9 de junio de 2009

Complicidad literaria

Dedicar un tiempo a recorrer los anaqueles de las librerías en busca de nuevos hallazgos es uno de las actividades a las que dedico mi tiempo libre. Darme una vuelta por "Masdelibros" en Huesca o por la "Casa del Libro", las librerías "General" o "Cálamo", la "FNAC" o una de viejo ubicada en Arzobispo Apaolaza, en Zaragoza, se ha convertido en un placer reiterado. Al final uno no compra nada, pues ya tiene una buena fila de pendientes en la estantería propia, pero sí descubre ejemplares atrayentes que despiertan el deseo de leerlos antes o después.

Desde hace poco más de un año, disfrutamos en Zaragoza de la "Casa del Libro", un auténtico templo de la lectura, un reclamo inevitable para los que somos psicópatas del tema. Da gusto ir desfilando por las diferentes secciones para encontrar las últimas novedades, volver a apuntar los que siguen pendientes de lectura o redescubrir algún que otro volumen cuyo recuerdo se había esfumado. Es curioso lo que puede convertir un libro en objeto de deseo: en ocasiones es la recomendación de alguien en quien confías, otras el prestigio de su autor, a veces un tema atractivo, posiblemente a causa de una buena promoción publicitaria, incluso es posible que simplemente te haya conquistado el dibujo o el color de la portada.

Y en la "Casa del Libro" de la calle San Miguel trabaja una dependienta que debería ser enviada por todas los establecimientos del ramo para enseñar a atender al ciudadano. Suele llevar el pelo corto, usa gafas de concha y, sobre todo, salta a la vista desde que la ves que está encantada con dedicar su oficio al libro y disfruta transmitiendo lo que sabe, que me parece es mucho. En cuanto te diriges a ella el interior de la tienda se ilumina con su sonrisa sincera y unos ojos que te miran con el brillo destinado a los amigos. Hay de manera inmediata una conexión, no eres un cliente que se puede dejar más o menos euros, ni un curioso, ni un pesado ... para ella pasas a ser el nuevo cómplice de una afición apasionante.

El pasado jueves paseaba con un amigo por la Feria del Libro instalada en el Paseo Independencia; llegamos a la caseta de la "casa del Libro" y allí estaba nuestra amiga, repartiendo sonrisas, dispuesta a recibir consultas, preguntas y comentarios. No lo puede evitar, y así cuando comienzas a hablar de uno u otro título, ella mete baza y ofrece su ayuda imprescindible. Mi amigo estaba interesado en la última novela de Guillermo del Toro, "Nocturna", una cosa de vampiros que a mí por cierto no me va nada, a nuestra amiga -lo siento, no se cómo se llama- le comenzaron a brillar los ojos y nos ofreció una amplia información sobre el libro, el autor y las películas en las que ha sido guionista, a la vez que dejaba claro toda la vibración que le producía la sola mención del nombre del escritor.

En esto de los libros existen también sus fantasmas, personajes que andan de "enteradillos"; siempre recordaré el "experto" de otra librería que siempre solía recomendar sus particulares "obras maestras", se estuvo quedando conmigo hasta el día en el que le pregunté por un libro de Evelyn Waugh y ni le sonaba: tuve que escribirle el nombre para que lo pudiera buscar en la base de datos. Pero ella no es así, sabe y mucho y ha conseguido que la tienda donde trabaja se convierta en parada obligatoria de mis frecuentes viajes a mi ciudad natal: esperemos que en la "casa del Libro" no tengan que hacer un ERE.


17 comentarios:

María dijo...

Siempre he dicho que sería inmensamente feliz trabajando en una librería!!! Aquí en Salamanca no tenemos la suerte de tener establecimientos de este tipo, pero un paseo por la librería Cervantes siempre es muy, muy, muy gratificante. Un saludo!

Modestino dijo...

Yo he estado un par de veces en la Librería Cervantes de Oviedo y es una gozada, imagino que la de Salamanca será equiparable.

Máster en nubes dijo...

Qué alegría tener una persona así en una librería, de verdad. En El Corte Inglés de Valladolid hay una similar, sabe de lo que preguntes, siempre, una gozada. Aquí en Crisol las pobres no sabían apenas, salvo los de Juan Bravo que había un par de tipos que eran estupendos. Pero cerraron o están cerrando.

Y me voy a la Casa del Libro precisamente ahora, a buscar un par de cosilla.

Un abrazo.

Aurora

ana dijo...

Qué maravilla de lugar!!!

Yo, al igual que Rocío, también sería inmensamente feliz trabajando en una librería, entre librso, cuadrenos y bolígrafos...

Y sí, cuando encuentras una persona así en una tienda de libros... es como si encontrararas a un viejo amigo. Ha sido un post muy bonito, si ella lo leyera, estaría encantada. Seguro. Necesitamos el reconocimiento de nuestra labor cuando es precisamente eso, una labor bien hecha.

La pasión por los libros...
... y bueno, que aunque quede mucho por leer, a mi siempre se me apilan, es invevitable a veces no llevarse algo.

Mi última adquisición:
"El método Coué", de
Javier Menéndez LLamazares.

FRANK dijo...

Esa dependienta es una pasada, debe ser la misma que me atendió a mí el verano pasado. Me acerque a ella, le pregunté si tenía algo sobre samuráis y ella me respondió proponiéndome tres o cuatro autores, explicándome las características de cada uno de ellos. Así descubrí a Laura Joh Rowland y sus novelas históricas-detectivescas sobre el Japón Medieval – voy por el tercer libro-.

Modestino dijo...

Salta a la vista que es la misma, Frank.

Tomo nota del libro, Ana, pues además no me suena y seguro que es un hallazgo.

Yo también caigo aveces en la tentación ... Amen.

ana dijo...

Book-trailer de EL METODO COUE

http://www.youtube.com/watch?v=LmrFnvr2JbU

Échale un ojo a esto... a ver qué te parece.

Saludos.

ana dijo...

Editorial Funambulista tiene publicadas verdaderas joyas... tenía que decirlo.

;))

Rosaura dijo...

Ahora desgraciadamente no tengo apenas tiempo para leer pero en relación con este tema que tratas me vienen a la cabeza recuerdos de hace muchos años en relación con las biblotecas públicas, aunque quizá sea tema para otro blog porque se que tu también eres usuario.

Soy una gran defensora de las mismas, desde que puedo recordar siempre he sido socia de alguna, primero en la de mi barrio de Madrid cuando era muy jóven y en Zaragoza de las municipales y de la de la DGA en Doctor Cerrada.
Desde muy pequeña me parecía increible tener acceso a todos esos libros y sin que te costara dinero, recuerdo el bibliobús que paraba en mi barrio y donde cogía libros de los 7 secretos y otros de literatura infantil con los que disfrutaba un montón y luego la bibloteca del Niño Jesús, donde iba a ampliar siempre información para los exámenes del Instituto y de los primeros años en la Universidad, con los dos biblotecarios cuyas caras recuerdo perfectamente, uno por cierto siempre con su pipa, cosa que ahora estaría terminantemente prohibida, y que también te asesoraban sobre cualquier libro por raro que fuera.
Que tiempos tan bonitos...

Que maravilla el homenaje que le haces a la empleada de la librería, como dice Ana, qué pena que no pueda enterarse de esto...

Modestino dijo...

Agradezco a Ana los favor y el enlace. Muy interesante.
En cuanto al tema de las bibliotecas que comenta Rosaura yo es un servicio que empecé a utilizar hace pocos años; hay gente a la que no le gusta porque le da repelús compartir libros con desconocidos. A mí no me causa problema y me permite leer libros que a lo mejor nunca compraría.

sunsi dijo...

Desde luego, no es común encontrarse con alguien así. Por lo menos yo no la he encontrado nunca. Sí solía pasar ratos largos en Adserá. Sola. Rebuscando, hojeando... Ahora soy socia de Abacus. No está mal. La ventaja es el descuento.

De Huesca recuerdo "La casa de las novelas", cerca de la calle San Lorenzo. Pequeñita, pero encontrabas bastante. Atendían bien. No sé ahora.

La próxima vez , si yo fuera tú, le diría a esa señorita que es un oasis en este mundo del tendero de libros. Qué maravilla de chica.

Un saludo, Modestino

Paladín dijo...

Ay!!!los libros. Pueden ser una obsesión, sobre todo, cuando recibes un consejo acertado sobre qué leer.
Yo tengo también dos "gurús" de la lectura, uno eres tú, amigo Modestino, otro es una señorita también encantadora de la sección de libros del Corte Inglés de Independencia.

Sobre las bibliotecas, estoy con Rosaura en que hacen más fácil el acceso a la lectura y la fomentan. Pero, el proceso de abrir un libro nuevo por primera vez, leer esa primera página , que a veces (por ser tan nuevo) está pegada, es una sensación única.

El único inconveniente de los libros hoy en día es su precio. La media ronda los 20 machacantes, y si tienes la suerte de que te encante el libro puedes "comértelo" en tres o cuatro días. Pero bueno, siempre tendremos la posibilidad de libros como "La Montaña Mágica" de Thomas Mann o "La interpretación de los sueños" de Sigmund Freud para los que hacen falta seis, ocho, diez días o.....

ana dijo...

Yo para "Cien años de soledad", necesité casi los cien años... uff... cómo me costó terminarlo. Dicen que es un joya... lo acabé por eso, y porque me lo recomendó un estupendo amigo. Así todo, fueron muy largos esos cien años...
... y acabé de la saga de los Buendía... en fin.

Será que no tengo sensibilidad, pero me costó. Paladín a raíz de su comentario me lo hizo recordar.

De todos modos, aunque hay libros imposibles... supongo que también a veces estamos en momentos imposibles para la lectura... todo se mezcla...

... por cierto, y por picar... Modestino ¿ya le has dicho algo a esa estupenda dependienta?. Mira que se lo merece... y mucho.

Lumroc dijo...

Durante años, sin hijos, en mi época barcelonesa, dediqué muchas horas a las "librerías de viejo" y a los despojos de bibilotecas que, tras fallecimiento, quedaban amontonadas en el suelo en los "Encantes Viejos".

Pude adquirir cosas buenas.

¡Qué tiempos!

tommy dijo...

Venga, voy a contar mi batallita bibliófila. Cuando estudiaba COU, allá por el Siglo XVII, la profe de Literatura nos encargó que paseáramos por la Feria del Libro (entonces aún en la Gran Vía zaragozana) y que después hiciéramos una especie de ejercicio sobre lo que habíamos visto y experimentado allí. El caso es que nos acercamos a una caseta en la que atendía una señora de mediana edad y, puestos a aprovechar la ocasión, le preguntamos si tenía uno de los libros que eran de lectura obligatoria en aquel curso, a saber, "San Manuel Bueno, mártir" de don Miguel de Unamuno, y nos contestó que de Unamuno sí que tenía algo pero que del otro señor que le decíamos no tenía nada.

Esto seguro que no habría pasado en La Casa del Libro. Por cierto, casi todo el personal del establecimiento es muy agradable y parece bastante entendido, aunque esta chica realmente es punto y aparte. Modestino, tienes que decirle que lea estos comentarios. Si no lo haces, soy capaz de hacerlo yo. Admito que me conmovió cuando, a propósito de Guillermo del Toro, me dijo que no sólo era fan de sus pelis sino que incluso había visto "Blade II", o sea, Wesley Snipes decapitando a lo bestia vampiros sedientos de sangre, y que le gustó.

Modestino dijo...

Acabi de llegar de Albarracín y no he tenido tiempo de decir nada a la moza; además la Librería está a 70 km de mi casa ... no puedo ir todos los día;).

ana dijo...

(Modestino... sigo dándote la murga... un poquitín)

Ok, la librería no está cerca, pero no es escusa... porque algún día te volverás a acercar... el día que vayas le das amablemente las gracias por todas sus referencias... es enorme cuando te vas a casa no con la sensación de lo bien hecho, sino con la certeza de que así ha sido. de que tu labor ha sido sentida.

Te lo digo porque me ha pasado.

No hay nada más grande que la gratitud por el bien realizado.
Y con qué alegría regresas a casa!!

Así que... a ello!!
ES UN RETO...
... ánimo!!!