20 de noviembre de 2009

Aquellos viejos rockeros del gol



Después de más de 40 años siguiendo el deporte rey, creo que entre los jugadores considerados como los mejores no se suele incluir a los goleadores puros; Pelé, Beckenbauer, Cruyf, Kempes, Maradona, Platini, Zidane, ... casi todos eran hombres que tenían cierta facilidad goleadora, pero la categoría que alcanzaron se debió a algo más: eran jugadores de una técnica privilegiada, un estilo elegante y una visión de juego reservada para los elegidos. Pero existe otro tipo jugadores que, no poseyendo un buen dominio del balón, acaban siendo tan necesarios como los primeros, y éstos son los goleadores, jugadores que tienen la habilidad de saber convertir en gol cualquier oportunidad, hombres que generalmente son luchadores infatigables, valientes hasta la temeridad y astutos como raposas; buenos ejemplos de ellos serían el legendario ariete del Bayern Munich y la selección alemana "Torpedo" Muller, el italiano Roberto Béttega, el brasileño Mario Jardel o el actual dirigente madridista Jorge Valdano.

En España también hemos tenido unos cuantos de estos jugadores, frecuentemente encuadrados en la categoría de "modestos" pero que han prestado servicios impagables a sus respectivos equipos. El primero que me viene a la cabeza es Fernando Ansola, un larguirucho mozo de Elgoibar que jugó cinco años en el Betis, otros cinco en el Valencia y cuatro en la Real Sociedad, consiguiendo en estas 14 temporadas la friolera de 127 goles, una media de la que pocos jugadores que han disputado la Liga española pueden presumir. Ansola no era un jugador de grandes detalles técnicos, era más bien tosco y no sabia regatear, pero tenía auténtico instinto asesino ante portería, remataba muy bien de cabeza y poseía una enorme fuerza; cuentan que el fotógrafo valencianista "Finezas" supo hacer la mejor definición posible sobre la forma de jugar de Ansola: "Cuando Ansola choca contra un poste, en lugar de los camilleros salen corriendo los carpinteros". Ansola llegó al equipo de su tierra, la Real, en sus últimos años de carera, pero al revés de lo que se podría suponer, supo rendir como en sus mejores momentos. Ansola falleció en 1986 a los 46 años de edad a consecuencia de un tumor cerebral.

Jugador bien distinto al vasco fue el aragonés Enrique Porta; Porta nació en la localidad zaragozana de Villanueva de Gállego -el famoso pueblo de las tres mentiras, pues ni es villa, ni es nueva ni pasa el Gállego- y se formó como futbolista en la S.D. Huesca, donde ya mostró su facilidad goleadora almarcar 34 goles en la temporada 1967-68; como en tantas otras ocasiones, el Zaragoza no supo aprovechar los valores de la tierra y Porta acabó fichando por el Granada, un equipo que gestionaba muy bien Cándido Gómez y que se supo nutrir, entre otros, de buenos jugadores formados en la cantera zaragocista -Chirri, Hidalgo, Izcoa, Fontenla, ...-. Aunque en la ciudad de La Alhambra no comenzó con buen pié, Porta acabó demostrando sus habilidades goleadoras y obtuvo el Trofeo "Pichichi" en la temporada 1971-72 con 20 goles; en su momento se aseguró que el Madrid y el Barça lo querían incluir en su nómina, aunque al final no cuajó el fichaje. A diferencia de Ansola, Porta era un jugador con un físico poco poderoso y basaba su juego en una enorme habilidad para moverse en poco espacio de tiempo, en una colocación excepcional y en una picardía propia de los elegidos para el gol. Los dos últimos años de su vida profesional los pasó en el Real Zaragoza, donde aunque no jugó muchos partidos siguió marcando goles decisivos.

Manolo Clares se formo como jugador en el C.D. Castellón; su presencia en el club de la capital de la Plana coincidió con los mejores años de la historia de los de Castalia, pues consiguió ascender a 1ª División el año 1972 y lograr la mejor clasificación de su historia al conseguir el 5ª lugar, así como disputar la Final de Copa al Athletic de Bilbao, con quien la perdió por 2-0; en ese equipo Clares era la figura junto a dos jugadores cedidos por el Real Madrid: Del Bosque y Planelles, sin olvidar al central Cela, los volantes Ferrer y Cayuela y el extremo zurdo Félix. Clares era peleón hasta decir basta, enredaba en el área continuamente y sacaba petróleo de cualquier jugada. En el Castellón jugó dos años en primera y acabó siendo traspasado al Barça, donde jugó cuatro temporadas; el paladar de los culés era demasiado exquisito para aceptar un ariete como Clares y aunque siguió marcando goles -recuerdo cinco al Valencia en un mismo partido-, el levantino fue siempre un jugador discutido y cuando Josep Lluis Núñez llegó a la presidencia del club blaugrana vendió al jugador al Rayo Vallecano, donde disputó sus dos últimas temporadas como profesional.

Marianín fue bautizado en su momento como "el jabalí del Bierzo", apodo que ya de por sí resulta significativo y nos da idea de un jugador fuerte, recio y luchador. Marianín saltó a la fama en el equipo de su tierra, la Cultural Leonesa que en el año 1971 ascendió a 2ª División tras muchísimos años deambulando por la dura Tercera, algo a lo que contribuyó Marianín con 36 goles; la temporada 1971-72 supuso su lanzamiento, pues el equipo fue la revelación de la Liga, ocupando un meritorio 5º puesto final con una delantera que se hizo famosa: Ovalle, Villafañe, Marianín, Larrauri y Zuazaga. En el verano de 1972, tras rumorearse su fichaje por el Zaragoza, Marianín firmó por el Real Oviedo, donde además de solicitar que se le llamara Mariano, contribuyó a la permanencia de los carbayones en su primer año en primera con 19 goles que le convirtieron en "Pichichi"; Marianín, que destacaba por un formidable salto y remate de cabeza y un disparo seco, fue un pilar de los azulones y solamente las lesiones impidieron que llegara más lejos. Tras causar baja en el equipo de la capital del Principado el jugador regresó a la Leonesa.

El "Tigre" Barrios fue un ariete canario que triunfó en diversos equipos. Debutó en el equipo de su tierra, el Tenerife, que por aquél entonces navegaba entre 2ª y 3ª y su capacidad goleadora hizo que se fijara en él el Granada, que lo incorporó a sus filas en 1971; en "Los Cármenes" jugó muy bien y al cabo de tres años fue fichado por el F.C. Barcelona; decían entonces que buena parte del mérito del Pichichi de Porta lo tenían los huecos que provocaba Barrios en su lucha con los defensas. En el Campo Nou Barrios no tuvo suerte y solamente estuvo dos temporadas, aunque dejó noticia de sus cualidades: la lucha, la picardía y, por encima de todo, un remate de cabeza auténticamente espectacular, equiparable a los grandes cabeceadores de la época (Marianín, Santillana, Quini, ...). En 1974 Barrios se fue al Hércules, donde protagonizó los mejores años del equipo alicantino, que por aquellos tiempos se peleaba en la zona alta de la tabla y contaba con jugadores que hoy son míticos entre los aficionados herculinos: Giuliano, Baena, Saccardi, Deusto, Ribera, Juan Carlos, Carcelén, ... Barrios acabó jugando en el Levante y el Tenerife.


2 comentarios:

Alberto dijo...

Fantástico post, Modestino.

Quique Porta tiene ahora, bueno, desde hace unos cuantos años, la chocolatería del mismo apellido en la C/ Arzobispo Domenech, esquina con Zumalacarregui, con un magnífico chocolate y unos churros exquisitos.

Modestino dijo...

He pasado una cuantas veces por esa chocolatería, pero desconcía quien era su dueño ... la próxima vez tendré que entrar, a pesar de lo poco que me convienen el chocolate, los churros y derivados.