SINOPSIS: Sean Thorton, un boxeador norteamericano, regresa a su Irlanda natal para recuperar su granja y escapar de su pasado. Allí se enamora de una alegre chica, aunque para conseguirla deberá luchar contra las costumbres locales, incluidos el pago de una dote y la oposición del temperamental hermano de su prometida.
Ayer vi por segunda vez esta película y, como pienso que suele pasar con las que son buenas, me gustó más que la primera vez; por mucho que el tiempo haga que cada vez quede más en evidencia la ausencia de los grandes medios técnicos de la actualidad, la maestría de John Ford queda patente en cada minuto de la cinta. Con esta película Ford consiguió su cuarto y último Oscar al mejor director después de las estatuillas recibidas por "El delator", "Las uvas de la ira" y "Qué verde era mi valle", sin que podamos dejar de mencionar que en 1952 Ford tuvo que pelear con cuatro primeros espadas: John Huston ("Molin Rouge"), Cecil B. de Mille ("El mayor espectáculo del mundo"), Fred Zinnemann (High noon") y Joseph L. Mankiewicz ("Operación Cicerón"); el film se llevó también la estatuilla a la mejor fotografía en color.
El ambiente de la Irlanda de principios del siglo XX es fantástica y la película es un canto a la amistad, la bonhomía y la buena vecindad, sin olvidar las referencias al poco respeto a la intimidad y la preferencia por la taberna de los irlandeses. Buen trabajo de John Wayne en una de esas extrañas ocasiones en las que no interpreta un western y, desde mi punto de vista, aún mejor de Maureen O´Hara, en ese papel que tan bien le viene de irlandesa pelirroja y casi salvaje. Llama la atención como todos los actores principales de la película fueron habituales del director de origen irlandés, John Wayne hizo con él, entre otras, "La diligencia", "Río grande", "La taberna del irlandés", "El hombre que mató a Líberty Valance", "Fort Apache" y "El álamo", mientras Maureen O´Hara lo hizo en "Qué verde era mi valle", "Río Grande", "Escrito bajo el sol" y "Cuna de héroes". También actuaron con Ford Victor MacLaglen, formidable como Will Danaher y Barry Fitzgerald, que borda el papel del entrañable Michaleen Flynn.
Formidable el personaje de Sean Thorton y de primer nivel el de Mary Kate Danaher, aunque Ford no se luce solamente en ellos, sino que borda a unos secundarios de primer orden, los citados de Will Danaher, un villano que no lo es tanto y Michaleen Flynn, un simpático bebedor empedernido y el resto de habitantes de Innisfree, como el padre Lonergan, que resulta que se lleva bien con el pastor protestante y que encarna Ward Bond, un habitual de los western: "Centauros del desierto", "Rio Bravo", "Johnny Guitar", "Los inconquistables", ... Y no quiero dejar de comentar la genial escena de Barry Fitzgerald entrando en el cuarto de Wayne y O'Hara la mañana siguiente a la noche de bodas, con una cama destrozada por motivos bien distintos a los que se imagina y su curioso y llamativo comentario de "homérico".
Es posible que el argumento, los planteamientos y mensajes de "El hombre tranquilo" puedan parecer hoy algo desfasados, así como que la película se ha quedado demasiado extensa, pero verla ha resultado una buena ocasión de oxigenarse.
Ayer vi por segunda vez esta película y, como pienso que suele pasar con las que son buenas, me gustó más que la primera vez; por mucho que el tiempo haga que cada vez quede más en evidencia la ausencia de los grandes medios técnicos de la actualidad, la maestría de John Ford queda patente en cada minuto de la cinta. Con esta película Ford consiguió su cuarto y último Oscar al mejor director después de las estatuillas recibidas por "El delator", "Las uvas de la ira" y "Qué verde era mi valle", sin que podamos dejar de mencionar que en 1952 Ford tuvo que pelear con cuatro primeros espadas: John Huston ("Molin Rouge"), Cecil B. de Mille ("El mayor espectáculo del mundo"), Fred Zinnemann (High noon") y Joseph L. Mankiewicz ("Operación Cicerón"); el film se llevó también la estatuilla a la mejor fotografía en color.
El ambiente de la Irlanda de principios del siglo XX es fantástica y la película es un canto a la amistad, la bonhomía y la buena vecindad, sin olvidar las referencias al poco respeto a la intimidad y la preferencia por la taberna de los irlandeses. Buen trabajo de John Wayne en una de esas extrañas ocasiones en las que no interpreta un western y, desde mi punto de vista, aún mejor de Maureen O´Hara, en ese papel que tan bien le viene de irlandesa pelirroja y casi salvaje. Llama la atención como todos los actores principales de la película fueron habituales del director de origen irlandés, John Wayne hizo con él, entre otras, "La diligencia", "Río grande", "La taberna del irlandés", "El hombre que mató a Líberty Valance", "Fort Apache" y "El álamo", mientras Maureen O´Hara lo hizo en "Qué verde era mi valle", "Río Grande", "Escrito bajo el sol" y "Cuna de héroes". También actuaron con Ford Victor MacLaglen, formidable como Will Danaher y Barry Fitzgerald, que borda el papel del entrañable Michaleen Flynn.
Formidable el personaje de Sean Thorton y de primer nivel el de Mary Kate Danaher, aunque Ford no se luce solamente en ellos, sino que borda a unos secundarios de primer orden, los citados de Will Danaher, un villano que no lo es tanto y Michaleen Flynn, un simpático bebedor empedernido y el resto de habitantes de Innisfree, como el padre Lonergan, que resulta que se lleva bien con el pastor protestante y que encarna Ward Bond, un habitual de los western: "Centauros del desierto", "Rio Bravo", "Johnny Guitar", "Los inconquistables", ... Y no quiero dejar de comentar la genial escena de Barry Fitzgerald entrando en el cuarto de Wayne y O'Hara la mañana siguiente a la noche de bodas, con una cama destrozada por motivos bien distintos a los que se imagina y su curioso y llamativo comentario de "homérico".
Es posible que el argumento, los planteamientos y mensajes de "El hombre tranquilo" puedan parecer hoy algo desfasados, así como que la película se ha quedado demasiado extensa, pero verla ha resultado una buena ocasión de oxigenarse.
6 comentarios:
Todas estas películas, o casi todas, las he visto en mi infancia, en blanco y negro... al lado de mi padre. Y las recuerdo con especial emoción. La verdad que ha sido un post muy evocador en esta tarde de domingo.
Saludos, y que descanses en este poquito de tarde que queda. Mañana comienza de nuevo la semana, que empiece bien para todos.
No sé por qué me gusta tanto esta película, porque no me atraen especialmente la historia, ni los personajes. Creo que es el trabajo de John Ford, destacado de la película. :)) Cada plano es como una muy buena pintura, perfecto, y apetece mucho ver la película, aunque la trama sea decepcionante, en mi desinformada opinión. :))
Me encanta esta película, Modestino, pero es que cuando viajas a Irlanda ¡te das cuenta de que son, en gran medida, así! Tronchantes, divertidos, acogedores, bebedores, excelentes músicos, poetas, una gozada. Y luego además Wayne ¡qué hombre, cómo me gusta! Mil gracias por este recuerdo a esta película eterna, siempre joven. Un abrazo
de acuerdo con Annemarie, pienso que la clave del éxito de "El hombre tranquilo" está en la brillantísima dirección de John Ford.
Creo que es un homenaje del director a sus ancestros.
Siento llevar la contraria, pero "El hombre tranquilo", aún siendo una película agradable de ver, no me parece que sea ni de lejos de las mejores obras de John Ford. La trama, como dice annemarie, me parece muy flojita y sólo las interpretaciones, de la "cuadra" habitual de Ford, y el trabajo de dirección salva la película.
No sé si la has comentado en algún otro post, Modestino, pero la mejor película de Ford en mi opinión es "The Searchers" (Centauros del Desierto), con John Wayne en el papel de su vida. También recuerdo con mucho agrado "Las uvas de la ira".
dos películas que comentas, Alberto, nos la he visto. Pero espero verlas algún día, por supuesto.
A mí me encantó "La diligencia".
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