ex-mujer, Lola Herrera. No obstante, quien supo extraer de Dicenta todo su jugo fue Pilar Miró, con quien destacó en "Hablamos esta noche" (1983), "El pájaro de la felicidad" (1993) y por encima de todo en "El crimen de Cuenca" (1979), un film que fue prohibido durante dos años por el gobierno de UCD y en el que encarnó a Gregorio Valero Contreras uno de los dos vecinos condenados injustamente en el pueblo conquense de Osa de la Vega; se trata de una película que forma parte de la historia de nuestro cine por méritos propios. Donde Dicenta se sintió mejor fue, como tantos otros, en el teatro, allí interpretó a autores del nivel de Pirandello, Harold Pinter, Jaime Salom, García Lorca, Vargas Llosa o Fernando Fernán Gómez. Desde hace 25 años Dicenta no interpretó, dedicándose al doblaje, donde destacó poniendo su voz a artistas como Robert Englund en diversas entregas de "Pesadilla en Elm Street" o a Peter Stormare en "Fargo".
Daniel Dicenta tuvo una vida tortuosa; se casó con Lola Herrera que con los años se convertiría en la probablemente mejor actriz de nuestra escena, en un matrimonio lleno de peleas y reconciliaciones: el obituario de El Mundo nos habla de las continuas conquistas femeninas del actor mientras su esposa andaba de gira, así como sus frecuentes deudas por el juego. El día de Reyes de 1967 el actor se fue de su casa, dejando una situación difícil, como cuenta en sus recientes memorias Lola Herrera. Al parecer Daniel Dicenta tenía un carácter muy difícil y problemas con el alcohol; recuerdo que hace muchos años aparecieron unas fotos en la prensa donde aparecía durmiendo en un parque público. Su situación económica era precaria, y necesitaba el apoyo de la Fundación AISGE, organización que gestiona los derechos audiovisuales de los actores, para que le ayudaran a pagar sus gastos manutención y alojamiento. De hecho Dicenta falleció mientras dormía en un modesto Hostal ubicado en el centro de Madrid.
Como tantas veces, comprobamos como detrás de las bambalinas no todo es brillante, como entre candilejas los artistas también cometen sus errores y viven sus tragedias. Descanse en paz.
2 comentarios:
Qué lástima. Es que el alcohol destruye todo. Un beso.
Al final, tarde o temprano, las dependencias destruyen a la gente.
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