8 de abril de 2010

¿Crece la xenofobia?



Imagino que todos recibimos frecuentemente archivos por internet con diferentes "gracietas"; hay personas que te inundan el correo con todo tipo de archivos en diferentes formatos. Últimamente me ha llamado la atención unos cuantos que tenían como denominador común poner en solfa a los inmigrantes extranjeros, poniendo sobre ellos una sombra peyorativa que me empieza a parecer preocupante.

El mensaje común de estos archivos, aparentemente inofensivos, gira en torno a tres insinuaciones: que los inmigrantes son la causa del aumento de la delincuencia, que el resto de españoles trabajamos para mantenerlos y que vienen a desempeñar empleos que deberían corresponder a los nacionales de aquí. Tales afirmaciones no responden a una realidad rigurosa y, si no ponemos los medios para controlarlas, pueden conllevar el crecimiento de una tendencia xenófoba peligrosa y perniciosa.

Asegurar que la causa de que haya más delitos se encuentre en el incremento de la población extranjera no responde a criterios reales; es cierto que hay bandas organizadas de personas del Este, que en el tráfico de drogas se pueden encontrar implicaciones de nacionales del norte de África y el sur de América, pero no lo es menos que siguen delinquiendo los de aquí y que las razones de la delincuencia es mucho más justo buscarlas en la falta de valores y la crisis económica.

La afirmación de que los extranjeros viven de lo que trabajamos los españoles no resiste ni a la realidad ni a la lógica; muchos extranjeros han venido desempeñando puestos que los de aquí, simplemente, no queríamos. Hemos vivido tiempos de gran bonanza económica en los que ha habido trabajos sistemáticamente despreciados. Todos conocemos a personas mayores enfermas y limitadas cuya atención corre a cargo de personas de Ecuador o Colombia, otros que no estando impedidas ven desaparecida su soledad por la compañía de esas personas, por no citar los temporeros, los que van a la vendimia o buena parte de quienes ocupan los puestos más bajos en la construcción. Creo sinceramente que a muchos de los que han venido de fuera les debemos bastante.

Pretender, finalmente, que los inmigrantes quitan el trabajo a los nativos no me parece ni justo ni real; el artículo 1 de nuestra Constitución consagra la igualdad como uno de los valores superiores del ordenamiento jurídico, y una consecuencia inmediata de tal aseveración es que no cabe la discriminación, que el derecho a trabajar es común a todos sea cual sea su condición, sexo, lengua u origen.

Hace unos meses hablé en esta misma sede del fenómeno de los bares regentados por personas procedentes de Oriente; solamente pretendía reflejar un fenómeno que me parecía curioso; hubo quien me reprochó, con elegancia, haber abierto una espita peligrosa; reitero que no tenía intención de fomentar recelo alguno hacia las personas de fuera, pero con perspectiva pienso que hemos de andar con cuidado, porque aquí cabemos todos los que tenemos buenas intenciones, tenemos que convivir y hay que asumir que hemos de hacerlo en paz.


9 comentarios:

Mariapi dijo...

Recientemente me ha sorprendido cómo aceptamos las "etiquetas" estereotipadas que encasillan a las personas por su lugar de nacimiento. Se nos llena la boca al hablar de igualdad, dignidad, solidaridad..pero al tocar lo concreto he descubierto un rio subterraneo de prejuicios ancestrales. Ha sido al contratar a una asistenta. No sabes cuántos consejos, cuantas prevenciones se han desatado en mi entorno...sólo por ser rumana... Gracias por el post, Modestino.

Modestino dijo...

Para ver si nos fiamos de alguien hay que mirar al individuo, no de donde viene.

Anónimo dijo...

Yo soy "Charnega", nací en un pueblo de las faldas del Moncayo pero mis padres vinieron a trabajar a Cataluña, por lo tanto, creo que todo el mundo tiene derecho a mejorar sus condiciones de vida.
También he de decir que hay un coste personal muy duro. En mis tiempos no era tan fácil hablar por teléfono ni viajar, eso supuso no tener mucho contacto con la familia y tuvimos que aprender otras costumbres y otro idioma (entonces no había aula d'acollida)
Por eso ,cuando pienso en el viaje que tienen que hacer y lo que se encuentran cuando llegan, creo que es muy injusto y que se debería poner más interés a nivel internacional en mejorar la situación de algunos paises y si quieren venir, que se controle que vienen con trabajo y posibilidades de una vivienda digna, es lo menos que se merecen.

annemarie dijo...

Los inmigrantes viven muchas veces a su aire, sin preocuparse demasiado con las sacrosantas tradiciones de los nacionalismos de los países donde viven, y en épocas de crisis económica es muy fácil hacer pasar esta actitud, tan legitima, por una amenaza: y surge el inevitable y aburridísimo (y peligroso, como dices) discurso de “nuestra identidad nacional única, irrepetible: nuestros paisajes, nuestro arte, nuestro jamón”, nuestras ridiculeces. La verdad es que hay otros mundos, y finalmente el nuestro es tan bueno y tan defectuoso como tantos, y todos tenemos problemas semejantes: eso es lo que nos dicen los inmigrantes con su sola presencia.

No imaginas lo que nos llegó, en lo que refiere a la lengua, con la inmigración brasileña de los últimos años. Los brasileños utilizan la lengua de un modo muy visual, divertidísimo, que los portugueses muchas veces tendemos a olvidar. :)) Yo cojo el tren con frecuencia, y me divierto con las distintas fases por que pasan los brasileños, el ritmo de las frases, sobretodo. Muchas veces los niños hablan sin el menor acento, pero los padres les contestan con un todavía cerradísimo acento brasileño, debe ser una cosa extrañísima!

Pero hay inmigrantes e inmigraciones muy distintos, no creo que sea posible situarlos a todos en un mismo plan.

Alberto dijo...

Es un tema muy complicado lo de la xenofobia con los inmigrantes. Los "nacionales" siempre tenemos la coletilla preparada de "no somos racistas", y muy probablemente sea cierto en la mayoría de las ocasiones, pero también es posible que tengamos un pequeño "punto" de xenofobia, que lo dejamos traslucir en cuanto tenemos algún contacto con un inmigrante. No es que estemos precavidos de un individuo por conocer de dónde viene, sino por sus actos. Y en tiempos de crisis y de problemas económicos y para encontrar trabajo por parte de los españoles, es cuando se desata gran parte de la xenofobia; entonces aparecen las quejas por las ayudas que reciben los inmigrantes por tener tantos y tantos hijos, que tengan la asistencia sanitaria inmediata sólo por pisar suelo español, etc.

No son buenos momentos para tratar este tema, aunque a este paso no sabremos cuál es el buen momento...

ana dijo...

No es un buen momento, no. Y son muy diversas las experiencias. Y para superar muchas ideas es fundamental mirar de frente al otro.

En lo que no estoy de acuerdo es en que quepamos todos tal y como se están organizando las cosas, a pesar de nuestra buena voluntad, a pesar de la mirada. O nos organizamos mejor... o la pagamos. Todos.

veronicia dijo...

Quisiera que en mi España querida no hubiera xenofobia ni racismo pero los hay; tanto por parte de españoles con esos tres pensamientos que has referido como por parte de extranjeros.
Yo ni tolero el racismo ni la xenofobia venga de quien venga.
En mi vida diaria puedo encontrarme con comportamientos racistas, pero no paso indiferente porque la indiferencia para mi es lo peor, dejarle creer a alguien que no está mal ser racista o xenófobo es como callar ante la injusticia. Mi esposo es colombiano.

Tintin dijo...

En Estados Unidos, entre 1905 y 1915 entraban un millón de inmigrantes nuevos cada año. Los americanos eran conscientes de que su prosperidad, y "el nacimiento de su nación", exigían recibir mano de obra para afrontar entre todos el futuro. Sólo cuando se entendió que era necesario controlar los flujos migratorios, se introdujeron ciertas restricciones.Entre otras, se hacía una entrevista personal a los que llegaban a USA, y la Ellis Island en New York, fue el lugar donde se realizaban esas entrevistas.Todavía hoy se guardan los archivos con los nombres de los millones de inmigrantes que entraron por Ellis Island, y en internet, www.ellisisland.org , se puede consultar si hay antepasados nuestros.Apuesto a que si buscáis, están los vuestros.
Todo esto ha hecho grande a los Estados Unidos, y a sus habitantes, orgullosos de su nacionalidad.

100 años después nosotros nos mostramos recelosos a perder no se qué tradiciones en lugar de tratar de luchar por ser entre todos un país mejor.

Modestino dijo...

Agradezco, para empezar, todas las aportaciones, que me parecen muy enriquecedoras: Mariapi, annemarie, Ana, Veronicia, alberto, Tintín, Anónimo, ...

En cuanto a lo que comenta Ana de sus dudas de que quepamos todos, la verdad es que no he pretendido hacer una llamada a que venga todo el mundo, sino a admitir la pluralidad ... es evidente que es necesario un control adecuado de los flujos migratorios, una lucha serie contra la inmigración ilegal, de manera muy epecial contra la trata de seres humanos, un respeto, en definitiva a la legalidad, una regulación adecuada de la cuestión, además de una exigencia del cumplimiento de la ley: a los de fuera y a los nacionales.

Lo que pasa es que no me parece justo, por ejemplo, que se hable de que los de fuera nos quitan el trabajo cuando durante años, en tiempos de bonanza, han estado muchos de ellos haciendo los trabajos que nos negábamos a hacer los de aquí.