10 de junio de 2014

Un chavalín en el "Pedro"


La llamada fiesta de los toros anda más bien de capa caída, por lo menos tremendamente cuestionada. Incluso hay quienes ya han incluido el tema en la nómina de lo políticamente incorrecto, ¡qué le vamos a hacer!. Pero las distintas ferias siguen celebrándose y se mantienen como noticia triunfos, fracasos y cogidas. Acaba de terminar la Feria de San Isidro, sin duda una de las más importantes del curso, en una plaza, la de Las Ventas, donde suele acudir un público exigente y entendido, con algunos sectores, como el célebre "Tendido 7" que dan en ocasiones la sensación de aficionados pejigueros y hasta "tóxicos".

El gran triunfador de la feria ha sido un torero extremeño, Miguel Ángel Perera, un joven de 30 años que nació en la localidad pacense de Puebla del Prior y ha abierto en dos ocasiones la Puerta Grande de la plaza capitalina a lo largo de esta Feria. Perera ya es veterano en el escalafón, pues lleva 10 años de alternativa, que tomó en Badajoz el 24 de junio de 2004, de manos de "El Juli" y con Matías Tejela como testigo, matando el toro "Miliciano" de la ganadería de Jandilla.

Y de este hombre guardo un pequeño recuerdo personal, pues en una mañana de las fiestas oscenses de San Lorenzo del pasado año me encontraba tomando una caña en el Hotel "Pedro I" en compañía del director del establecimiento, y en ese momento se paró a saludarle un muchacho esmirriado y con cara de niño, vestido con una camisa blanca y unos tejanos de apariencia más bien cutre y calzando unas alpargatas de lona negra. Como en el hotel citado suelen hospedarse bastantes de los toreros que actúan en la Feria laurentina con sus cuadrillas imaginé que podría ser algún mozo de espadas o similar, pero mi sorpresa fue descubrir que era el mismísimo Miguel Ángel Perera, quien la tarde anterior había triunfado en la corrida correspondiente y desorejado a sus correspondientes toros bravos.

Está claro que el torero pacense se encuentra en el momento más dulce de su carrera, en la cresta de una ola que su éxito memorable en San Isidro va a elevar cada vez más. Y de la misma manera que Rafael Nadal se muestra como un mocete simpático y aniñado, que Messi parece un "criajo" tímido y despistado, Miguel Angel Perera me pareció un chavalín más bien desaliñado y mal aliemntado ... eso sí, en noviembre cumple 31 años y hace ya muchos que demuestra tener un valor a prueba de bomba y dominar con arte y poderío la bravura de sus rivales naturales.


4 comentarios:

Brunetti dijo...

Siempre que he conocido en persona a un deportista me ha parecido jovencísimo. Debe de ser que las fotos o la televisión distorsionan la realidad, haciendo que la gente parezca más mayor de lo que es.

En este sentido, el que más me ha impresionado últimamente ha sido el brasileño Neymar, que en vivo tiene un aspecto de crío imberbe, endeble y hasta famélico: si le das un cubo y un trapo, podría pasar como inadvetido pedigüeño en cualquier semáforo de cualquier ciudad.

La "única" diferencia es que el chaval corre la banda como una gacela y, encima, sus tejanos o sus zapatillas o sus pendientes o sus tatuajes valen más que lo que ganamos cualquiera de nosotros en un mes.

Pero, en efecto, no dejan de ser unos niños.

interbar dijo...

No está de moda la impresionante fiesta de toros que amaron Orson Welles y Hemingway, no está de moda la unión y solidaridad de los españoles, ni España.

Modestino dijo...

Si, Brunetti, ponemos galones a unos "tirillas" ... ;)

Modestino dijo...

Amigo, son los signos de los tiempos, aunque me gustaria vivir en un país lo suficientemente pluralista para no ser insultado por hablar de toros, por aspirar a la unión y solidaridad de los españoles y por querer y valorar la idea de España.