El domingo pasado asistí a la Santa Misa a la Parroquia de Santiago de Huesca; como se trataba de hora temprana -8,30 de la mañana- la ceremonia tuvo lugar en la capilla del santísimo, sita en un lateral. Había bastante más gente de la habitual y los bancos andaban casi llenos. Al poco de empezar la Misa entró una muchacha que me llamó la atención, era joven, delgada y por su indumentaria uno diría que venía de hacer footing; la chica captó mi atención por esa especie de empatía que uno siente por alguien casi sin saber porqué, tal vez porque es menos frecuente ver a alguien joven en la iglesia, porque su cara era agradable o vete a saber la causa.
No me acordé de ella hasta terminar el acto, momento en el que la chica se dirigió a la imagen de la Virgen ubicada en un lateral de la nave principal donde estuvo un buen rato rezando de pie y con la mirada dirigida a la Madre de Dios, posteriormente repitió la misma operación ante el Cristo ubicado al otro extremo. La mujer rezaba con sencillez, sin gestos ni posiciones forzadas y a la vez con toda la naturalidad, sin preocuparse de la opinión del resto ni importarle mostrar su piedad y su devoción. La imagen se me quedó bien grabada, me hubiera gustado acercarme y ponerle de manifiesto que envidiaba su talante, su forma de hacer, pero ni hubiera sido oportuno ni me gustan exceso determinadas actitudes que me parecen de personas que otean por encima.
Esta anécdota tan simple me sirvió de aprendizaje, de estímulo para actuar con naturalidad, para mostrar mis sentimientos religiosos cuando procede y sin remilgos. La piedad, cuando es ejercida sin postizos ni adornos resulta algo grato, que estimula y sirve de testimonio; no me ocurre lo mismo con esa piedad alambicada, casi barroca de algunos, ni con la excesivamente seria y cerrada, la de quienes parecen declarar incompatibles la devoción y la frescura, ni con la piedad artificial de quienes más que rezar, interpretan. La chica del domingo no aparentaba ni exageración, ni rigorismo ni teatro, era la de alguien que actua tal como le sale de adentro, que va, al hilo del célebre libro de Susana tamaro, "donde el corazón le lleva".
No se como se llama la moza, ni si vive en Huesca o está de paso, ni siquiera su nacionalidad, aunque juraría que era extranjera, pero da igual, el domingo ya hizo su obra buena.
15 comentarios:
Me ha recordado el "no tengais miedo" del Papa.
Y el cada vez mayor número de extranjeros que van a ver las procesiones en mi ciudad, Murcia.
A veces son las gentes que andan lejos de sus tierras, las que nos llaman la atención, recordándonos algunas verdades.
Sí, Driver, tenemos mucho ejemplo que tomar de estas gentes.
Eso de los que hacen de su fe un espectáculo, me ha recordado algo. La piedad verdadera no necesita de poses. Un beso.
Driver, no sabía que eras de Murcia. Una ciudad que me encanta y que, mutatis mutandis, acostumbro a comparar a quienes no la conocen con Barcelona (aunque en pequeña, claro).
Al hilo de lo que comentas de los extranjeros, me llamó muchísimo la atención que, hace un par de años, cuando visité su espléndida Semana Santa "salzillera", una gran cantidad de penitentes y de participantes (sobre todo, los músicos de las bandas de cornetas y tambores que acompañan los pasos), eran foráneos (sospecho que ecuatorianos en su mayor parte), muchos de los cuales eran niños de 8 ó 10 años, muy puestos y serios ellos en su papel. Me encantó esa estampa.
Además, pensé en aquel momento que, participar de esa forma en una fiesta tan arraigada en Murcia, era una manera fantástica de integración de esas personas y esos niños. Eso sí que es "cuidar la cantera".
Salud!
Yo sólo estuve una vez en Murcia: junio de 2002 -se celebraba el Mundial de Japón/Corea- y destacaría tres cosas: hacía un calor de mil pares de narices, todo el mundo estaba en la calle: una ciudad abierta y alegre y se trataba de una ciudad limpia, bonita y cuidada.
He leído varias veces este post, Modestino. El tercer párrafo...me recuerda a las capas de la alcachofa. Sin ánimo de ofender, también me ha saltado en la memoria un episodio que me hizo llorar. Mi primogénito vestido en chándal... limpio... que no había tenido tiempo de cambiarse y no le dejaron asistir a un acto eucarístico. Afortunadamente, la vida da muchas vueltas y, tras bastantes años de "apartheid",tras un proceso de "descontaminación", ahora se acerca a un sagrario con la dignidad que su conciencia le dicta. Y me pregunto: ¿Qué tiene en cuenta Dios? Si le dieran a elegir ¿qué preferiría: un corazón que se acerca libremente a Él o los gestos miméticos, ropajes,formas estereotipadas...?
Gracias por la reflexión, Modestino.
A la chica en cuestión le sentaba muy bien la doble camiseta: negra de manga corta y lila de tirantes ...;)
Lo que tienen los lugares pequeños es que te conoces con todos y de toda la vida... a mi no me gusta ir a la misa mayor el día de la Fiesta porque aquello parece la feria de las vanidades... y me apena.
Una de las cosas más espectaculares que he visto en mi vida, ha sido observar a un atleta joven que se pega un zamorrazo enciclopédico en el tartán de una pista deportiva.
Y luego observar cómo se levanta dolorido con la mirada en lo alto.
Y que recomienza a bracear y a correr.
Mientras que la cruz que lleva colgada del cuello, se balancea ostentosamente de un hombro a otro.
...
Creo que es de las imágenes más potentes que se puedan observar.
...
Hay días, que estoy a punto de dimitir.
Y esa imagen se me presenta con tal empuje, que tapa todos los agujeros del naufragio.
Consiguiendo que la nave.
Vuelva a navegar entre las olas.
Brunetti:
Aunque nací en Madrid, viví en Murcia 15 años, de los 3 a los 18.
Cuando me fui, tomé la decisión de hacerme miembro de la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesus Nazareno. Y así me obligo a volver cada año.
Desde entonces participo en la Procesión del Viernes Santo, donde salen los pasos del escultor Salzillo.
Un paso, el de "La Cena", ha participado en la reciente visita del Papa.
Mi verdadera tierra es la
A-7.
La mejor carretera del mundo.
La que discurre entre el cielo y la playa.
Gracias por la explicación, Driver.
Si sales en la procesión del Nazareno, seguro que en algún momento te vi, porque me la "tragué" entera. Osea, que nos conocemos. Y yo sin saberlo....
Creo que eran los nazarenos los que repartían caramelos y chucherías que guardaban en la panza, a modo de alforjas. Un detalle muy simpático por lo curioso.
P.D. Coincido plenamente con Modestino: juro ante un Código Penal (reformado) que no he pasado más calor en mi vida que en Murcia un mes de agosto de hace 4 ó 5 años. Por una vez, las calles estaban completamente desiertas: todo el mundo se había refugiado en el aire acondicionado de El Corte Inglés. Incluso yo acabé allí, aunque no tenía nada que comprar, antes de dar cuenta de un excelente arroz con verduritas de la huerta en El Rincón de Pepe, lo que me hizo sudar más aún, si es que ello era posible.
Salud!
Pues sí, los nazarenos tenemos la costumbre de repartir caramelos y viandas.
Hay dos explicaciones que creo se mezclan de forma confusa entre la tradición oral, el calor que aprieta, la penitencia y el hambre de media mañana.
Una es que los cofrades, comerciantes en su mayoría, devolvían parte de lo que habían robado a los espectadores de la procesión a lo largo del año (creo que esta explicación tiene que ver con el odio ancestral al pueblo judío).
La otra, más creíble en mi opinión, se basa en que la gente de la huerta venía de las pedanías próximas a ver la procesión, y se levantaban antes de que saliera el sol para darse un buen viaje en carreta (y así ahorrarse la posada);
dado que la mayoría era gente humilde, los cofrades tenían por costumbre alimentarles el espíritu con la vistosidad de los pasos, para a continuación alimentarles el cuerpo (os recuerdo que la procesión dura cinco horas, el sol aprieta, y si te cae encima es muy posible que te de un patatús, o dos).
Los castellanos y gentes del interior de la meseta, al ver como nos regalamos viandas y caramelos, no dudan en criticar a la procesión de "poco seria".
Es lógica su postura, pues nunca han cargado un paso bajo el sol durante cinco horas.
Si hubieran experimentado esa dulce agonía comprenderían que un simple caramelo se convierte en una suerte de maná dulce y glorioso, que devoras instigado por el sentido de la conservación, que se te desarrolla de forma aguda cuando el dolor simple es un espejismo, ya que la agonía más cruel domina todos y cada uno de tus extenuados músculos.
En fin, historias de mi pueblo.
Como decía mi abuelo:
"Si quieres sacar a un Cristo de más de 500 arrobas, no llames a las monjitas de la caridad.
Busca entre la gente más bestia, cuya cabezonería sea más poderosa que su sentido común, y que su amor por Cristo sea tan incuestionable que prefieren venir de las mismísimas Conchinchinas, que perderse un Viernes Santo.
Y si un año no salen, es porque han muerto.
Y así incluso, observan desde el cielo o el infierno, la procesión avanzando entre olor a azahar y fachadas barrocas".
Ya puestos...
En cuanto al calor os diré que es del tipo africano.
Creo que en algunos juzgados se considera un atenuante el que el termómetro pase de 40 grados.
"¡Usted asesinó a medio pueblo con un cuchillo de carnicero!"
"Señoría: tenga en cuenta que venía el viento de Argelia, del mismísimo desierto, empujando un aire reseco y falto de ánima, que al respirarlo, te provoca sed de sangre".
"¡Ordeeen!, ¡ordeeeen!.
Se aplaza la sesión hasta mañana.
¡Con este calor, en vez de Justicia, vamos a impartir extremauciones!"
;))
Tendremos que montar un encuentro a tres partes en Murcia ... y suena bien eso del arroz con verduritas.
¡Por Dios, Modestino!
No me nombres el arroz con verdura, que estoy de "Rodriguez" y me voy ahora al Carreful a comprarme la cena.
...
¡Ahora que lo pienso!
Me voy mejor al mesón gallego de la esquina a pegarme con un pulpo.
¡Y un buen Riveiro!
Publicar un comentario