"Lupita", Julián Granados

Esta canción me encantó allá por los últimos meses de 1969, cuando Julián Granados, que hasta entonces cantaba como solista en un grupo de no excesivo nombre en el panorama musical español de la época llamado "Los Buenos" la puso en los primeros lugares de los "hit-parade" del momento. Como se ve en el vídeo, el hombre no era excesivamente expresivo, pero la canción era pegadiza tenía ese punto de ritmo que la hacían adecuada para los guateques, esa especie de altares de la diversión que frecuentaban los de la generación inmediata a la mía.

Con algunos de esos ahorros que consigues de propinas familiares adquirí el single, en cuya cara B Granados interpretaba un tema titulado "Donkey", mucho más agresivo -y feo- que "Lupita" y en el que recuerdo se escuchaba algún que otro rebuzno, en sentido estricto, lo que por aquel entonces nos parecía de un atrevimiento llamativo. Julián Granados me temo que no siguió prosperando en su carrera como cantante en solitario, y aunque imagino que tendría sus contratos y haría sus giras por Éspaña e Iberoamérica, lo único que recuerdo de él, además de "Lupita", es que participó en el Festival de la música española organizado en 1970 para elegir nuestro represenatnte en Eurovisión, certamen en el que Julio Iglesias obtuvo un triunfo incuestionable con "Gwendolyne" y en el que el intérprete de Lupita cantó un tema de Alfonso Sainz -líder de "Los Pekenikes"- titulado "Soy feliz", que también cantaba -era sistema de doble actuación- Donna Hightower, una morena con voz enorme que triunfó, entre otros, con "El vals de las mariposas".

Pero si algo me ha movido a traer a "Lupita" por estos pagos es porque, como bien decía alguien hace unos días, y por encima de crisis económicas, fichajes futboleros, guerras diversas, operaciones en la SGAE o códices calixtinos, la gran noticia del verano es la llegada de Lupita a nuestras tierras. Porque la historia de Lupita es la del cariño, la generosidad, el no pararse en barras, tener una juventud permanente y, para mí, el de la amistad. Por eso, en esta semana en la que celebraremos San Lorenzo, vaya mi homenaje a Lupita y a quienes han hecho lo posible porque su historia se vista de futuro, y con el pañuelo verde y la albahaca le ofrezco el toque oscense que complemente los aires del gran México y la brisa del Mediterráneo.