Es posible que la existencia de sectores de la sociedad contrarios al viaje del Papa, incluso la manifestación habida en Madrid en tal sentido puedan oscurecer -somos así- una realidad mucho más brillante, una noticia enormemente relevante como es la presencia del sucesor de San Pedro en España. En tiempos en los que no parecen surgir grandes líderes es de agradecer que aún quede alguien que nos acerque a la verdad, llame las cosas por su nombre, nos mire con ojos sinceros y cariñosos y nos dirija un mensaje en el que esencialmente se nos habla de amor y esperanza y se nos invita a la entrega y el servicio a los demás. Para mí la llegada del Santo Padre supone un soplo de aire fresco, una invitación a ser mejor, una ocasión de oxigenarme interiormente. Respeto todas las posturas, pero tal vez por eso mismo desearía que respetaran la mía, que cesara esa especie de epidemia de intolerancia que en ocasiones parece tener su causa en la visceralidad, el empecinamiento e incluso ciertas dosis de resentimiento. En los tiempos que corren me resulta curioso comprobar cómo se gastan tantas energías en manifestaciones contra la visita del Papa, a la vez que entiendo demencial el fomento de actos paralelos caracterizados por la burla y el escarnio de los sentimientos religiosos, aunque tanto esfuerzo siempre acaba resultando inútil y ridículo ante la fuerza de la realidad, la de más de un millón de personas, casi todos jóvenes, dando testimonio de haber ganado a los otros la batalla del sentido común y la magnanimidad. El Papa llega hoy, pero a estas alturas no creo que sea de profeta aficionado asegurar que su figura, su personalidad y su mensaje no solamente andan muy por encima de nimiedades , sino que fundamentalmente responden a lo que esperan tantas personas que han realizado sacrificios de todo tipo para seguirle y acompañarle estos días y tantas otras que nos tenemos que limitar a verlo desde nuestras casas.
No voy a poder estar en Madrid, pero seguiré con interés lo que ocurra estos días; de entrada estoy encantado de darle la bienvenida a Benedicto XVI a mi país, me siento bien orgulloso de que la primera autoridad de la Iglesia pise la tierra a la que pertenezco y disfrute de unos días de calor humano, intensidad y alegría en mi patria. Cada uno somos libres de plantear nuestra vida y nuestras convicciones como consideremos oportuno, pero no tengo ninguna duda de que quien esté pendiente de la acción, la voz y la mirada del Papá tendrá una ocasión única de aprender y mejorar, porque muchas veces deseamos la paz interior y no podemos dilapidar la ocasión de encontrarla.
13 comentarios:
Recuerdo una frase de Mario Conde que me gustó, aunque quizá es demasiado simplista: "No somos ni siquiera nuestros actos; somos nuestra conducta". Con su conducta, estos jóvenes que reciben al Papa hablan de tolerancia, de fe, de esperanza en Dios y en el hombre. Y de Amor. Y esto no lo para ni las manifestaciones laicistas ni los escarnios. Me duele tanto como a ti, Modestino. Afortunadamente quedará en la memoria como una anécdota. No se puede negar lo evidente aunque corran ríos de tinta.
Desde casa, los que nos hemos quedado para dar paso a las nuevas generaciones, también formamos una cadena indestructible, acordonando todo lo bueno que reporta la visita del Santo Padre.
Un afectuoso saludo, Modestino.
Me ha emocionado tu post.
Si, ahora entran las nuevas generaciones y la nuestra andamos en un segundo plano: pero tenemos un saco lleno de recuerdos imponentes como esos días de noviembre de 1982.
Yo le doy la bienvenida al Papa, y no me cansa el laicismo de lo que estoy harta es del anticristianismo porque soy cristiana.
Cualquier pais cuando ha recibido las JMJ se ha volcado cada tres años desde la primera vez en España; Australia, Alemania, Canadá, Italia, Francia, Filipinas, Polonia...
El papa no dejará de visitarnos a los catolicos españoles y lo ha explicado de forma meridianamente clara, porque es un hombre que habla muy claro.
http://www.madrid11.com/es/jmj
http://www.vatican.va/gmg/documents/gmg_docs_sp.html
Habla suave y claro, sí señor.
Las ovejas, con la mirada extraviada, mordidas las piernas por los lobos hambrientos de sangre, agrupadas en un desorden tumultuoso, cansadas de viajes, lluvias, polvo del camino y tormentas en el páramo...; las ovejas agradecen la llegada de los perros pastores, que corriendo a través del campo, dirigen la manada hacia los pastos nutritivos de verdes conceptos divinos.
Y cuando alzamos nuestro cansado pescuezo, observamos al Pastor, que situado en lo alto de la colina, silba con potencia a los perros pastores, a su rebaño y a las estrellas.
Silba la Palabra.
...
Bienvenido seas, Pastor.
Esos intolerantes no se merecen ni que hablemos de ellos. Había escrito un post pero he decidido no publicarlo. Me quedo sólo con lo bueno. Bienvenido Benedicto. Un beso.
Sí, Susana, mejor ignorarles. A mí de hecho me ha gustado ver como al menos los periódicos locales (Heraldo de Aragón y Diario del Altoaragón) dan amplitud a la noticia de la llegada del papa y solamente una esquinita a la manifestación: cada cosa en su lugar.
Magnífico artículo de Inocencio Arias en "El Mundo": http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/cronicasdeundiplomaticojubilado/2011/08/18/por-que-incordia-el-papa.html
También he leído otros excelentes de Julia Navarro y Fernando Jaúregui.
Ya sabes que no le tengo mucho aprecio a esta España nuestra: a la mayoría de la gente se le llena la boca hablando de lo maravillosos que somos, pero créeme que cada día que pasa me reafirmo más en que aquí, lo que de verdad predomina es la estulticia y la fealdad en cualquiera de sus múltiples formas o versiones.
La demagógica campaña mediática (mucho más generalizada de lo que crees) contra la visita del Papa ha calado entre la gente, y de ahí la que se ha armado en Madrid. Eso no sucedería en ningún otro país del orbe; ni siquiera en la extinta URSS.
Somos un país de chichinabo, le pese a quien le pese.
Tu crees que ha sido tan generalizada? ... es que la gente no debe de tener en qué pensar.
Lo creo porque sabes que trato de estar bien informado. Y mucho de lo escucho y leo va en esa línea.
Aquí en Tarragona recalaron durante tres o cuatro días algo más de 6.000 peregrinos, sobre todo, franceses y checos. Gente joven, educada, guapa y limpia. Daba gusto verlos en las terrazas o paseando por las calles, casi sin hacer ruido por no molestar.
El impacto económico que su estancia ha dejado en nuestra pequeña ciudad supera los 3millones de euros. Ya sé que no debería interpretar esa avalancha de jóvenes en términos económicos, pero quiero hacerlo porque, incluso siendo ello un dato objetivo y beneficioso para todos los vecinos (tiendas, bares, restaurantes, centros comerciales), aún se oían numerosas voces a las que les molestaba su mera presencia.
Sin embargo, cuando los energúmenos del fútbol toman las calles para celebrar con estrépito alguna victoria (verbi gratia, anoche), nadie dice ni pío.
Pues eso.
Gracias por el post, Modestino.
Apena ver la demagogia de las consignas...la manipulación del concepto libertad ...pero la llegada del papa, el entusiasmo y cariño de nuestros hijos, me llena de esperanza...ahora les tca a ellos, y así otras generaciones, eso es lo que de verdad impota.
Un abrazo, y gracias.
Yo creo que el desprestigio de quienes han montado está reacción es tremendo; la misma Rosa Diez, nada sospechosa de mear agua bendita y agnostica declarada les ha puesto a caldo acusandoles de fanáticos. Pero gritan mucho, eso sí.
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