Me encontraba el pasado día 12, festividad de San Benito, paseando por las rúas de Santiago, unas calles llenas de arte, historia, ambiente y misterio; una de las compensaciones que ofrece el hábito de "callejear" consiste en cruzarte y hasta chocar con otras personas, pues la gente sigue siendo lo mejor con lo que te puedes encontrar en cada sitio, algo especialmente grato en Santiago de Compostela, un lugar de encuentro donde te puedes tropezar con hombres y mujeres de toda procedencia, raza y pelaje. En un momento dado me llamaron la atención tres individuos de aspecto rudo y mediana edad que por el tono de sus conversaciones y el gesto seco de sus caras intuí que andaban crispados, actitud que chocaba con el aire agradable y relajado que ofrece la ciudad gallega en el mes de julio; no pude evitar poner la oreja y escuchar el comentario de uno de ellos, quién en tono notoriamente agresivo y vehemente afirmó lo siguiente: "¡Hay que ver la de dinero que entra aquí, y vete a saber a donde llega y a que bolsillos va a parar!": así, de un plumazo, el tipo lanzó su órdago y puso en tela de juicio a sujetos indeterminados, presumiendo que el turismo compostelano, en general, sin distinciones ni matices, andaba sembrado de corrupción y trampas. Me pareció ruin y estrecha la actitud de quien ante la belleza y el legado de la historia su primer impulso es cuestionar y criticar, en definitiva buscarle los tres pies al gato.
He de reconocer que tuve ganas de decirle una fresca, pero no hubiera sido oportuno ni caritativo, amen de que -vamos a reconocerlo- tampoco suelo tener agallas para estas iniciativas. Y es que esta actitud de cuestionarlo todo es bastante frecuente en muchos ámbitos de la vida, hay demasiado ciudadano que ante una realidad, una institución, un personaje público o incluso un problema determinado, lo primero que le viene a la cabeza es poner a quien sea como "chupa de dómine" y presumir, así sin más, que cualquiera es un tramposo de cuidado. Además, no es infrecuente que tanta acidez sea hecha en ese tono de estar por encima de todo, de "ya lo decía yo", de quien anda por la vida de experto y resabiado.
Evidentemente, solamente tengo una visión parcial de la conversación de los referidos turistas, que por cierto eran españoles, y puedo estar juzgándoles severa e injustamente, pero de entrada me pareció muy triste que en vez de disfrutar de algo tan reconfortante como son las rúas de Santiago de Compostela, de gozar de la hermosura de la Catedral, el Pórtico de la Gloria, la Plaza del Obradoiro, la de la Quintana, la Casa de la Troya, el Monasterio de las Orfas, el de San Paio, tantas iglesias y conventos, ... incluso el "Alvariño", la empanada, el pulpo y la tarta de Santiago, andaran planteándose si alguien se metía en el bolsillo el dinero que los visitantes nos gastamos, bien a gusto por cierto, en la ciudad.
Bien se que hay motivos para quejarse de corrupciones e injusticias, mis ojos no están ciegos ante las miserias de nuestro tiempo, pero no es bueno ir por la vida oteando maldades por cada rincón.
He de reconocer que tuve ganas de decirle una fresca, pero no hubiera sido oportuno ni caritativo, amen de que -vamos a reconocerlo- tampoco suelo tener agallas para estas iniciativas. Y es que esta actitud de cuestionarlo todo es bastante frecuente en muchos ámbitos de la vida, hay demasiado ciudadano que ante una realidad, una institución, un personaje público o incluso un problema determinado, lo primero que le viene a la cabeza es poner a quien sea como "chupa de dómine" y presumir, así sin más, que cualquiera es un tramposo de cuidado. Además, no es infrecuente que tanta acidez sea hecha en ese tono de estar por encima de todo, de "ya lo decía yo", de quien anda por la vida de experto y resabiado.
Evidentemente, solamente tengo una visión parcial de la conversación de los referidos turistas, que por cierto eran españoles, y puedo estar juzgándoles severa e injustamente, pero de entrada me pareció muy triste que en vez de disfrutar de algo tan reconfortante como son las rúas de Santiago de Compostela, de gozar de la hermosura de la Catedral, el Pórtico de la Gloria, la Plaza del Obradoiro, la de la Quintana, la Casa de la Troya, el Monasterio de las Orfas, el de San Paio, tantas iglesias y conventos, ... incluso el "Alvariño", la empanada, el pulpo y la tarta de Santiago, andaran planteándose si alguien se metía en el bolsillo el dinero que los visitantes nos gastamos, bien a gusto por cierto, en la ciudad.
Bien se que hay motivos para quejarse de corrupciones e injusticias, mis ojos no están ciegos ante las miserias de nuestro tiempo, pero no es bueno ir por la vida oteando maldades por cada rincón.
11 comentarios:
"Oyendo hablar a un hombre, fácil es
acertar dónde vio la luz del sol;
si os alaba Inglaterra, será inglés,
si os habla mal de Prusia, es un francés,
y si habla mal de España, es español".
A disgusto con la vida con el mundo incapaces de disfrutar de lo bueno que hay ante ellos y sólo buscando pegas; no tienen para mi la cáscara amarga son todo ello amargos y la naturaleza nos dió el sentido del gusto para detectar lo amargo y evitar envenenamientos... de personas así de venenosas mejor me alejo.
Buena frase, dicha por Joaquín Bartrina.
Sí, veronicia, esas personas acaban siendo cansinas.
me ha encantado la entrada...
A esos tres se les amargaría el pulpo
Más bien se debieron quedar sin pulpo.
Qué me vas a contar... Estoy cansada de lidiar con gente así. Un beso.
Me gusta el comentario de Verónica.
Si alguien caminando por Santiago, en noche de lluvia -con los reflejos de las luces en las piedras- o a pleno sol, es capaz de realizar ese comentario solo hay una explicación ... se le acababan las vacaciones!!, pues cualquier otra opción resulta triste (cuando menos para la inteligencia del que la realizó). Eso sí, seguro que abrazó al Apostol, y se dió tres cabezazos en la columna para ver si se le abría el entendimiento, ... pero lo que no sabía es que no siempre concuerda tradición con realidad.
Un abrazo y me alegro de que estuvieras por esos lares Modestino.
... oyes abrir la boca a alguno y se nota que nunca ha salido de su casa, como si la suya fuera la mejor.
...por cierto hablando de casas, mañana hay barbacoa en casa de Sunsi, ...seremos tropecientos mil yo voy invitando a la peña porque que seamos tropecientos más no le importará.
Disfrutad la barbacoa y cada uno una longaniza en mi nombre.
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