El deporte del atletismo, auténtico rey de los Juegos Olímpicos, tuvo diversos momentos especiales en los celebrados en México en 1968; posiblemente el más llamativo fue el record mundial establecido por el saltador de longitud neoyorquino Bob Beamon, quien saltó 8,90 cuando el record estaba en 55 cm menos, aunque también fueron momentos álgidos la final de 100 metros lisos, corrida por vez primera en la historia por ocho atletas de color y el escándalo del black-power protagonizado por Tommie Smith y John Carlos, medallas de oro y bronce en los 200 metros lisos, quienes subieron al podio provistos de guantes negros, que levantaron puño en alto al sonar el himno americano. Pero no fue menos importante la actuación de Dick Fosbury, un atleta nacido en Portland que dio un giro radical al salto de altura, una prueba que fue completamente distinta a partir de entonces.
Hasta ese momento, todos los atletas saltaban con la técnica del rodillo ventral, se dirigían hacia el lugar donde estaba el listón y trataban de superar éste con un giro hacia adentro, pasando la pàrte delantera de su cuerpo por encima de dicho listón. Daba la impresión de que esta forma de saltar no ofrecía discusión y que cualquier otro planteamiento era una aventura de iluminados condenada al fracaso.
Pero Fosbury fue contra corriente, y se preparó durante seis años para llegar a la capital azteca con ese estilo nuevo que hizo historia; la mayoría que sabía de las intenciones de Fosbury de emplear su sistema innovador en el torneo de altura pensaba que no llegaría muy lejos, incluso para muchos fue una auténtica sorpresa verle saltar de espaldas. Pero Richard Fosbury no solamente ganó la medalla de oro, sino que igualó el record olímpico de 2,24 metros. No obstante, su logro más importante no fue el metal precioso, sino que a partir de entonces el llamado estilo "Flop" se fue convirtiendo en el más usado por los atletas de la especialidad, hasta llegar a ser el único, de manera que hoy en día nos reiríamos si viéramos a alguien saltando con el rodillo. Incluso tal estilo acabó tomando el nombre de su creador.
De la historia de Dick Fosbury podemos obtener, además, sanas conclusiones, pues muchas veces nos da miedo tirar por la calle de en medio, ser creativos, tomar decisiones valientes, si Richard Fosbury hubiera sido timorato seguro que los atletas de salto de altura no hubieran llegado, paradójicamente, tan alto.
11 comentarios:
Es una historia maravillosa que se repite en la historia.
El navegante que quiso llegar a las Indias Occidentales en dirección contraria.
El físico que observaba una manzana caer del árbol, y hacía universal la Ley de Gravitación.
El inventor del sencillo, útil e imprescindible clip.
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Cuentan que en la carrera por conquistar el espacio entre americanos y rusos, los americanos se gastaron una fortuna en inventar un bolígrafo que escribiera en el vacío.
Los rusos se enfrentaron al mismo problema, pero no se gastaron nada.
Un ingeniero ruso sacó el lápiz de grafito de su hijo y dijo:
"No hay que inventar nada, ya está inventado".
Así que los rusos escribieron en el espacio con simples lápices de grafito.
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"El lápiz de grafito", un buen título para una entrada y una idea que sugiere mucho.
Un saludo Driver, y disculpa que hasta ayer no me fijara en el cuento dedicado.
Cuando se va contra corriente pronto se descubren dos cosas; se esta muy solo y resulta agotador... pero si uno cree en si mismo y en sus conviciones, no se deja arrastrar así como así por muy fuerte que sea la coriente.
Sí, Veronicia, ir a contracorriente cansa ... hay que buscarse cómplices¡¡¡ ;).
No hace falta que te disculpes, Modestino.
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Se agradecería un entrada sobre "El lápiz de grafito", una sugerente forma de encontrar soluciones simples a temas complejos.
Supongo que a Fosbury le importaba poco los comentarios del resto de la humanidad... Los Fosburys, como dice veronicia, van contracorriente. Y para ir así por la vida creo que has de reunir una serie de condiciones: estar seguro de lo que haces, que no te importe equivocarte y volver a empezar, que te resbalen los comentarios que pretenden ser hirientes... y que te hayan pasado suficientes cosas como para estar curtido y curado de espanto. El hecho de estar curtido tiene mucho que ver con haberte pegado unos buenos batacazos ...¿Qué mas da uno más? Y no creo que esta actitud ante las situaciones esté reñida con tener corazón.
Un saludo y gracias por el post, Modestino
Supongo que la altura de la ciudad de México hizo que en aquellos juegos, se batieran algunos records, Modestio y sin desmerecer a Fosbury hoy te quería traer aunque trate de otra disciplina, este estilo “atlético”. (Utilizado por Miquel de la Cuadra Salcedo en los JJ00 Roma de 1960)
Había oído hablar del estilo de De la Cuadra, aunque tengo entendido que no se lo homologaron.
En cuanto al tema de la altura, salta a la vista que fue notoria e importante su influencia en el salto de Beamon, pero lo de Fosbury, con altura o sin ella, es indiscutible que creó escuela: hay un antes y un después.
Estimado Modestino: Incluyo una reflexión curiosa relacionada con tu entrada que me ha ilustrado mucho porque en Educación Física no progreso adecuadamente :-)
Lo que más me ha gustado es la conclusión que nos sirve a todos: superarnos incluso contracorriente.
Jurisconsulto, hijo - nunca mejor dicho - ¡que alto nos pones el listón!...
Gracias afectuosamente
"En 2003, los hermanos Andy y Larry Wachowski viajaron a Japón para producir una serie de cortos de animación que complementaron el universo creado en su trilogía de películas The Matrix. Uno de esos cortos, llamado World Record, dirigido por Takeshi Koike, cuenta la historia de un atleta, corredor de 100 metros planos, que durante una competencia en la que establece un nuevo récord mundial de 8.72 segundos, por un momento vive una experiencia extrasensorial y abandona su cuerpo para atisbar, en un instante de supremo esfuerzo físico, la Matrix misma, y darse cuenta por un segundo del verdadero estado de su existencia. Al cruzar la meta, y volver a su propio cuerpo, el atleta se colapsa física y mentalmente: la visión de su ser convertido en una batería biológica alimentando a la Máquina es simplemente demasiado para su cerebro, y pierde contacto con la realidad para siempre. Esto es en un cortometraje de ficción animada, alimentando un universo fantasioso. Sin embargo, las epifanías en los atletas no son algo exclusivo de la ciencia ficción."
Me ha gustado la fábula que explicas. No pretendía poner el listón alto, sólo animaba a poner esfuerzo e imaginación para salvarlo.
Se intentará, Modestino, se intentará...haces bien en motivarnos. ¡Gracias!
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