En torno a la prensa

Frecuentemente se ha denominado a la prensa como el "cuarto poder", y no creo que anden descaminados quienes así la definen ... si acaso es posible que se queden cortos, pues a lo mejor ya no es el cuarto, sino el tercero o el segundo. Aunque se asegura que los diarios de siempre, los de papel, están condenados a desaparecer por gracia de la era de internet, creo que todavía mantienen cierta relevancia, y en bares, lugares de trabajo y bancos de los parques se seguirá observando cómo la gente hojea "El País", "El Mundo", "ABC" o "El Periódico de Cataluña"; de la misma manera las tertulias de la tele y de la radio y otros programas equiparables mantienen la atención de miles de personas, a la vez que tienen notable influencia en opiniones y posiciones. Efectivamente, si a ello añades la pujanza de la prensa digital cabe comprender que la prensa posee una fuerza descomunal, algo que salta a la vista en cuanto que andamos acostumbrados a que existan noticias que se inflan y acontecimientos que pasan desapercibidos sorprendentemente.

¿Tenemos una prensa libre?, en ocasiones me entran dudas, pues por un lado uno intuye la enorme influencia de los grandes poderes económicos, de aquellos que tienen participación importante en los distintos medios de comunicación, mientras que por otro nadie puede ocultar que los periódicos y cadenas tienen cada uno de ellos una postura política más o menos delimitada, de tal manera que las noticias suelen estar teñidas de ese toque ideológico: no hay más que mirar el distinto modo con que enfocan una noticia "El País", "La Razón"; "Público" o "El Mundo". A esto último ayudamos también los ciudadanos que la mayoría de las veces nos enrocamos en seguir el medio que más se identifica con nuestros colores, prescindiendo del sano ejercicio de contrastar cómo ve las cosas quien se encuentra en una ubicación distinta a la nuestra.

Hay otra cuestión que también me llama la atención, y es cómo los periódicos han ido pasando con el transcurso de los años de ser vías de información a convertirse esencialmente en canales de opinión; es lógico que un diario tenga sus secciones de opinión, incluso que éstas pongan de manifiesto un color más o menos definido, pero yo al menos echo de menos un mayor predominio de la función informativa, que los lectores tengamos un margen para interpretar y valorar cada noticia, pues el imperio de la opinión tiene el peligro de sesgar la información y, además, acabar creando desconfianza en los destinatarios de ésta.

Me parece que hace falta fomentar una prensa más independiente que pueda informar libremente sin someterse a estrategias, órdenes ni criterios, a la vez que en quienes accedemos a esos medios de comunicación debemos aprender a ejercer la autocrítica y a mantener una postura más abierta y plural.