De pié: Araquistain, González, Iborra, Lezcano, Llompart,
Blas (meta suplente) y Ballester.
Agachados: Serena, Curro, Vavá, Casco y Asensi.
Quienes no tengan más de 30 años es posible que piensen que el Elche C.F., ese equipo del sur del Levante español que juega con equipaje blanco con una raya verde horizontal en la camiseta, es uno de los clásicos de la 2ª división e ignoren que los ilicitanos tuvieron una época dorada allá por los años 60 y 70 en la que no sólo se codeaban con los grandes del fútbol español, sino que mantuvieron una línea de cierta brillantez y se convirtieron por méritos propios en un fijo de la máxima categoría. Fueron años de estabilidad y buena gestión en los que el Elche, junto a equipos como Córdoba, Sabadell o Pontevedra conformaban un poker de modestos que habían salido respondones a los clubs de siempre. En el viejo estadio de "Altabix" se vivieron muchos momentos dorados, pero pue posiblemente en la Copa -entonces del Generalísimo- de la temporada 1968-69 donde los franjiverdes llegaron a su zenir al alcanzar la Final, que se celebró el 15 de junio de 1969 en el Santiago Bernabéu; el rival fue el club que por entonces era copero por excelencia, el Atlético -ahora Athletic- de Bilbao de los Iribar, Sáez, Uriarte, Clemente, Rojo, Larrauri, ... que solamente se pudo imponer a falta de 8 minutos para acabar el encuentro gracias a un gol de Antón Arieta, que por entonces era el dueño del número 9 de la selección española. Para alcanzar la final el Elche había tenido que eliminar a tres equipos de primera: Pontevedra, Valencia y Real Sociedad.
La alineación que presentó Roque Máspoli, un uruguayo que dio un excelente resultado en la ciudad de las palmeras, estaba formada por un combiando de históricos del equipo y de savia nueva; en el once que estuvo a un paso de ganar un título para las vitrinas ilicitanas figuraban dos jugadores que habían formado parte del equipo titular del Real Madrid en la final de la Copa de Europa que tres años antes los merengues habían ganado por sexta vez: el meta Araquistaín, un guipuzcoano sobrio y seguro y el extremo diestro Serena, que había marcado el gol del triunfo madridista en dicha final y que era el típico extremo rápido y ratonil; la defensa la formaban los laterales Ballester, un joven muy prometedor que ficharía años después por el Real Madrid y al que primero las lesiones y luego un cáncer que acabaría con su vida impidieron triunfar y González, un paraguayo fuerte y contundente que posteriormente se consolidaría en el centro de la zaga y el central Iborra, un histórico de Altabix que había comenzado como ariete y terminó triunfando atrás; los medios volantes eran Lezcano, otro paraguayo con muchos años en el equipo cuya posición en el campo Máspoli había retrasado y Bartolomé Llompart, nacido en Baleares pero cuya vida futbolística la pasó casi en su integridad en Elche, un líbero clásico que iba muy bien por alto. Los interiores eran Curro, un todoterreno que se acabaría marchando al Español, donde no triunfó y el zurdo cerrado Juan Manuel Asensi, posiblemente el mejor valor de la cantera ilicitana de ese momento, un jugador con enorme recorrido y un disparo excepcional con la zurda que al año siguiente ficharía por el Barça y sería santo y seña de los azulgrana durante una década e indiscutible en la selección nacional de Ladislao Kubala. El ariete era otro de la casa, Vavá, un delantero con gol que cuatro años antes había ganado el Pichichi con 19 tantos, mientras que en la zurda del ataque estaba un tercer paraguayo, Casco, un hombre de buena técnica que también jugaría en 1ª con el Murcia. Otros jugadores destacados de la plantilla ilicitana de la época eran el joven y prometedor interior Ciriaco, que con los años formaría parte del mejor Sporting de Gijón de la historia, el fino volante Ramírez, fichado ese año del Español, el lateral zurdo Canós, otro clásico del equipo que había sido internacional y el peruano Sigi, llegado de Zaragoza, donde se le llegó a llamar "la octava maravilla" por su prodigiosa técnica pero al que su frágil físico le impidió triunfar del todo en una liga tan dura como la española.
Pero las tardes de gloria ilicitana habían comenzado mucho antes, en concreto a partir del año 1959 cuando el equipo había conseguido por vez primera en su historia el ascenso a la máxima categoría. Nombres como Quirant, Pahuet, Moll, Luis Costa,Cayetano Re o el legendario meta Pazos aportaron mucho a la pequeña historia ilicitana. Pero es probable que, junto a la referida Final de Copa disputada en Madrid, lo más destacado del Elche fue su famosa "delantera del CLERO", llamada así por ser las cinco letras que daban inicio a los nombres de sus cinco componentes: Cardona, Lezcano, Eulogio Martínez, Romero y Oviedo; una delantera que solamente fue oscurecida en su tiempo por el esplendor de nuestros "5 magníficos" zaragocistas. Curiosamente, solamente el extremo Oviedo era nacional, pues los otros cuatro delanteros referidos eran latinoamericanos: 3 paraguayos y un hondureño.En el extremo derecho jugaba Cardona, un hondureño pequeñito, rápido y con olfato de gol que fue traspasado al Atlético de Madrid, donde sin ser titular indiscutible jugó bastante y metió goles importantes, mientras que en la izquierda estaba Oviedo, un zurdo habilidoso y veloz que terminó sus días futbolísticos en el Mallorca; el puesto de interior derecho era para Juan Carlos Lezcano, de quien ya hemos hablado y que ha sido una institución en el club, donde con los años sería entrenador, mientras que el ariete era Eulogio Martínez, nacido también en Paraguay y que había triunfado en el Barça de Kubala, Basora, Gensana, Villaverde, etc, estaba ya en su última época, pero siguió manteniendo la fuerza y la visión de gol que le caracterizó, tras dejar el Elche aun jugaría un año en el Atlético de Madrid y otro en el histórico Europa. No obstante, el jugador más carismático de los cinco -y posiblemente de la historia del Elche- fue otro paraguayo, Juan Angel Romero, un interior zurdo adelantado, lo que hoy llamaríamos un media punta, un jugador con una excelente capacidad técnica y un olfato goleador fuera de lo común; en sus siete temporadas en el club marcó 93 goles y disputando 187 partidos, 153 de ellos todos seguidos, pues entre 1960 y 1965 jugó todos los encuentros disputados en Liga por el Elche. Romero falleció el pasado 19 de junio dejando un imborrable recuerdo como jugador y como persona en Elche, lugar donde vivió desde su llegada a España.
El Elche también aportó jugadores a la selección nacional: los citados canós, Vavá y Asensi jugaron con el primer equipo nacional, especialmente el último. Hubo otros dos jugadores que tuvieron en el Elche su trampolín para la fama; el primero de ellos fue el asturiano Marcial Pina, uno de los jugadores con más clase que ha dado el fútbol español y que, aún siendo asturiano, explotó en el equipo ilicitano, siendo traspasado al Español, de donde pasó al F.C. Barcelona para acabar sus días deportivos a orillas del Manzanares. Otro joven jugador que despuntó en Altabix y acabó en un grande fue José Antonio Morante "Lico", un medio ofensivo descubierto por uno de los entrenadores más carismáticos del equipo, el brasileño Pedro Otto Bumbel y que debutó jovencísimo en primera; Lico era un jugador más bien anárquico y poco disciplinado, pero con dotes de genialidad y poderío físico, en 1968 se fue al Español y dos años después al Valencia, con el que ganaría la Liga y alcanzaría la internacionalidad; con el tiempo también fue entrenador del Elche en varias épocas. El ilicitano, equipo filial del Elche, llegó a jugar en 2ª división cuuando ésta constaba de dos grupos.
El equipo blanquiverde se mantuvo en la máxima categoría hasta 1971, año en el que bajó precisamente junto al Real Zaragoza, regresando al cabo de dos años para vivir una segunda etapa de buen juego que duró bastante menos: hasta el año 1978, en que se vivió un nuevo descenso. Durante cinco temporadas el Elche volvió a hacer las delicias de su público con un equipo en el que pervivían antiguos jugadores como Canós, Llompart y González, junto a los delanteros catalanes Sitjá y Alfonseda, que habían jugado en el Barça, así como el excelente volante uruguayo Montero, aunque por encima de todos destacaba el clan argentino, un poker de pibes entre los que destacaba por encima de todos Gómez Voglino, un interior zurdo elegante, con una inmensa calidad y enorme olfato de gol, consiguiendo 42 tantos en los cuatro años que jugó con el Elche en la máxima categoría; con Voglino llegó, también del Atlanta argentino, Rubén Cano, un ariete espigado y más bien torpón, pero que a base de lucha conseguía abrir las defensas y mantener buenas cifras goleadoras; Cano fue traspasado en 1976 al Atlético de Madrid y tras conseguir la doble nacionalidad se hizo con la titularidad de la selección nacional española, donde se hizo famoso por el gol en semi-fallo que le marcó a Yugoslavia en Belgrado y que nos valió la clasificación para el Mundial que se celebró precisamente en su país. Menos relevancia tuvieron el lateral Cortés y el ariete Finarolli, un habilidoso delantero fichado para suplir a Ruben Cano y que si bien en su primer año lo hizo bien marcando 16 goles, fue luego víctima de las lesiones. Buen fichaje fue el de Marcelo Trobianni, un creador consagrado en su país que hizo muy buenas temporadas en Altabix, siendo vendido en 1981 al Zaragoza, donde fracasó estrepitosamente, por lo que fue vendido a media temporada a Boca Juniors.
Tras descender a Segunda División en 1978, el Elche ha tenido tan sólo dos fugaces regresos a la máxima categoría: en 1984, con jugadores como López Pérez, Claudio Barragá, Pérez García y Leguía en sus filas y en 1988, con Del Barrio, Robi, Saavedra, Pedro Pablo y Liceranzu como jugadores más destacados, pero en ambas ocasiones la estancia en la élite fue breve y desalentadora. Aunque el Elche lleva años estancado en la división de plata, siendo el eterno aspirante al regreso, seguro que tarde o temprano lo volveremos a ver arriba, como entonces.
Blas (meta suplente) y Ballester.
Agachados: Serena, Curro, Vavá, Casco y Asensi.
Quienes no tengan más de 30 años es posible que piensen que el Elche C.F., ese equipo del sur del Levante español que juega con equipaje blanco con una raya verde horizontal en la camiseta, es uno de los clásicos de la 2ª división e ignoren que los ilicitanos tuvieron una época dorada allá por los años 60 y 70 en la que no sólo se codeaban con los grandes del fútbol español, sino que mantuvieron una línea de cierta brillantez y se convirtieron por méritos propios en un fijo de la máxima categoría. Fueron años de estabilidad y buena gestión en los que el Elche, junto a equipos como Córdoba, Sabadell o Pontevedra conformaban un poker de modestos que habían salido respondones a los clubs de siempre. En el viejo estadio de "Altabix" se vivieron muchos momentos dorados, pero pue posiblemente en la Copa -entonces del Generalísimo- de la temporada 1968-69 donde los franjiverdes llegaron a su zenir al alcanzar la Final, que se celebró el 15 de junio de 1969 en el Santiago Bernabéu; el rival fue el club que por entonces era copero por excelencia, el Atlético -ahora Athletic- de Bilbao de los Iribar, Sáez, Uriarte, Clemente, Rojo, Larrauri, ... que solamente se pudo imponer a falta de 8 minutos para acabar el encuentro gracias a un gol de Antón Arieta, que por entonces era el dueño del número 9 de la selección española. Para alcanzar la final el Elche había tenido que eliminar a tres equipos de primera: Pontevedra, Valencia y Real Sociedad.
La alineación que presentó Roque Máspoli, un uruguayo que dio un excelente resultado en la ciudad de las palmeras, estaba formada por un combiando de históricos del equipo y de savia nueva; en el once que estuvo a un paso de ganar un título para las vitrinas ilicitanas figuraban dos jugadores que habían formado parte del equipo titular del Real Madrid en la final de la Copa de Europa que tres años antes los merengues habían ganado por sexta vez: el meta Araquistaín, un guipuzcoano sobrio y seguro y el extremo diestro Serena, que había marcado el gol del triunfo madridista en dicha final y que era el típico extremo rápido y ratonil; la defensa la formaban los laterales Ballester, un joven muy prometedor que ficharía años después por el Real Madrid y al que primero las lesiones y luego un cáncer que acabaría con su vida impidieron triunfar y González, un paraguayo fuerte y contundente que posteriormente se consolidaría en el centro de la zaga y el central Iborra, un histórico de Altabix que había comenzado como ariete y terminó triunfando atrás; los medios volantes eran Lezcano, otro paraguayo con muchos años en el equipo cuya posición en el campo Máspoli había retrasado y Bartolomé Llompart, nacido en Baleares pero cuya vida futbolística la pasó casi en su integridad en Elche, un líbero clásico que iba muy bien por alto. Los interiores eran Curro, un todoterreno que se acabaría marchando al Español, donde no triunfó y el zurdo cerrado Juan Manuel Asensi, posiblemente el mejor valor de la cantera ilicitana de ese momento, un jugador con enorme recorrido y un disparo excepcional con la zurda que al año siguiente ficharía por el Barça y sería santo y seña de los azulgrana durante una década e indiscutible en la selección nacional de Ladislao Kubala. El ariete era otro de la casa, Vavá, un delantero con gol que cuatro años antes había ganado el Pichichi con 19 tantos, mientras que en la zurda del ataque estaba un tercer paraguayo, Casco, un hombre de buena técnica que también jugaría en 1ª con el Murcia. Otros jugadores destacados de la plantilla ilicitana de la época eran el joven y prometedor interior Ciriaco, que con los años formaría parte del mejor Sporting de Gijón de la historia, el fino volante Ramírez, fichado ese año del Español, el lateral zurdo Canós, otro clásico del equipo que había sido internacional y el peruano Sigi, llegado de Zaragoza, donde se le llegó a llamar "la octava maravilla" por su prodigiosa técnica pero al que su frágil físico le impidió triunfar del todo en una liga tan dura como la española.
Pero las tardes de gloria ilicitana habían comenzado mucho antes, en concreto a partir del año 1959 cuando el equipo había conseguido por vez primera en su historia el ascenso a la máxima categoría. Nombres como Quirant, Pahuet, Moll, Luis Costa,Cayetano Re o el legendario meta Pazos aportaron mucho a la pequeña historia ilicitana. Pero es probable que, junto a la referida Final de Copa disputada en Madrid, lo más destacado del Elche fue su famosa "delantera del CLERO", llamada así por ser las cinco letras que daban inicio a los nombres de sus cinco componentes: Cardona, Lezcano, Eulogio Martínez, Romero y Oviedo; una delantera que solamente fue oscurecida en su tiempo por el esplendor de nuestros "5 magníficos" zaragocistas. Curiosamente, solamente el extremo Oviedo era nacional, pues los otros cuatro delanteros referidos eran latinoamericanos: 3 paraguayos y un hondureño.En el extremo derecho jugaba Cardona, un hondureño pequeñito, rápido y con olfato de gol que fue traspasado al Atlético de Madrid, donde sin ser titular indiscutible jugó bastante y metió goles importantes, mientras que en la izquierda estaba Oviedo, un zurdo habilidoso y veloz que terminó sus días futbolísticos en el Mallorca; el puesto de interior derecho era para Juan Carlos Lezcano, de quien ya hemos hablado y que ha sido una institución en el club, donde con los años sería entrenador, mientras que el ariete era Eulogio Martínez, nacido también en Paraguay y que había triunfado en el Barça de Kubala, Basora, Gensana, Villaverde, etc, estaba ya en su última época, pero siguió manteniendo la fuerza y la visión de gol que le caracterizó, tras dejar el Elche aun jugaría un año en el Atlético de Madrid y otro en el histórico Europa. No obstante, el jugador más carismático de los cinco -y posiblemente de la historia del Elche- fue otro paraguayo, Juan Angel Romero, un interior zurdo adelantado, lo que hoy llamaríamos un media punta, un jugador con una excelente capacidad técnica y un olfato goleador fuera de lo común; en sus siete temporadas en el club marcó 93 goles y disputando 187 partidos, 153 de ellos todos seguidos, pues entre 1960 y 1965 jugó todos los encuentros disputados en Liga por el Elche. Romero falleció el pasado 19 de junio dejando un imborrable recuerdo como jugador y como persona en Elche, lugar donde vivió desde su llegada a España.
El Elche también aportó jugadores a la selección nacional: los citados canós, Vavá y Asensi jugaron con el primer equipo nacional, especialmente el último. Hubo otros dos jugadores que tuvieron en el Elche su trampolín para la fama; el primero de ellos fue el asturiano Marcial Pina, uno de los jugadores con más clase que ha dado el fútbol español y que, aún siendo asturiano, explotó en el equipo ilicitano, siendo traspasado al Español, de donde pasó al F.C. Barcelona para acabar sus días deportivos a orillas del Manzanares. Otro joven jugador que despuntó en Altabix y acabó en un grande fue José Antonio Morante "Lico", un medio ofensivo descubierto por uno de los entrenadores más carismáticos del equipo, el brasileño Pedro Otto Bumbel y que debutó jovencísimo en primera; Lico era un jugador más bien anárquico y poco disciplinado, pero con dotes de genialidad y poderío físico, en 1968 se fue al Español y dos años después al Valencia, con el que ganaría la Liga y alcanzaría la internacionalidad; con el tiempo también fue entrenador del Elche en varias épocas. El ilicitano, equipo filial del Elche, llegó a jugar en 2ª división cuuando ésta constaba de dos grupos.
El equipo blanquiverde se mantuvo en la máxima categoría hasta 1971, año en el que bajó precisamente junto al Real Zaragoza, regresando al cabo de dos años para vivir una segunda etapa de buen juego que duró bastante menos: hasta el año 1978, en que se vivió un nuevo descenso. Durante cinco temporadas el Elche volvió a hacer las delicias de su público con un equipo en el que pervivían antiguos jugadores como Canós, Llompart y González, junto a los delanteros catalanes Sitjá y Alfonseda, que habían jugado en el Barça, así como el excelente volante uruguayo Montero, aunque por encima de todos destacaba el clan argentino, un poker de pibes entre los que destacaba por encima de todos Gómez Voglino, un interior zurdo elegante, con una inmensa calidad y enorme olfato de gol, consiguiendo 42 tantos en los cuatro años que jugó con el Elche en la máxima categoría; con Voglino llegó, también del Atlanta argentino, Rubén Cano, un ariete espigado y más bien torpón, pero que a base de lucha conseguía abrir las defensas y mantener buenas cifras goleadoras; Cano fue traspasado en 1976 al Atlético de Madrid y tras conseguir la doble nacionalidad se hizo con la titularidad de la selección nacional española, donde se hizo famoso por el gol en semi-fallo que le marcó a Yugoslavia en Belgrado y que nos valió la clasificación para el Mundial que se celebró precisamente en su país. Menos relevancia tuvieron el lateral Cortés y el ariete Finarolli, un habilidoso delantero fichado para suplir a Ruben Cano y que si bien en su primer año lo hizo bien marcando 16 goles, fue luego víctima de las lesiones. Buen fichaje fue el de Marcelo Trobianni, un creador consagrado en su país que hizo muy buenas temporadas en Altabix, siendo vendido en 1981 al Zaragoza, donde fracasó estrepitosamente, por lo que fue vendido a media temporada a Boca Juniors.
Tras descender a Segunda División en 1978, el Elche ha tenido tan sólo dos fugaces regresos a la máxima categoría: en 1984, con jugadores como López Pérez, Claudio Barragá, Pérez García y Leguía en sus filas y en 1988, con Del Barrio, Robi, Saavedra, Pedro Pablo y Liceranzu como jugadores más destacados, pero en ambas ocasiones la estancia en la élite fue breve y desalentadora. Aunque el Elche lleva años estancado en la división de plata, siendo el eterno aspirante al regreso, seguro que tarde o temprano lo volveremos a ver arriba, como entonces.
5 comentarios:
Pocas veces, un estadio tan viejo y pequeño como el que aparece en la última fotografía (¡qué hermosos recuerdos me evoca el viejo Altabix!) presenció tantas tardes de gloria. De hecho, parece el campo del Escalerillas, Fútbol Club.
Y, tratándose de Elche, no podían faltar las palmeras que se aprecian tras uno de los fondos. Ahora, el estadio Martínez Valero ha dejado de tener ese encanto: es puro cemento y está situado junto a un anodino polígono industrial. A menudo, las cosas van a peor.
Es cierto, el fútbol ya no lleva consigo el encanto de antaño: acudir a pié al Estadio, seguir el resto de partidos por el marcador simultáneo "Dardo" (Tervilor, 1-0; Televisores Inter, 1-1, ...), las almohadillas, la general, ...
¡Vaya imágenes!, el viejo Altabix de Elche... Qué recuerdos de los cromos que coleccionaba cuando era un crío.
A Trobianni si lo ví jugar, bueno, más bien le vimos saltar al terreno de juego, porque fue un fracaso absoluto su fichaje. Sea porque él no se aclimató al juego zaragocista, sea porque Manolo Villanova, entonces entrenador zaragocista, no lo supo aprovechar, el caso es que fue un desastre. Y recuerdo que el fichaje fue bastante caro para la época, ¿no Modestino?.
Sí, fue un fichaje caro y poco popular; no te sabría decir la cantidad exacta pagada entonces. Recuerdo que en el "Zaragoza Deportiva" se decía que Armando Sisqués, entonces presidente del club y hombre poco querido por quienes hacían el semanario, lo había fichado sólo "porque tenía carita de triunfador", como diciendo que era un fichaje caprichoso.
Además, para traer a Trobianni, que ocupaba plaza de extranjero, no se renovó a Radomir Antic, que en la posición de líbero había hecho dos temporadas sensacionales, desplegando uno de los juegos con más clase que se ha visto en La Romareda.
Eso sí, la venta del argentino en diciembre a Boca Juniors fue importante, porque se recuperó el dinero invertido y porque posteriormente la deuda que tenían los de la "Bombonera" con el Zaragoza sirvió para vendérsela a Racing de Avellaneda y conseguir el fichaje de Juan Alberto Barbas, cuyo rendimiento, como muy bien comprobaste en vivo y en directo, Alberto, compensó con creces el fracaso dos años antes de Marcelo Trobianni.
Y mientras cito a Antic, Barbas, ... me acuerdo de la situación del Zaragoza en la tabla, de lo que nos jugamos hoy, del futuro negro que veo .... y me pongo malo.
Os falta algún que otro jugador, en especial uno: el hondureño Gilberto Yearwood, considerado en mejor futbolista de todos los tiempo de ese país, una gozada verlo
Jugar.
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