22 de enero de 2013

El éxito del camaleón

Las candidaturas a los Oscar son oficiales desde hace días; una primera lectura de los nominados, desde la perspectiva de alguien con tan poco conocimiento de la actualidad cinematográfica como yo, hace que me llamen la atención varias cuestiones: en primer lugar la aparente fuerza que tiene la figura de Steven Spielberg, quien con su film "Lincoln" parece aspirar de nuevo a unas cuantas estatuillas; desde luego ha elegido un personaje muy atractivo. También destacan la relevancia, cuando menos popular, de unas cuantas de las películas incluidas en la lista de las mejores: "Argo", que parece haber ganado el primer set con su éxito en los "Globos de "oro", "La vida de Pi", uno de esos films de los que la gente habla y no para, la referida "Lincoln", "Los miserables",´basada en una obra maestra que siempre da tanto juego como la de Víctor Hugo, "La noche más oscura", centrada en un hecho tan relevante como la "caza y captura" de Bin Laden o el original talento innato de Tarantino, en esta ocasión con "Django desencadenado". Notable también el nivel de los candidatos a los Oscar que premian a los mejores actores de reparto, en cuya lista aparecen nombres tan llamativos como Sally Field, Helen Hunt, Robert de Niro y Tommy Lee Jones. No obstante, si hay un candidato claramente "ganador" es sin duda Daniel Day-Lewis, un actor que ya tiene dos estatuillas en propiedad, dos nominaciones frustradas y que todo hace indicar se va a llevar de nuevo el gato al agua con su magistral recreación del Presidente de los Estados Unidos que consiguió abolir la esclavitud..

Daniel Day-Lewis es un actor sólido, con una capacidad tremenda de adaptarse a cualquier papel: basta contemplar su filmografía para darse cuenta que es capaz de transformarse camaleónicamente en muchos papeles. Además da la sensación que se trata de una persona seria, que selecciona sus trabajos y que ha mantenido una carrera regular, por encima de otros grandes de su generación que posiblemente han caído más veces en la tentación de lo comercial o en la inconstancia. Las dos primeras intervenciones de Daniel Day-Lewis en películas importantes lo fueron con papeles secundarios, así tuvo una modesta aparición en la oscarizada "Gandhi" (1982) y otra algo más relevante en la versión del Motín de la Bounty que realizó Roger Donaldson, "Motín a bordo" (1984) con un reparto excepcional: Mel Gibson, Anthony Hopkins, Lawrence Olivier, Edward Fox y Liam Neeson. Su primera película como protagonista fue ya una muestra clara de su "camaleonismo", interpretando a un punkie en "Mi hermosa lavandería" (1985), cinta que nos ofrece una visión sobre la vida de la comunidad asiática en el Londres de la época Thatcher. De esta primera época cabe destacar dos excelentes películas más: "Una habitación con vistas" (1986), uno de esos films tan elegantes de James Ivory en el que de su antiguo papel de punkie pasa al de dandy y "La insoportable levedad del ser" (1988), de Philip Kaufman, en la que, trabajando junto a Juliette Binoche, encarna a un mujeriego cirujano checo.

El primer Oscar lo consiguió el actor en 1989 con su trabajo en "Mi pie izquierdo", un galardón merecidísimo que premiaba una interpretación dura y esforzada en la que Lewis asume la piel de Christy Brown, un pintor, poeta y escritor irlandés aquejado de parálisis cerebral cuyo único miembro con vida propia era su pie izquierdo, con el que aprendió a escribir y pintar. El esfuerzo en el rodaje de la película por parte del actor tuvo que ser verdaderamente titánico; el film lo dirigió el irlandés Jim Sheridan y la compañera de reparto de Daniel, Brenda Fricker, se llevó la estatuilla a la mejor actriz secundaria. La siguiente interpretación brillante la realizó en 1992 con un libreto clásico y repetido: "El último mohicano", una película que dirigió Michael Mann, con una banda sonora espléndida y rodada en unos escenarios sobrecogedoramente bellos. En ella le corresponde el papel del mestizo Nathaniel, que junto al indio Uncas protegen a Cora y Alice, hijas del Coronel Munro, en la durísima lucha del ejército inglés en la frontera del Canadá contra los indios. La estadounidense Madeleine Stowe es su compañera de reparto.

Una película que me gustó especialmente fue "La edad de la inocencia" (1993), un film en el que Martin Scorsese mostró su vena más romántica al adaptar la magnífica novela de Edith Warthon. Day-Lewis muestra de nuevo su versatilidad y pasa de ser un noble y honesto mohicano a brillar como Newland Archer, un joven abogado de buena familia que está prometido con una rica heredera y a quien seduce nada menos que a una condesa y se mueve como pez en el agua en el ambiente aristocrático del Nueva York de finales del XIX. Winonna Ryder, nominada al Oscar por esta película, y Michelle Pfeiffer son la compañía de lujo del actor. El mismo año vuelve a cambiar radicalmente de estilo con otra película excelente, "En el nombre del padre", una cinta en la que vuelve a trabajar con Jim Sheridan para versionar brillantemente los casos de los Cuatro de Guildford y los Siete de Maguire; aquí encarna a Gerry Conlon, un ladrón de poca monta de Belfast a quien destroza la vida un tremendo error policial y judicial, una interpretación que le valió su segunda candidatura, esta vez frustrada, al Oscar; Emma Thompson vuelve a ser una partenaire perfecta. Menos relevancia tuvo "El Crisol" (1996), una versión del drama de Arthur Miller "Las brujas de Salem" dirigida por Nicholas Hytner y en el que comparte de nuevo reparto con Winona Ryder, además de con un grandísimo actor muy caro de ver: Paul Scofield, el gran Tomás Moro de "Un hombre para la eternidad"; aquí da vida a John Proctor, un joven agricultor implicado en el proceso por brujería; la crítica fue muy dura con el film, aunque alabó unánimemente el papel de Daniel Day-Lewis. En 1997 vuelve a trabajar con Sheridan en "The Boxer", otra película ambientada en Belfast y donde el actor interpreta el papel de Danny Flynn, un miembro del IRA que tras 16 años de cárcel se quiere rehabilitar con el boxeo, una película que no tuvo ni de lejos el éxito de "En el nombre del padre".

Uno de los papeles donde Day-Lewis mostró su capacidad de adaptación de manera más llamativa y brillante fue el de Bill Cutting, un carnicero psicópata y asesino que lidera a los nativos de Nueva York frente a "Los Conejos Muertos", un grupo de pandilleros de origen irlandés que viven en un ghetto y le presentan batalla; la película, "Gangs of New York" (2002) produjo en su día una gran expectación y su director, Martin Scorsese, exhibió todas sus capacidades, consiguiendo diez nominaciones al Oscar, entre ellas la de Daniel Day Lewis, si bien no cuajó ninguna, debiendo conformarse el actor nacionalizado irlandés con un premio "Bafta". En la cinta compartió cartel con leonardo di Caprio, Liam Neeson y Cámeron Díaz. En "La balada de Jack y Rose" (2005), de Rebecca Miller da vida a Jack Slavin, un viejo hippie que malvive con su hija en los restos de una comuna y que padece una enfermedad terminal, todo un drama. Una película dura, con filosofía propia y que no tuvo el éxito de otras.

Con "Pozos de ambición" (2007) llegó la cuarta nominación al Oscar, y esta vez Daniel Day-Lewis obtuvo una segunda y merecida estatuilla; el film lo dirigió Paul Thomas Anderson y esta ambientado en el estrellato del petróleo en la frontera de California a principios del siglo XX; el actor consiguió su Oscar interpretando a Daniel Plainview, un luchador que que pasa de ser un minero extremadamente pobre a convertirse en un magnate del petróleo hecho a sí mismo; como suele ocurrir tras el éxito vienen la corrupción, la mentira, el olvido del pasado y la renuncia a los viejos valores. Una ocasión más en la que el actor de origen judío se muestra plenamente identificado con un papel nuevo y distinto. En 2009 estrena "Nine", dirigida por Rob Marshall y con un cartel espectacular: Marion Cotillard, Sophia Loren, Nicole Kidman, Judi Dench, Penélope Cruz, Stacy Ferguson y Kate Hudson acompañan a Day-Lewis, que se transforma en Guido Contini, un director de cine, está tratando de planear su próxima película después de un fracaso rotundo. La película acabó siendo un desastre en taquilla y no se libró de duras críticas.

Daniel Day-Lewis es un actor con personalidad propia, muy alejado de la prensa del corazón y reservado de su vida privada; elige bien sus papeles y no acepta cualquier proposición de trabajo, de hecho se asegura que ha rechazado papeles en películas como "El Señor de los anillos", "Shakespeare in Love", "Philadelphia" y "Solaris". "Lincoln", dirigido nada más y nada menos que por Steven Spielberg, es su gran oportunidad de entrar en la historia con un tercer Oscar, algo que solamente han conseguido Jack Nicholson, Walter Brennan, Ingrid Bergmann y Meryl Streep, aunque ninguno de ellos tiene el pleno como actor principal, de manera que Day-Lewis les superaría y solamente tendría por encima a la gran Katherine Hepburn, que logró cuatro, todos como mejor actriz. No cabe duda de que Lincoln es el papel que le faltaba a este actor para convertirse en una leyenda y, posiblemente, en el actor con más capacidad de adaptarse a los papeles de la historia.

16 comentarios:

Reina Reyes dijo...

Se quita uno el sombrero ante este actor. Eso es el don que tan sólo unos pocos tienen, por ello, son únicos.Gracias por este gran artículo.

veronicia dijo...

Me queda pendiente la película así que no puedo opinar sobre la interpretación de éste actor tan impresionante al que la única pega que le pongo es que parece que no le gusta trabajar de lo poco que se prodiga...
En realidad no me importa mientras el Oscar a la mejor película sea para Argo (La noche más oscura es brutal, en el primer minuto te pone la carne de gallina)

tomae dijo...

Yo vi la de Django con mi mujer y los dos disfrutamos mucho ... También vi Argo y la encontré buenísima.

En cuanto a Daniel, opino como tú Modestino, un excelente actor y como pocos de aquellos que piensas que seleccionan ellos los papeles para hacerse carrera sin coger cualquier cosa ... en este sentido me recuerda a Harvey Keitel

Modestino dijo...

Reina Reyes, gracias a ti por entrar aquí.

Modestino dijo...

Me cuenta un cinéfilo que conoces bien, Veronicia, que Daniel Day-Lewis selecciona sus papeles y dedica muchísimo tiempo a prepararlos y meterse a fondo en el personaje, así estuvo un año estudiando y trabajando su personaje de "Pozos de ambición" y aprendió a partir carne con un cuchillo para su papel de carnicero en "Gangs de Nueva York".

Modestino dijo...

El estilo Tarantino no me va demasiado, Tomae, excesivamente "gore".
Harvey Keitel me trae inmediatamente a la cabeza una película formidable: "Smoke".

tomae dijo...

El peso del humo que desprende un cigarrillo es igual al peso de la ceniza que queda de él ...

("Smoke")

Modestino dijo...

Habrá que profundizar en la frase ...

Anónimo dijo...
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Stretching the limits of my imagination dijo...

Muy bueno tu blog!, te sigo!
slds desde Londres,
Sergio.

Tommy dijo...

Por añadir algo al gran artículo (que realmente lo es) de Modestino, diré que la primera aparición de D.D.L. en la gran pantalla fue cuando tenía doce años en "Domingo, maldito domingo" (1971) de John Schlesinger. Como suele decir el propio actor, sale en una escena donde hay un grupo de niños y se le puede reconocer porque es que tiene la nariz más grande de todos ellos. En cuanto a "El crisol", una gran interpretación a veces va acompañada de un gran doblaje, y éste fue el caso. La voz española de D.D.L. era del actor zaragozano José Luis Gil, hoy archipopular gracias a "Aquí no hay quien viva" y "La que se avecina", en uno de sus no muchos papeles dramáticos importantes, pues lo que más dobla son comedias y animación. Y hablando de comedias, D.D.L. también protagonizó una que tenía cierta gracia, "Un señorito en Nueva York" (1988), sobre la novela "Barras y estrellas" de William Boyd, en la que hacía de megapijo inglés tratando de hacer negocios con los estrafalarios miembros de una familia de la América más rústica y profunda. Sobre lo que dice Tomae, esa frase del humo, que la dice William Hurt en la primera escena de "Smoke" y que se atribuye a sir Walter Raleigh, siempre me ha parecido, aunque me apresuro a confesar que no soy fumador, una metáfora de la literatura de mi admirado Paul Auster, a la sazón guionista de "Smoke". Te hace disfrutar muchísimo mientras lo lees, como el fumador mientras degusta un buen cigarro, y al final, cuando terminas la lectura, la magia creada por el artificio de ficción que siempre es la novela se desvanece como el humo, aunque siempre deja un estupendo recuerdo. ¿No estás de acuerdo, amigo Brunetti, austeriano de pro como tú eres?

Tommy dijo...

Perdón por la repetición. Hay días que el teclado y yo no nos ponemos muy de acuerdo.

Modestino dijo...

Tranquilo, si te parece borro el primero.

Modestino dijo...

Un saludo, Sergio, bienvenido a esta tu casa.

Anónimo dijo...

Yo lo recuerdo en esa pelicula romanticona y dulce ,pero que no me cansa volver a ver "Una habitacion con vistas"

Brunetti dijo...

Por alusiones de Tommy.

Como buen austeriano (o eso creo), he visto las dos únicas películas de las que tengo noticia que haya dirigido el gran Paul: "Smoke" y "La vida interior de Martin Frost".

La primera de ellas me pareció una cinta excelente, si bien reconozco que mis opiniones sobre cualquier trabajo suyo están mediatizadas por la devoción que le profeso.

La segunda no me cautivó tanto (creo que la crítica la puso literalmente a caldo), pero, como mínimo, pude disfrutar de la belleza (sencilla y natural, nada sofisticada) de su hija Sofhie.

Aparte de ver la película, confieso que, previamente, ya había leído el guion de "La vida interior de Martin Frost", por lo que, mientras la veía, creía estar sufriendo un constante "déjà vu".

Un abrazo, amigos.