Si profundizamos en los libros acerca de la mitología clásica nos daremos cuenta que el concepto de sirena no es unitario, que ya en la antigua Grecia se llamaba sirenas a un especie mixta de mujer y ave, aunque tradicionalmente cuando hablamos de sirenas nos solemos referir a ciertos personajes imaginarios, que viven en el agua y tienen busto de mujer y cola de pez. Desde pequeñitos nos hemos acostumbrado a ver las sirenas en los cuentos, e incluso en alguna serie de televisión, como una de esas de muñecos en las que aparecía una sirena llamada "Marina" a la que presentaban como una mujer dulce y enamoradiza y calificaban, en una canción más bien ñoña, como una "sirena con el hechizo del mar". Más recientemente la factoría Disney utilizó el mito para crear una película infantil titulada "La sirenita", con notable éxito por cierto.
Pero ya somos mayores y parecemos tener claro que las sirenas no existen, al menos tal como nos las representan, aunque si uno va a una playa puede encontrar todo tipo de personas, y entre ellas del sexo femenino con más o menos indumentaria, pero no parece que nadie asegure haber visto ninguna con parte del cuerpo similar a la de los meros o los atunes. Ahora bien, sino en la forma externa sí en el carácter no descarto el haberme tropezado, y hasta entablado amistad, con alguna sirena, porque hay modos y encantos reservados à unos pocos elegidos que no posee toda mujer, sino algunas pocas tocadas por la mano de Dios, de tal manera que uno puede terminar pensando que han alcanzado la condición de las sirenas más privilegiadas de los cuentos y leyendas.
Las sirenas suelen tener una belleza deslumbrante, habitualmente adornada por unos ojos que brillan y una sonrisa abierta y arrebatadora, sin que uno nunca acabe de discernir si esos ojos son nobles o su brillo incluye algún toque retorcido ni si la risa acaba de ser sincera del todo, aunque en el fondo termina dando un poco lo mismo, porque terminas conformándote con ser el destinatario de aquélla. Las sirenas no suelen resignarse con su belleza natural, con el encanto propio que les ha dado la naturaleza, y dedican tiempo y dinero para perfeccionarla, y es que las sirenas pueden ser tanto el chollo de peluqueros, modistos y vendedores de avalorios como la cruz de quienes ocasional o permanentemente comparten su vida, condenados a esperarlas todo el largo tiempo que dura su trabajo de acicalamiento.
Yo a las sirenas me las imagino muy cariñosas, con algo de ese afecto interesado y camelador propio de algunas mujeres, pero también con un toque sincero, capaz de conquistar el corazón más duro, de transformar la vida de una persona en un permanente deseo de estar con ellas. Y poseen esa elegancia que no se compra, ese estilo que viene de nacimiento, un saber manejarse por la vida que se lleva en los genes, unos genes de sirena que vete a saber de donde vienen. Así, las puedo ver esperando en la parada de taxis hasta que llega el Mercedes, porque el glamour forma parte de su modus vivendi y saben adaptar las dificultades de la vida a un cuento de hadas. Y es que las sirenas son el apogeo del glamour, el éxtasis de la belleza, el asombro del mundo.
Pero suele llegar un momento en el que las sirenas han de bajar al mundo de los mortales, los años pasan y siempre acaba asomando esa necesidad de compartir; ellas son exigentes, no se conforman con cualquiera y en su camino en busca del príncipe de los mares, quien sabe si del mismísimo rey Neptuno, suele quedarse algún que otro pescadito frustrado en el estanque. Pero, tal vez ya en la gloriosa época de la madurez fecunda, siempre acaba llegando quien devuelve a la sirena al mundo real, ésta perderá posiblemente su hecho diferencial, pero conservando en plenitud todo lo bueno que esa misma diferencia le aportaba.
Toda la felicidad para esas sirenas mediterráneas que asoman a la playa para comenzar su nueva vida a pie y con los humanos.
12 comentarios:
Tengo el convencimiento de que las sirenas no sólo existen, sino que forman bandadas para moverse a través de los mares.
Se organizan en reducidos grupos de dos o tres ejemplares, siendo la característica principal que nos sirve para localizarlas su sonrisa contagiosa.
Si vas a una notaría y ves a dos secretarias charlando con los ojos brillantes como esmeraldas, fíjate que suelen llevar faldas largas.
Es para ocultar su cola de pez.
Por lo que a mi respecta ,espero que queden muchos "Sirenos" ,por el mundo
Huy, no se si hay sirenos ... algún delfin, algún cachalote, algún tiburón ....
Driver: ahora cada vez que vea una mujer con faldas largas pensaré que oculta su condición de sirena ...
Después de leerte, ¡como me gustaría ser sirena...! pero me quedé en merluza :)
... y yo me he quedado en atún ... cada pez tiene su función, y no se que me pasa últimamente que no paro de sacar a colación animales de todo tipo ... :).
Es que hay tantos pulpos,gansos/as,marmotas,buitres,correcaminos,lechuzas,cuervos,pavos reales,cigarras,hormigas,viboras,etc.
Que la fauna es interminable
Las sirenas nacen ya sirenas.
Si alguien ha nacido lubina o sardina o dorada o anguila, es posible que goce de una vida apacible hasta acabar servida (mejor sin espinas) en un apetitoso plato. Pero ninguna de ellas habrá sido nunca sirena.
Según mi teoría, que admite prueba en contrario, las sirenas están para ser admiradas, para poder hablar de ellas con los amigos comunes, para elevar nuestro ego al saber que ellas se dignan a tenernos en cuenta, que nos reconocen y hasta nos sonríen cuando las saludamos; y, a veces, pero no siempre, hasta nos hacen partícipes de sus inquietudes (que las tienen, aunque traten de ocultarlas: para eso son sirenas).
Pero, ¡ay, amigo! Dios nos libre de enamorarnos de alguna de ellas, porque entonces no habrá clínex suficientes para albergar tantas lágrimas.
Larga vida a todas las sirenitas; en especial, a las exhiben sus escamas en el Mediterráneo, que son a las que mejor conocemos.
Sí ... no habrá cleenex suficientes, .... no hubo cleenex suficientes ;).
Las sirenas nacen sirenas lo sepan o no.
Una belleza tentadora y peligrosa, acompañada de palabras, palabras y palabras... que suenan tan bonitas; hipnóticas...
Como para no perder la cabeza por una sirena si hasta Ulises se amarró al mástil para no seguirlas al fin del mundo.
A veces hay quién se agarra a lo que sea para seguirlas ...
- ¿Por qué?
- ¿Por dónde?
Yo creo que las sirenas si existen, pero no son tal y como las pintan en los cuentos, claro que cada uno tiene la libertad de pensar lo que quieran, y es respetable, de hecho yo mismo he escrito un artículo de ello en mi blog.
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