3 de octubre de 2011

Ídolo caído



El "Heraldo de Aragón" de ayer dedicaba dos de las páginas de información local a relatar la triste situación en la que se encuentra el ex-campeón del mundo de boxeo Perico Fernández. El púgil maño, que vivió su época de esplendor mediados los años 70, se encuentra en la más absoluta miseria, teniendo que dormir en un vehículo o en la entrada de uno de los establecimientos hosteleros que abundan en Francisco Vitoria. Desde hace bastantes años he venido escuchando de diferentes fuentes que el hombre andaba sin un duro, viviendo de favores y trampeando la vida por esa zona zaragozana donde abundan no sólo los lujos y la buena vida, sino también demasiados juguetes rotos que olvidan tiempos mejores de barra en barra.

La vida profesional de Perico Fernández la tengo grabada en la cabeza casi fecha a fecha; siendo ya muy joven Perico, que es "tartaja" y se había criado en el Hogar Pignatelli zaragozano, apareció en el panorama boxístico aragonés como la nueva perla del boxeo nacional. No era Aragón tierra de grandes boxeadores, aunque en los 60 Luis Aísa y Valentín Loren fueron en distintos momentos campeones nacionales de los pesos plumas, aunque la fama del segundo se forjase en un episodio más "chusco", cuando le soltó un "upercut" al árbitro que le dio como perdedor en la Olimpiada de Tokyo (1964). Perico traía fama de gran estilista, de ser uno de esos boxeadores de enorme técnica y habilidad, así como de poseer un golpe de derecha durísimo. Me acuerdo perfectamente la enorme expectación que levantaban en la prensa aragonesa de la época -"Heraldo", "El Noticiero", "Amanecer", "Aragón Express", "Zaragoza Deportiva", ...- los éxitos del entonces jovencísimo púgil al que todos auguraban un futuro glorioso. Entrenaba al boxeador Martín Miranda, un hombre que había dedicado su vida a este deporte y que conocía todos los secretos e intríngulis de un mundo tan complicado como éste.

En efecto, la ascensión al olimpo de Perico fue vertiginosa y el 3 de marzo de 1973 se hacía con el campeonato español de los superligeros al vencer al veteranísimo sordomudo -38 años- Kid Tano, quien llevaba años manteniendo el título y pertenecía a una generación de formidables púgiles canarios -Juan Albornoz "Sombrita", Domingo Barrera Corpas, ...-. El zaragozano mantuvo su título en julio del mismo año frente a José Ramón Gómez Fouz, un asturiano que había sido medalla de bronce en las Olimpiadas de Múnich (1972), ganaría años después el título europeo y ahora destaca nada menos que como novelista y en marzo del siguiente frente a otro superveterano, Manolo Calvo, un boxeador que en su día había sido Campeón de Europa de los plumas. El 26 de julio de 1974 Perico se hizo con el campeonato europeo a la primera, imponiéndose a una leyenda de la época, Toni Ortiz -en la foto-, uno de esos fajadores rocosos e inasequibles al desaliento que acabó noqueado en el último asalto tras una exhibición de esgrima del maño. El mes de agosto siguiente Perico se impuso a domicilio al italiano Pietro Ceru, que solamente le aguantó dos asaltos y toda España soñó con que el aragonés pudiera rememorar a "Sangchili" José Legrá y Pedro Carrasco, únicos púgiles que hasta entonces habían conseguido llegar a campeones del mundo.

La ocasión llegó enseguida, ya que el titular mundial de la categoría, el legendario boxeador italiano Bruno Arcari, se había visto obligado a pasar a un peso superior, quedando el título vacante y decididiendo la WBC que el titulo mundial lo disputaran en Roma el 21 de octubre siguiente Perico y el japonés Lion Furuyama. Los japoneses en el boxeo se portaban como en la guerra: eran valientes, no se rendían nunca y se jugaban la vida; por aquella época, sólo de memoria, recuerdo que  destacaban  nombres como el de Masao Ohba, Koichi Wajima, Yoshiaki Numata y Kuniaki Shibata. Tengo vivo en la memoria  el combate en cuestión y cómo a lo largo de su desarrollo Perico Fernández se mostró conservador y poco combativo; el nipón era como una roca y Perico apenas le hizo daño, aunque también es cierto que tampoco recibió apenas golpes. Al estar desierto el título, no cabía match nulo y, como si fuera hoy, tengo grabadas las palabras del locutor que retransmitía para TVE: "me temo que el título se va a ir al país del sol naciente", frase que acabó siendo una profecía errada, pues el árbitro principal levantó el brazo del español y Perico se convirtió en el número uno del mundo de su categoría. El púgil hispano alegó al finalizar el combate que no lo pudo hacer mejor por boxear casi desde el principio con una costilla rota.

La primera defensa del cetro mundial del boxeador zaragozano fue brillantísima: el combate se celebró en Barcelona el 19 de abril de 1975 y el rival era un brasileño con fama de estilista de primer nivel, Joao Henrique. También fui testigo televisivo del combate, que creo recordar se celebró un sábado por la noche y en el que recuerdo que el carioca le puso al principio las cosas difíciles al español, demostrando que efectivamente era un rival de cuidado. Pero  pronto se vio que Perico andaba "enchufado" y en el octavo asalto le soltó un "upercut" que le lanzó fulminantemente a la lona, de la que ya no fue capaz de levantarse. La apoteosis fue espectacular y, tras obtener el campeonato en una pelea más bien mediocre, el brillante triunfo ante Henrique reforzó la condición de Perico Fernández de héroe del deporte nacional. El éxtasis del boxeador coincidió con la época más dorada de los "Zaraguayos" de Carriega, que compartieron con el púgil la condición de dueños y señores del deporte en Aragón.

Por entonces yo estuve a punto de conocer al boxeador aragonés: yo cursaba COU y un compañero de clase conocía a Perico, pues al parecer su madre le había echado una mano en sus inicios, cuando el mozo se buscaba la vida sin tener oficio ni beneficio. Así surgió la oportunidad de que viniera a compartir un rato con los de clase, si bien en aquellos días yo andaba de médicos por una lesión futbolística y me quedé sin estar con el "ídolo". Mis compañeros me contaron que Perico se mostró como un hombre simpático y desenfadado, con ese carácter en parte ingenuo y en parte fanfarrón que le caracterizaba, dejando constancia en cuanto podía que él era campeón del mundo. El profesor de filosofía, mentor de la tertulia, ya pronosticó entonces que estas épocas de gloria solían acabar pronto y mal cuando no existía formación ni voluntad de mejora, y sus palabras acabaron siendo premonitorias.

La caída estaba a la vuelta de la esquina, mucho antes de lo que se podía pensar. En un mundo como el del boxeo, y con unos antecedentes como los de Perico, podía esperarse que la fama se le subiera a la cabeza, pero todos pensábamos que aún había campeón para rato. No pudo ser así, y he de confesar que ya me empezó a sonar raro el montaje organizado para la siguiente defensa de la corona, que le iba a enfrentar a un hasta entonces desconocido boxeador thailandés llamado Suansak Muangsurin y se había programado para el 15 de julio siguiente en Bangkok. Perico iba de medio de comunicación en medio de comunicación, pues los grandes "gurús" periodísticos de la época -José María García, Isabel Tenaille, Íñigo, ...- le buscaron para sus programas y hablaba de su combate con Muangsurin, a quien denominaba "el chino" con una frivolidad preocupante, máxime cuando ya se sabía que el tipo era conocido en su país como "la sombra del diablo". Así, el día señalado, con una temperatura en la capital thailandesa que superaba los 45 grados, Perico Fernández se desfondó y acabó tirando la toalla en el octavo asaltó. La magia se acabó entonces, Perico ya no vendía y vinieron tiempos dedicados a grabar discos, casarse y descasarse y vivir a todo plan, muy lejos del gimnasio y los cuidados necesarios para ser campeón con vocación de continuidad. Tuvo tiempo de lograr el cetro europeo en dos ocasiones más (en 1976 frente al belga Fernand Roelands y en 1983 ante el español Alfonso Redondo), y de conseguir la revancha de Muangsurin en junio de 1977, en combate celebrado en Madrid en el que no dio la talla y acabó perdiendo a los puntos.

Desde el "chasco" de Bangkok la vida profesional y personal de Perico Fernández fue cuesta abajo, a pesar de los triunfos continentales citados nunca volvió a ser noticia importante en los medios nacionales por motivos deportivos. Grabó un disco con Tony Ronald, con una infumable canción en la cara "A" titulada "Fuera de combate", se inició en el jundo de la pintura, donde al parecer no lo hace del todo mal, frecuentó los programas más cutres de la tele, se casó varias veces y tuvo hasta cinco hijos. Hace muchos años que Perico Fernández es un juguete roto, pero ahora la situación es, al parecer, insostenible. En Zaragoza, la gente de bien de siempre, ha decidido hacerle un homenaje, imagino que lo que se obtenga solamente servirá de parche, pero es bueno ayudar a quien lo pasa mal y comenzar a escarmentar en cabeza ajena.


12 comentarios:

veronicia dijo...

La situación me estremece... no conozco nada de ése deporte(*).
Reflexion a parte el mundo está como para seguir los consejos de Esnaider...

Así que pongo una de las canciones que me anima es lunes y no nos hará ningún mal... creo que casi todos la recordareis.
http://www.youtube.com/watch?v=GWFjD_e9OAg&feature=related

Al Sr Perico Fernandez le deseo lo mejor.

*(Excepto por haber visto las pelis de Roky, Pulp Fiction, Marcado por el odio, La leyenda del indomable...)

Modestino dijo...

Magnífica canción. Puedes añadir "Campeón", en sus dos versiones, "Más dura será la caída", ...

Suso dijo...

Yo estuve en esa tertulia con Perico en el colegio. Divertida y con alguna fantasmada como el truco que contó , que pegaba con el pulgar en la yugular del contrario, le cortaba el riego, y el tipo caía fulminado.

Modestino dijo...

¡Qué fuerte!, no recordaba eso del pulgar a la yugular. Era como un niño grande, y así lo debe de seguir siendo.

Cuentan que se dedica desde hace años a arrimarse a quien le quiere seguir la corriente en pubs y bares de la zona de Francisco Vitoria, le invitan a una copa, le prestan unos duros, le compran tabaco, ... pero al final nadie le echa una mano de verdad.

Brunetti dijo...

Recuerdo que el ínclito José Mª García le estuvo ayudando durante mucho tiempo, cuando ya había caído y se arrastraba por Zaragoza, como una especie de agradecimiento por los servicios prestados cuando Perico vendía y lo llevaba a su programa de radio un día y sí y otro también.

Pero supongo que todo el mundo de cansa de ayudar a este tipo de personas, cuando compruebas que ellos no hacen nada por tratar de rehabilitarse.

Más que un homenaje, lo que este hombre necesitaría sería un trabajo, aunque imagino que tampoco será fácil arriesgarse a contratarlo para que te arme un pollo al segundo día, o no se presente al quinto, o se dé de baja a la semana.....

Modestino dijo...

Ayer en Heraldo de Aragón comentaban que Antonio González Triviño, alcalde de la ciudad durante un periodo de tiempo, le ofreció trabajar de conserje en el Ayuntamiento, a lo que Perico respondió que "si quería un portero fichara a Zubizarreta", lo que indica la peculiar idiosincrasia del tipo.

Me temo que nadie le enseñó nunca nada bueno, y lo único que sabe hacer es boxear.

tomae dijo...

A Perico como a otros le recuerdo tocándose la nariz y explicando que los boxeadores, por "comodidad" se operan del tabique nasal a fin de evitar roturas...(circunstancia que nunca acabé de creerme)

paterfamilias dijo...

¡Qué pena!

Gracias a Dios cada vez hay menos casos como éste.

Acuérdate también de la cantidad de ex-futbolistas que acabaron mal.

Modestino dijo...

Lo de operarse la nariz suena bastante a típicos ritos deportivos, a costumbres ancestrales y casi injustificadas.

Brunetti dijo...

No seas (tan) ingenuo, Modestino: la operación de nariz de Perico nada tuvo que ver con ritos deportivos ni costumbres ancestrales, sino con el consumo frenético y compulsivo de cocaína.

Y así le ha ido, al pobre.

Modestino dijo...

Dicen que hay bastantes tipos con dependencia de la coca.

tomae dijo...

Brunetti te aseguro que no soy capaz de imaginarme un consumo "moderado y prudente" de esa sustancia...