Sinopsis: Éste es el relato autobiográfico de la tumultuosa relación del autor con el fútbol y con su equipo, el Arsenal londinense. Con un entusiasmo contagioso y su característica ironía, Hornby nos cuenta lo que ocurre cuando uno deja que el fútbol dé contenido a unos cuantos huecos que deberían haber estado ocupados por otras cuestiones. Este adicto al fútbol rechaza invitaciones a bodas porque ese día el Arsenal juega en casa, o asocia su primera gran ruptura amorosa a la pérdida de un jugador emblemático. Hornby se interroga aquí sobre la esencia de esta obsesión y describe con humor en qué consiste verdaderamente ser hincha de un equipo.
Este libro fue el regalo de cumpleaños de un buen amigo, conocido de esta casa, y tengo muy claro que cuando eligió "Fiebre en las gradas" para homenajear mi aniversario sabía muy bien que estaba dando en el clavo, que no iba a fallar. Efectivamente, durante unos cuantos meses he ido saboreando poco a poco las hojas escritas por este homónimo mío de Highbury y solamente puedo decir que página tras página me he ido sintiendo plenamente identificado con el autor, nunca pensé hasta que punto mis vivencias y sensaciones de "hincha impenitente y desbocado" podían ser descritas con tanto acierto.
"Fiebre en las gradas" no es un libro sobre acontecimientos futbolísticos, no es ni de lejos, una historia del Arsenal, aunque vayan apareciendo hechos históricos como las tragedias de Heysel, en Bruselas y Hillsborough, en Sheffield, o los distintos títulos ganados por el Arsenal y aparezcan los nombres míticos del Arsenal de la época, como Charlie George, Iam Brady, Charlie Nicholas o Paul Merson; el libro es casi un estudio filosófico de lo que es un hincha de fútbol, de toda la irracionalidad y la pasión que entraña el seguir a un club de fútbol; esa fidelidad que lleva al tormento y al éxtasis y de la que en los momentos de lucidez uno se avergüenza.
El autor va repasando diversos partidos del Arsenal, posiblemente el más popular equipo de Londres, desde que por los años 70 comenzara de niño a seguirlo hasta 1992, fecha de la primera edición del libro y va relatando sus recuerdos a raíz de dichos encuentros; de esta manera pone en relación la Guerra del Golfo con el partido que se disputaba cuando se anunció, o valora determinado encuentro con la semana en que dejó de fumar; especialmente sugerentes son los episodios en que narra como el fútbol condiciona su vida: tiene que tener un trabajo que le permita acudir a todos los encuentros de casa -asegura que solamente se ha perdido 2 o 3 en veinte años-, de la misma manera que sus amigos fijaban las fechas de bodas y bautizos condicionados por el calendario del Arsenal; pero también sus relaciones personales se ven afectadas por su pasión, siendo hilarante cuando narra como el día que acudió por vez primera con su novia a un partido, ésta se desmayó y el dejó que una amiga le acompañara a la enfermería y siguió el encuentro, que estaba en empate, pues le agobiaba más el resultado final que la salud de su chica: sensación de la que luego el hombre se acababa avergonzando.
Hay quien dice que "Fiebre en las gradas" es el mejor libro sobre fútbol que se ha escrito jamás; es magnífico cómo el autor profundiza en el cerebro del aficionado al balompié, haciéndolo con tanto rigor como sentido del humor. Francamente acertado está Hornby cuando define al fútbol como "el gran retardante", pues el forofo prolonga su niñez: “Mientras se disputa un partido de fútbol, soy un crío de once años”. Magnífico el relato de la victoria del Arsenal en la Liga con un gol de Thomas en el último minuto del último partido, jugado frente al Liverpool en el mismísimo Anfield Road, resaltando la especial sensación de ese momento irrepetible e inesperado que supone una victoria en los extertores de un match. Muy acertado también Hornby cuando relata con espíritu crítico y ecuanimidad el fanatismo de los hooligans y los incidentes más o menos graves que ha ido presenciando en los campos de fútbol a lo largo de los años.
Un libro que recomiendo a todos el que sea aficionado al fútbol y a unos cuantos más que no lo sean; decía un conocido mío que "el fútbol no es lo más importante de mi vida, pero forma parte de mi vida" ... lo suscribo, no lo puedo evitar. Le pongo una única objección al libro de Hornby: sus vivencias las cierra en 1992, por lo que no pudo hablar de sus sensaciones esa noche de mayo en el parque de los Príncipes, tres años después, cuando David Seaman vio, horrorizado, cómo volaba sobre el cielo de París el obús de Nayim que marcó el momento más glorioso de la historia de mi equipo.
Este libro fue el regalo de cumpleaños de un buen amigo, conocido de esta casa, y tengo muy claro que cuando eligió "Fiebre en las gradas" para homenajear mi aniversario sabía muy bien que estaba dando en el clavo, que no iba a fallar. Efectivamente, durante unos cuantos meses he ido saboreando poco a poco las hojas escritas por este homónimo mío de Highbury y solamente puedo decir que página tras página me he ido sintiendo plenamente identificado con el autor, nunca pensé hasta que punto mis vivencias y sensaciones de "hincha impenitente y desbocado" podían ser descritas con tanto acierto.
"Fiebre en las gradas" no es un libro sobre acontecimientos futbolísticos, no es ni de lejos, una historia del Arsenal, aunque vayan apareciendo hechos históricos como las tragedias de Heysel, en Bruselas y Hillsborough, en Sheffield, o los distintos títulos ganados por el Arsenal y aparezcan los nombres míticos del Arsenal de la época, como Charlie George, Iam Brady, Charlie Nicholas o Paul Merson; el libro es casi un estudio filosófico de lo que es un hincha de fútbol, de toda la irracionalidad y la pasión que entraña el seguir a un club de fútbol; esa fidelidad que lleva al tormento y al éxtasis y de la que en los momentos de lucidez uno se avergüenza.
El autor va repasando diversos partidos del Arsenal, posiblemente el más popular equipo de Londres, desde que por los años 70 comenzara de niño a seguirlo hasta 1992, fecha de la primera edición del libro y va relatando sus recuerdos a raíz de dichos encuentros; de esta manera pone en relación la Guerra del Golfo con el partido que se disputaba cuando se anunció, o valora determinado encuentro con la semana en que dejó de fumar; especialmente sugerentes son los episodios en que narra como el fútbol condiciona su vida: tiene que tener un trabajo que le permita acudir a todos los encuentros de casa -asegura que solamente se ha perdido 2 o 3 en veinte años-, de la misma manera que sus amigos fijaban las fechas de bodas y bautizos condicionados por el calendario del Arsenal; pero también sus relaciones personales se ven afectadas por su pasión, siendo hilarante cuando narra como el día que acudió por vez primera con su novia a un partido, ésta se desmayó y el dejó que una amiga le acompañara a la enfermería y siguió el encuentro, que estaba en empate, pues le agobiaba más el resultado final que la salud de su chica: sensación de la que luego el hombre se acababa avergonzando.
Hay quien dice que "Fiebre en las gradas" es el mejor libro sobre fútbol que se ha escrito jamás; es magnífico cómo el autor profundiza en el cerebro del aficionado al balompié, haciéndolo con tanto rigor como sentido del humor. Francamente acertado está Hornby cuando define al fútbol como "el gran retardante", pues el forofo prolonga su niñez: “Mientras se disputa un partido de fútbol, soy un crío de once años”. Magnífico el relato de la victoria del Arsenal en la Liga con un gol de Thomas en el último minuto del último partido, jugado frente al Liverpool en el mismísimo Anfield Road, resaltando la especial sensación de ese momento irrepetible e inesperado que supone una victoria en los extertores de un match. Muy acertado también Hornby cuando relata con espíritu crítico y ecuanimidad el fanatismo de los hooligans y los incidentes más o menos graves que ha ido presenciando en los campos de fútbol a lo largo de los años.
Un libro que recomiendo a todos el que sea aficionado al fútbol y a unos cuantos más que no lo sean; decía un conocido mío que "el fútbol no es lo más importante de mi vida, pero forma parte de mi vida" ... lo suscribo, no lo puedo evitar. Le pongo una única objección al libro de Hornby: sus vivencias las cierra en 1992, por lo que no pudo hablar de sus sensaciones esa noche de mayo en el parque de los Príncipes, tres años después, cuando David Seaman vio, horrorizado, cómo volaba sobre el cielo de París el obús de Nayim que marcó el momento más glorioso de la historia de mi equipo.
7 comentarios:
Es un libro magnífico "Fiebre en las gradas". El caso es que lo leí después de ver la película sobre el libro "Fuera de juego", con Colin Firth como protagonista, que también me pareció buenísima.
Nick Hornby es el escritor que creo más me gusta actualmente, quizás porque sus aficiones y necesidades son muy cercanas a las mías: fútbol, pop y rock, cine y en especial porque escribe para un público adulto, incluso cuando trata de la díficil vida de un niño o adolescente, como en "Erase una vez un padre" y "Todo por una chica". Mi libro favorito suyo es "Alta Fidelidad", que es uno de los que tengo como cabecera.
Vamos, que no puedo ser objetivo con Hornby...
Además ha debutado (vamos, eso creo) como guionista en el cine con una preciosidad de película, "An education".
En efecto, Alberto, "An education" es el debut de Hornby como guionista en su modalidad de adaptador de un material ajeno, y además le ha valido una candidatura al último Oscar. Veo que la peli te ha gustado tanto como a mí, realmente es una delicia. Me permito añadir a los libros que citas "Cómo ser buenos", que me pareció muy interesante, y "En picado", aún pendiente de leer. Tomo nota de "Alta fidelidad"; vi la peli de Stephen Frears (extraordinario John Cusack en el papel protagonista) y me quedé con ganas de leer la novela.
Modestino, alguien debería escribir una novela sobre la gesta épica del Real Zaragoza en Paris 1995. Probablemente eres el más indicado.
A mí, como ya he dicho, lo que más me ha hecho disfrutar del libro ha sido verme continuamente reflejado en lo que narra su autor.
No te creas Tommy, que he pensado emular a Hornby, pero me falta orden y constancia para completar un libro mínimamente digno.
Coincido plenamente con Alberto en que "Alta Fidelidad" es el mejor libro de Hornby, aunque yo me pierdo bastante en los asuntos de la música moderna (en los que este autor es un extraordinario experto), de ahí que mi preferido sea "Fiebre en la gradas". Este verano leí "Todo por una chica" y también me pareció delicioso: Hornby explica y describe como pocos la vida urbana de los jóvenes ingleses.
Reconozco que siempre he sido un poco del Arsenal (exceptuando el día glorioso de París, por supuesto), pero desde que leí "Fiebre en las gradas" me convertí en un auténtico "gunner".
El destino debería unir algún día a Modestino y Hornby: tendrían tantas cosas que contarse... (si pudieran llegar a entenderse, claro).
Nick Hornby, un nombre que no me sonaba de nada hasta ayer, y ahora por triplicado ;-)
Ayer vi la película An education que él ha producido, excelente. En el papel del cine Renoir explicaba que el era el autor e Alta Fidelidad, cuya película está entre mis favoritas, y ahora tú con con esto. Pues voy a tener que leerle, no voy a tener más remedio.
Muchas gracias por la coincidencia ya triple ;-) y un abrazo, jurisconsulto...
No me extraña que te sientas identificado con el libro, he conocido pocas personas a las que el resultado de un partido pueda afectar tanto, aunque no eres el peor, aún recuerdo a un compañero de mi marido que, como jugaba el Zaragoza, no vino a la celebración posterior al bautizo de mi hijo pequeño, dejando a su mujer sola en la comida con el pelo de peluquería, no se como la pobre le pudo perdonar... , no entiendo que el fútbol pueda afectar tanto a la vida privada.
¿Que tiene el fútbol para causar esos efectos?, creo que en algunos países hay gente que se suicida e incluso han llegado a matar a jugadores que han fallado, con otros deportes no pasa.
No se si puede ser verdad que no acompañara a la novia a la enfermería, pero yo si fuera ella le dejaba seguro.
Bueno Rosaura, muy dura serías si dejabas a quien se quedó viendo un partido de fútbol: ayer alguien me contaba que él dejabaa su mujer llorosa para ir al fútbol, pero era lo único en lo que no se rendía ante ella.
Publicar un comentario