9 de enero de 2012

El establecimiento discreto



Es el tiempo de las grandes superficies, de los establecimientos puestos a todo plan; parece que esas pequeñas tiendas especializadas, familiares, recoletas y de clientes fijos están casi llamadas a la extinción. Por eso uno se siente reconfortado cuando descubre que hay algunas que resisten el paso del tiempo y sobreviven a la riada de modernidad y globalización que nos ha invadido por todas partes desde hace ya unos cuantos años.

Estaba ayuno de ideas para ilustrar el post del lunes, algo peligroso si no olvidamos que es bueno empezar con tino la semana, máxime si se trata del lunes "de vuelta al cole", y encontré casi por casualidad una referencia a la Librería "Bayer", una pequeña tienda especializada en libros jurídicos ubicada en la Rambla Nova de Tarragona, muy cerca de la Plaza Imperial Tarraco. Estoy seguro de que mis amigos juristas de dicha ciudad han entrado -y por lo tanto salido- de tal establecimiento en multitud de ocasiones y que sienten hacia quienes atendían al público en mi época -en estos momentos ignoro si ha habido cambios al respecto- la misma secreta y callada admiración.

Mis recuerdos de esta tienda se remontan a los inicios de los años 80, cuando empezaba a preparar la oposición y aquélla era prácticamente el único lugar de Tarragona donde podía encontrar una publicación relacionada con el Derecho. Atendían -me encantaría confirmar que lo siguen haciendo- quienes entonces eran dos jóvenes mujeres a las que podría definir perfectamente con tres palabras: educación, eficacia y discreción. Yo soy por naturaleza tímido y por entonces aún lo era más, razón por la cual nunca intercambiaba más palabras que las estrictamente necesarias para una compra, un encargo o una consulta, algo que ahora lamento porque cuando uno es bien atendido debería aprender a ser más expresivo y agradecido.

La librería, que también era papelería, se llama "Bayer", un nombre que me llamaba la atención, pues me sonaba a aspirina y a equipo de fútbol alemán, pero no a nada relacionado con el mundo de las leyes. Dentro de ella, la recuerdo pequeña y escasa de grandes lujos, todo era pulcritud y limpieza, y las dos citadas señoritas -siento la palabra políticamente incorrecta, pero al menos por entonces era la que mejor las definía- te atendían con una gran amabilidad y hacían fácil salir satisfecho de la gestión. Nunca supe sus nombres, pero fueron testigos de mi prehistoria profesional, y en cierto modo con ellas -y con otros- fui creciendo en mis ilusiones que gracias a Dios acabaron convirtiéndose en realidad. Por eso puede ser esta la ocasión para, desde la distancia, agradecerles su colaboración y su paciencia.

Por entonces la Librería "Bayer", que con el tiempo he descubierto que también existe en Barcelona y en Girona, podía ser la pequeña especialista en derecho de una ciudad de provincias, pero esto no significa ni limitación ni defecto, la prueba es que allí sigue viva y con la discreción y la eficacia de siempre.

18 comentarios:

paterfamilias dijo...

Cierto, estos establecimientos tienen su encanto.

PS Sigo sin encontrar la relación que esta entrada tiene con los sevillistas, tal y como adelantaste en un comentario el día de Reyes (de los Magos, no del jugador del Sevilla)

Modestino dijo...

Disculpame, amigo .... eso me pasa por adelantar acontecimientos. La entrada que decía sale mañana, ok?.


Lo siento, paciencia ...

Susana dijo...

Me recuerda a una pequeña papelería del barrio de mis padres. El otro día la volví a ver y me hizo mucha ilusión. Un beso.

Brunetti dijo...

Por desgracia, la cerraron hace ya casi un par de años, querido Modestino, coincidiendo con la jubilación de una de las dueñas o dependientas (no eran tan jóvenes como imaginabas: el tiempo, que todo lo empequeñece o agranda, dependiendo de qué).

Parece que el local está en traspaso, pero ahí sigue todavía, con la persiana echada, quizá a la espera de mejores tiempos.

Un abrazo, feliz retorno a la normalidad.

Maireen dijo...

Estas vacaciones he experimentado el empobrecimiento del comercio en mi ciudad. Ahora tenemos Corte Inglés, muchísimas franquicias y varias grandes superficies, pero resulta casi imposible encontrar cosas sencillísimas que se encontraban fácilmente en cualquier tiendecita de mi infancia y juventud. Aunque parezca increíble, no he podido comprar algo tan simple como un paquete de etiquetas adhesivas redondas.

Modestino dijo...

¡Vaya!, así que mi gozo en un pozo, todo tiene fecha de caducidad.

Modestino dijo...

Ah, Brunetti .... hace 30 años eran todavía jóvenes.

Brunetti dijo...

Incluso nosotros éramos jóvenes hace 30 años.... Unos pipiolos.

Modestino dijo...

Juventud, divino tesoro ...

Peque dijo...

Recuerdo esas tiendas de ultramarinos en las que podías comprar de todo, desde velas hasta legumbres, chicharros, y, por supuesto, bacalao en salazón. El olor era muy característico, una mezcla de especias y bacalao, pero comprabas de todo.
También recuerdo las droguerías de toda la vida: " el suelo de la cocina resbala cuando lo friego", "pues toma esto y ya verás como ya no resbala", vete ahora a que te ayuden con un problema de ese tipo, no tienen ni idea de lo que venden, ¡qué nostalgia!

opinadora dijo...

En Huesca está la tienda más antigua de España "La confianza",que es algo más que una tienda.

tomae dijo...

Recuerdo esa tienda "Bayer" Modestino, nunca llegué a entrar pues mi ámbito "privado" versus el "publico" (de opositor) no llegó a interesarme demasiado; aunque hubo una época que quise ser bombero y por cuestiones de edad ya no entraba en el cupo...

Ya que mencionas lo del fútbol, también recuerdo una época donde hubo una tentativa de "Bayer" (la de Leverkusen y frabricante de la aspirina) por hacerse con los derechos del Nástic de Tarragona e impulsar a el decano de los equipos de la Liga (después del Huelva) a dimensiones estratosféricas...

...Hace 30 años yo no había cumplido los 14; pero con un amigo nos colamos a ver La Fuga de Alcatraz en la 1 remodelación del Metropol, lo recuerdo perfectamente porque el acceso a la sala era por una especie de túnel...

Brunetti, con permiso, eres un "aguafiestas" en vez de haber anunciado el cierre del local, podrías haber dicho que aquellas bellas damas se jubilaron, pero dejaron el negocio a sus hijas y sobrinas (unas simpáticas, rubias y monísmas jovenes de Tarragona; ¡que las hay!) ...

Modestino dijo...

La confianza se merece un post exclusivo. Intuyo que las bellas damas eran solteras, Tomae.

veronicia dijo...

Yo estoy ayuna de ideas para comentar...
Pero si tuviera una librería serviría café, y no sería una franquicia.

Brunetti dijo...

En efecto, eran solteras y no muy agraciadas físicamente, las pobres. Aunque educadísimas y siempre atentas.

Si quieres ver chicas guapas, rubias, morenas y simpáticas, querido Toame, bastaría con que te acercaras justo al local de al lado (puerta con puerta con la exlibería), donde hallarás el magnífico (sic) bar "Monza".

El único problema es que, si consigues entrar, lo más probable es que te quedes pegado al mostrador y al suelo y no puedas volver a salir de allí.

Salud!

Modestino dijo...

Ostras!, el "Monza", todo un fenómeno social. Ahí iba a ver algún partido del PLUS.

sunsi dijo...

La de veces que habré pasado por delante de esta librería, Modestino. Jamás entré. Este Brunetti con tan malas noticias;-) Y que las chicas no eran agraciadas... En su caso, por lo visto no casa el refrán "La suerte de la fea la guapa la desea". Lo digo por el dato de la soltería... O igual ningún galán estuvo nunca a la altura de su educación y discreción. A saber...

Me parece que Adserá está cubriendo bastante bien este tema de libros para juristas. Y no me es nada difícil imaginarte perdido entre sus estantes.

Un saludo, jurisconsulto.

Modestino dijo...

"Adserà" es santo y seña tarraconense, aunque siempre me pareció un poco caos. De cualquier forma la prefiero a "La Capona", donde me daba la impresión de que iban un poco de "entendidos".