9 de enero de 2013

Un actor muy particular


El 23 de octubre de 1984 fallecía en un hotel de la localidad alemana de Marburg an der Lahn el actor austriaco Oskar Werner; un infarto ponía fin a la edad de 61 años a la vida de este actor de carrera irregular y de personalidad bien acusada. Al parecer las depresiones y la excesiva afición al alcohol tuvieron bastante que ver tanto con su temprana muerte como con sus largas épocas de inactividad cinematográfica. Recuerdo perfectamente la noticia de la muerte de Werner, y en concreto un laudatorio artículo de La Vanguardia en el que se hablaba del actor nacido en Viena con devoción, sin ahorrarle halagos. Para mí fue un descubrimiento, pues su nombre no me sonaba, pero al ver su foto comprendí que había visto alguna película suya. Recientemente vi un episodio de la vieja serie "Colombo" en el que a Werner le correspondía el papel de sofisticado asesino de su suegra, algo que devolvió a mi memoria a este hombre rubio, de ojos vivos y aspecto "interesante".

La primera vez que vi un film de Oskar Werner fue en 1970, cuando asistí en el viejo Cine Dorado de Zaragoza a la proyección de "Las sandalias del pescador" (1968), una película que, basada en una famosa novela de Morris West, dirigió Michael Anderson con un reparto notable: Anthony Quinn, Lawrence Olivier, Vittorio de Sica y David Jansen, entre otros; la película gira en torno a Kiril Lakota, un obispo ucraniano que termina siendo coronado Papa con el nombre de Cirilo I y a Werner le corresponde el papel del Padre David Telemond, un sacerdote que mantiene tesis heterodoxas sobre la fe católica y que está siendo sometido a un proceso canónico por el Santo Oficio, un personaje en el que muchos quisieron ver la figura del teólogo francés Teilhard de Chardin. Una película interesante y amena en la que el papel del actor austriaco no pasa, ni mucho menos, desapercibido.

Al leer la noticia de su óbito, descubrí que había visto una segunda película protagonizada por él: "El viaje de los malditos" (1976), uno de esos dramas de judíos en la época nazi que dirigió Stuart Rosenberg con otro reparto estelar: Max Von Sydow, Faye Dunaway, James Mason, Malcolm McDowell, Lee Grant, Orson Welles, Ben Gazzara, José Ferrer, Fernando Rey, ... Werner encarnaba a Egon Kreisler, un sofisticado y aristocrático profesor de origen judío que forma parte con su esposa, Faye Dunaway, del pasaje de un barco que deporta judíos a Cuba. El film es un dramón de "aquí te espero" y Oskar Werner desempeña uno de los papeles más lucidos del film, aunque fue Lee Grant quien terminó siendo nominada al Oscar. Lo curioso del caso es que, entre mi ignorancia cinematográfica y mi notable incapacidad para fijar parecidos, hasta la muerte del actor pensé que quien hacía el papel de Kreisler era Anthony Hopkins ... que nadie me pregunte las razones de la confusión, pues queda claro que ambos actores no se parecen precisamente demasiado.

Pero repasando la biografía de Oskar Werner se descubre que probablemente los momentos más importantes de su carrera tienen bastante que ver con François Truffaut, posiblemente el más importante y genuino representante del movimiento llamado la "nouvelle vague". Dos de las películas más representativas de Truffaut tienen a Werner como uno de los protagonistas principales. "Jules et Jim" (1962) fue una película de culto que convirtió al austriaco en un intérprete de proyección internacional; compartiendo cartel con una actriz tan interesante y enigmática como Jeanne Moreau y con Henri Serre, formaron los tres un triángulo amoroso y el film se convirtió en auténtico icono del cine europeo. La historia se desarrolla antes, durante y después de la I Guerra Mundial, está basada en un libro de Henri-Pierre Roché y al parecer relata hechos reales, pues los personajes existieron en la realidad.

La otra película en la que Werner trabajó para Truffaut fue todo un mito del momento: "Fahrenheit 451" (1966), una especie de ciencia ficción británica en la que alternaba con otra artista singular -y excelente, por cierto- como Julie Christie, ganadora de un Oscar por "Darling" (1965) y candidata a otros tres más. La película sitúa la acción en 1990, entonces un futuro más bien lejano, cuando la tarea de los bomberos ya no es apagar fuegos sino quemar libros: toda una idea tan atractiva como tremenda. Werner desempeñó el papel del bombero Montag y el rodaje supuso su distanciamiento total de Truffaut, con quien mantuvo graves disparidades en torno al guión, llegando al final de aquél a sabotear algunas escenas, hecho que supuso el fin de una larga amistad y el que no volvieran a trabajar juntos. La película también se fundamenta en una novela de éxito escrita por Ray Bradbury.

Otras dos películas importantes de Werner fueron "El barco de los locos" (1965), de Stanley Kramer, en la que actúa junto a Vivien Leigh, Simone Signoret, José Ferrer y Lee Marvin y donde encarna al médico de un barco de pasajeros alemán que parte de Veracruz con destino al puerto de Bremerhaven, en la República de Weimar y "El espía que surgió del frío" (1965), de Martin Ritt, basada en la novela de John Le Carré y en la que mantuvo un memorable duelo interpretativo con Richard Burton. "El traidor" (1951), un film menor de Anatole Litvak, en el que trabajó con Richard Basehart y Gary Merrill e "Interludio de amor" (1968), un drama dirigido por Kevin Billington en el que representa el papel de director de orquesta son otras dos películas reseñables del actor. Queda dicho que su carrera fue corta y su personalidad compleja, como lo demuestra que en la puerta de su casa llegara a colocar un cartel que decía "Concedédme que os pida de no visitarme sin previo aviso", el que cancelara un contrato de siete años con la "20th Century Fox" al año de firmarlo y que se mostrara como un convencido pacifista, luchador contra los nacionalismos y contra el antisemitismo. Cuentan quienes le oyeron en versión original que poseía una voz peculiar, de aire casi hipnótico, modulada de forma suave y poética y con un ligero acento vienés.

11 comentarios:

Tommy dijo...

Por añadir algo más a lo ya dicho, Werner fue candidato al Oscar en 1965 por "El barco de los locos".

A propósito de "Fahrenheit 451", me pregunto si Ray Bradbury llegó a imaginar cuando escribió la novela que algún día se inventaría el libro electrónico. A mí no me parece mal invento, aunque ese placer que tenemos algunos en husmear en librerías de las llamadas de viejo en busca de ejemplares descatalogados o de muy difícil localización no creo que lo supla jamás la informática.

Modestino dijo...

Me faltaba el dato de la candidatura al Oscar. En cuanto al libro electrónico, yo sigo aferrado al papel ... a ver lo que tardo en caer.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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