La primera vez que vi actuar a Conchita Velasco fue en un programa de aquellos que los domingos por la tarde protagonizaban la tele de los 60; estaba de moda por aquella época la célebre canción de la "Chica ye-ye" y anunciaron la interpretación de la misma por Conchita Velasco, un nombre que ya había oído pero al que no le ponía cara: apareció una chica joven, con el pelo corto, vestido más bien cursi y que hacía comentarios tales como "mil gracias" o "me parece ideal" ... todos los ingredientes para considerar a la actriz y cantante una especie de "tontita" con habilidades artísticas; el tiempo ha demostrado con creces lo equivocado de semejante planteamiento. Con los años pude observar sorprendido -y admirado- que la Velasco era capaz de hacer una interpretación magistral de Santa Teresa de Jesús en una serie de televisión, de realizar papeles cinematográficos tan acertados como los que hizo en "La colmena" (1982) de Mario Camus o en "Esquilache" (1989) de Josefina Molina o representar en el teatro a Ténessee Williams ("La rosa tatuada") e interpretar en el mismo a Mariana Pineda ("Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca"). Como es lógico, hace años que ya no es Conchita, sino Concha y no sólo por la edad, nació en Valladolid en 1939, sino porque es una auténtica señora del mundo del espectáculo, una actriz enorme. En un ambiente en el que tantas veces uno siente rechazo ante la sofisticación excesiva y la vanidad indisimulada y donde son el pan nuestro de cada día la ostentación de la estupidez y el alarde de las miserias, alguien como Concha Velasco se convierte en un soplo de aire fresco.
Hace ya tiempo que tenía ganas de dedicarle una entrada a esta mujer, una de esas en las que quienes tienen la paciencia de seguirme con cierta continuidad se suelen asustar pensando que el protagonista del post ha exhalado su último suspiro; una entrevista a Concha en "El Semanal" del domingo pasado me ha decidido a no esperar más, pues me encantó lo que dijo y, muy especialmente, lo que tal entrevista daba a entender. Porque lo que me gustó de la personalidad de Doña Concha Velasco no fue tanto el contenido, sino el aire de sinceridad absoluta, la evidencia de que no se casa con nadie, la humanidad que rezuma y la descarnada nobleza con la que cuenta lo bueno y lo malo. En términos de la calle habría que decir que la Velasco me pareció una persona realmente auténtica, uno de esos famosos en los que encuentras bastante más que fatuidad, frases políticamente correctas, egolatría y/o artificialidad.
Concha Velasco nos habla de sus posturas políticas y nos dice que siempre ha sido socialista, aunque no le duelen prendas en confesar que se equivocó cuando apoyó a Rodríguez Zapatero, manifestando que piensa que el presidente no lo ha hecho bien: no es frecuente encontrar la autocrítica en estos temas; igualmente pone de manifiesto su fidelidad de voto, algo que tal vez haya quien lo considere criticable, pero a mí me parece coherente y noble: uno es fiel a unas ideas, no a unas personas. Sobre todo valoro la naturalidad y sencillez con que la actriz nos cuenta su visión de la vida y al leer sus cuitas políticas la he visto más como una ciudadana de a pie que como una representante del mundo de la farándula opinando del asunto.
En otro momento se declara católica, algo que no parece estar de moda; imagino que tendrá su visión de la Iglesia y de quienes la gobiernan, algo que puede que incluya más de una postura crítica, pero Concha prescinde de matices y se limita valientemente a proclamar su fe. Y lo hace para justificar su deseo de no ser icinerada, pues afirma que ella quiere abrazar a sus padres en la otra vida; me imagino que el reencuentro con tus ancestros en el más allá es compatible con la icineración -Dios tendrá previsto el método, imagino-, pero vuelvo a quedar encantado con la humanidad de la actriz, con esa sencillez con la que nos cuenta un deseo natural que supongo tendremos muchos otros. Magnífica y valiente también la crítica clara y contundente de la tele basura y del periodismo canalla.
La entrevista -al final del post dejo un resumen que he encontrado en la red- se desarrolla en un tono entre simpático y descarnado, la actriz no regatea ni evita enfrentarse con los temas espinosos: sus desavenencias con Carmen Sevilla, sus problemas matrimoniales y su divorcio final con Paco Marsó, no se corta en reconocer que fue éste quien la abandonó porque se había enamorado de otra y cómo lloró y se arrastró por el suelo, hechos que la hacen más humana y que engrandecen su persona. No tengo duda de que tenemos Concha Velasco para rato y, en la plenitud de su arte, ya forma parte de lo mejor de lo mejor en el mundo del escenario y de la pantalla españoles.
http://www.vanitatis.com/noticias/2011/concha-velasco-cornuda-espana-20110617-14682.html
Hace ya tiempo que tenía ganas de dedicarle una entrada a esta mujer, una de esas en las que quienes tienen la paciencia de seguirme con cierta continuidad se suelen asustar pensando que el protagonista del post ha exhalado su último suspiro; una entrevista a Concha en "El Semanal" del domingo pasado me ha decidido a no esperar más, pues me encantó lo que dijo y, muy especialmente, lo que tal entrevista daba a entender. Porque lo que me gustó de la personalidad de Doña Concha Velasco no fue tanto el contenido, sino el aire de sinceridad absoluta, la evidencia de que no se casa con nadie, la humanidad que rezuma y la descarnada nobleza con la que cuenta lo bueno y lo malo. En términos de la calle habría que decir que la Velasco me pareció una persona realmente auténtica, uno de esos famosos en los que encuentras bastante más que fatuidad, frases políticamente correctas, egolatría y/o artificialidad.
Concha Velasco nos habla de sus posturas políticas y nos dice que siempre ha sido socialista, aunque no le duelen prendas en confesar que se equivocó cuando apoyó a Rodríguez Zapatero, manifestando que piensa que el presidente no lo ha hecho bien: no es frecuente encontrar la autocrítica en estos temas; igualmente pone de manifiesto su fidelidad de voto, algo que tal vez haya quien lo considere criticable, pero a mí me parece coherente y noble: uno es fiel a unas ideas, no a unas personas. Sobre todo valoro la naturalidad y sencillez con que la actriz nos cuenta su visión de la vida y al leer sus cuitas políticas la he visto más como una ciudadana de a pie que como una representante del mundo de la farándula opinando del asunto.
En otro momento se declara católica, algo que no parece estar de moda; imagino que tendrá su visión de la Iglesia y de quienes la gobiernan, algo que puede que incluya más de una postura crítica, pero Concha prescinde de matices y se limita valientemente a proclamar su fe. Y lo hace para justificar su deseo de no ser icinerada, pues afirma que ella quiere abrazar a sus padres en la otra vida; me imagino que el reencuentro con tus ancestros en el más allá es compatible con la icineración -Dios tendrá previsto el método, imagino-, pero vuelvo a quedar encantado con la humanidad de la actriz, con esa sencillez con la que nos cuenta un deseo natural que supongo tendremos muchos otros. Magnífica y valiente también la crítica clara y contundente de la tele basura y del periodismo canalla.
La entrevista -al final del post dejo un resumen que he encontrado en la red- se desarrolla en un tono entre simpático y descarnado, la actriz no regatea ni evita enfrentarse con los temas espinosos: sus desavenencias con Carmen Sevilla, sus problemas matrimoniales y su divorcio final con Paco Marsó, no se corta en reconocer que fue éste quien la abandonó porque se había enamorado de otra y cómo lloró y se arrastró por el suelo, hechos que la hacen más humana y que engrandecen su persona. No tengo duda de que tenemos Concha Velasco para rato y, en la plenitud de su arte, ya forma parte de lo mejor de lo mejor en el mundo del escenario y de la pantalla españoles.
http://www.vanitatis.com/noticias/2011/concha-velasco-cornuda-espana-20110617-14682.html
8 comentarios:
Lo de la política y la farándula es una combinación de la que deben ponerse "de acuerdo" agentes y asesores.
Ahora intuyo como el tabaco y el whisky proporcionan en "Conchi", esa voz tan peculiar. Un Saludo Modestino!
Concha Velasco la chica yeye
la chica yeye
El mérito que le veo a Concha Broadcom es que no parece ni sectaria, ni demagoga, ni obsesionada por aparecer políticamente correcta. Huye de tópicos y se agradece.
Gracias por la aportación Vero.
Me gusta esta señora, Modestino. Y la has traído muy bien, como ella merece. Es Doña Concha. Se lo ha ganado con su elegancia, naturalidad y ¡sinceridad que no ofende! Tiene también algo difícil de encontrar: una gran capacidad de amar y ser fiel a lo que ama.Ni un solo día ha dejado de pensar,- aunque haya estado sola y él haya fallecido- en Paco Marsó. Incluso actualmente sigue compartiendo todas sus cuitas con él.
Un saludo, Modestino.
Sí señor, algo más que una actriz mejor o peor, una señora, una mujer, alguien que siente, quiere, lucha, sufre, ... aún quedan de esas¡¡¡¡
Dos veces he coincidido con ella en la pelu y es tal como cuentas. De carne y hueso. En modo "toalla en la cabeza" es un flashback de su papelón en Sta. Teresa de Jesús.
Saludos!
Me alegra comprobar que mi intuición no falla ... porque yo, evidentemente, no he coincidido con ella en la peluquería ;).
Un saludo, siempre eres bien recibida por aquí.
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