Los teletipos nos ponían a los futboleros la carne de gallina con la noticia de que Fernando Cáceres, ex-jugador, entre otros equipos, de Real Zaragoza, Valencia y Celta de Vigo, se debatía en un Hospital de Buenos Aires entre la vida y la muerte al haber recibido un tiro en el ojo cuando conducía su BMW por la zona oeste de la ciudad. En estos momentos la situación es crítica y en el mejor de los casos los médicos anuncian graves secuelas neurológicas.
El elenco de equipos en los que ha jugado el "Negro", como se le conoce en el mundo futbolístico argentino, tan aficionado a poner motes a todo jugador brillante, es de auténtico lujo: en Argentina jugó en Argentinos Juniors, River Plate, Boca Juniors e Independiente de Avellaneda: casi nada, mientras que en España lo hizo en Zaragoza, Valencia, Celta y Córdoba.
Fernando Cáceres llegó al Real Zaragoza en el verano de 1993; el equipo blanquillo ya llevaba tres temporadas al mando de Víctor Fernández y desplegaba un buen fútbol, aunque no acababa de cuajar del todo: le faltaba firmeza en la zaga y un goleador arriba. Ese verano el viejo presidente Alfonso Solans, todo un personaje, trajo al entrenador maño las dos piezas que faltaban, ambas con aires gauchos: el central de River Fernando Cáceres y Juan Eduardo Esnaider, el polémico ariete que años antes había fichado el Madrid de Ferrocarril Oeste. Con estos dos fichajes Víctor cerró un equipo que ofreció a la afición zaragocista dos años llenos de buen juego, brillantez y títulos que culminaron con la mayor proeza de la historia blanquilla: la consecución de la Recopa de Europa el 10 de mayo de 1995 en el Parque de los Príncipes de París. Efectivamente, Cáceres cumplió todas las expectativas de su fichaje y aportó a la defensa blanquilla una serenidad y una consistencia que fueron claves para los éxitos posteriores.
En el programa "La Jornada" de ayer Pedro Luis Ferrer, desde mi punto de vista uno de esos periodistas que sí que saben, afirmaba que Cáceres ha sido el mejor central que ha visto pasar por el equipo blanquillo; estoy completamente de acuerdo con él, y eso que desde que tengo uso de razón el centro de la defensa maña ha sido ocupado por jugadores del nivel de Santamaría, Manolo González, Violeta, Camus, Salva, Morgado, Fraile, Juliá, Pablo Alfaro, Xavi Aguado, Paco Jémez, Gabi Milito y Ayala. Cáceres destacaba en primer lugar por su colocación: siempre estaba donde tenía que estar, era listo y se anticipaba al rival, pensaba mucho más deprisa que él. A su lado Aguado, ese catalán que vino a hacer la mili en Zaragoza cuando jugaba en el Sabadell y fichó casi de casualidad, creció enormemente y acabó convirtiéndose en una leyenda. El "negro" tenía además buen toque de balón, sabía sacar la pelota controlada y aportaba capacidad ofensiva; sin olvidar ese punto de "mala leche" que necesita cualquier central para ser completo. Fernando Cáceres mandaba en su parcela, daba seguridad, controlaba la zona y dominaba el juego aéreo, nadie como él ha conseguido que la afición zaragocista descansara tranquila cuando le tocaba atacar al rival.
En la retina de los zaragocistas quedan un sinfín de recuerdos de esos tres años en los que disfrutamos de su presencia en el equipo, empezando por la imagen inolvidable del jugador encaramado en una de las porterías del Parque de los Príncipe cortando un trozo de red para quedárselo como recuerdo; y bien que se lo había ganado, pues junto al citado Aguado habían formado una barrera inexpugnable en el área de otro mito, Andoni Cedrún. Tampoco podremos olvidar su decisivo papel en la consecución de la Final de Copa del año anterior frente al Celta, cuando el partido se complicó tanto al ser expulsado Santi Aragón y Cáceres creció hasta completar un partido memorable, o el gol que inició el 6-3 frente al Barça del "Dream team", la tarde de domingo que mejor recordamos los zaragocistas de finales del siglo pasado.
En el Zaragoza las épocas de vino y rosas suelen ser breves, y en esta ocasión no hubo, por desgracia, excepción, el equipo se fue desmembrando y Fernando Cáceres fue de los primeros en abandonar la nave: en junio de 1996 fue vendido al Boca Juniors por 500 millones de los de entonces, la economía manda, aunque tras trece años solamente Gabi Milito estuvo a la altura de entre quienes ocuparon su puesto en el equipo.
Ahora Fernando Cáceres se enfrenta al partido más duro de su vida, la situación parece desesperada y cuando uno escucha a los que están cerca suyo intuye que nos están preparando para lo peor. De momento, solamente quedan nuestras oraciones y la seguridad de que, pase lo que pase, el "negro" Cáceres está en lo más alto de la pequeña historia del Real Zaragoza y de la grande del fútbol mundial.
6 comentarios:
Vaya, qué lástima. A ver si hay suerte... aunque lo pintan feo.
Estoy contigo Modestino, Cáceres ha sido de lo mejor que ha pasado por el Zaragoza, destacando su rápidez contundente en el corte.
Pedro Luis Ferrer era de mi curso en el colegio y recuerdo perfectamente como se sabía y recitaba con mucha gracia la alineación campeona del mundo en 1978, desgranando en cada jugador sus dos nombre si los tenía, Mario Alberto Kempes, Oswaldo Cesar Ardiles, etc..
Pocas veces una vocación futbolera tan grande ha tenido la suerte de que le paguen por eso.
Respecto al hecho, lamentable y real, y en España ya no estamos tan lejos..
En España no estamos nada lejos, sobre todo en las grandes capitales, pero a veces parece que cerramos los ojos.
Y permiteme que recuerde la selección argentina del 78: Ubaldo Fillol; Olguín, Pasarella, Galván, Tarantini; Gallego, Ardiles, Kempes; Bertoni, Luque y Houseman.
Por cierto, las últimas noticias hablan de que el ex jugador "mejoró notablemente y está estable", algo que abre la puerta a la esperanza.
Aunque mejore y logre salvar la vida, mucho me temo que las secuelas serán irreversibles.
Gracias por recordar que el bueno de Cáceres también jugó en el Córdoba CF, aunque fuera ya en el ocaso de su carrera, cuando, más que correr y salir al cruce, esperaba al contrario al borde de su aéra con la esperanza de que tropezara con él.
Salud y suerte.
Efectivamente, a veces los futbolistas apuran demasiado sus ´ltimas horas como profesional. Uno de mis primeros recuerdos futbolísticos es el del gran Alfredo Di Estéfano, gordo y calvo, trotando por el desaparecido campo de la Carretera de Sarriá con la camiseta del Español.
Y no olvidemos los papelones que con 20 años de diferencia hicieron en el Levante Johan Cruyff y Pedga Mijatovic.
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