Tras los libros devorados en época vacacional, los restantes 12 días de julio me han servido para leer dos excelentes novelas, dos libros absolutamente recomendables de dos autores bien distintos: Fernando Aramburu, un narrador español contemporáneo a la altura de los grandes del realismo social en España y Fred Vargas, la autora de novela negra francesa que la Editorial "Siruela" lanzó hace ya unos años en España y de la que ha publicado ya más de una decena de libros: una autora complicada que vale la pena aprender a leer.
Buscando valores literarios españoles de nuestra época, hacía tiempo que tenía puesto en el punto de mira a Fernando Aramburu, un donostiarra que ya ha escrito unos cuantos libros y del que mucha gente hablaba maravillas. Por esta razón me hice con "Años lentos", su última novela, premiada con el último "Tusquets" de novela; el libro me ha encantado y no tardaré en seguir la estela de este autor. A la hora de motivar las virtudes que he encontrado en la obra de Aramburu hablaré de tres cosas; en primer lugar, sencillamente, se trata de un libro brillantemente escrito, con un castellano sencillo y bien construido, sin grandes exhibiciones pero con riqueza. Por otra parte, Aramburu opta por una forma tremendamente original de narrar, así alterna los capítulos entre una fingida carta del protagonista al autor en la que le narra los acontecimientos de su vida que quiere que compongan el relato del libro y unos peretendidos apuntes del autor en el que enumera de modo esquemático los giros, formas y cuestiones que tiene intención de incluir en su novela; el autor consigue convertir tan complejo planteamiento en un relato perfecto. Pienso, finalmente, que Fernando Aramburu nos presenta una narración creíble, ambientada en un San Sebastián de los años 60 y 70 que convierten lo que cuenta en interesante y atractivo; el ambiente de la clase obrera del lugar y de la época, la aparición de terrorismo de ETA y los prejuicios morales y sociales de la época son contados con maestría por el escritor vasco.
Fred Vargas no es una autora sencilla de leer, de hecho fracasé en dos intentos de leer "El hombre de los círculos azules", creo que, no siendo la primera en ser escrita, sí fue la que inicialmente se publicó en España; hace cuatro años leí "La tercera virgen", y aunque en esta ocasión concluí la lectura, me quedé con la sensación de no haber "pillado" la mitad. Al tratarse de una autora que recibía notables loas, decidí intentarlo de nuevo y así tomé prestado de un amigo "El hombre del revés", novela en la que el inspector protagonista de las intrigas de la autora francesa, Jean-Baptiste Adamsberg, se enfrenta a unas brutales y misteriosas muertes que se atribuyen a un hombre lobo. El citado Adamsberg comparte protagonismo con tres personajes formidablemente creados: un negro africano llamado Solimán, un viejo pastor francés a quien apodan "El Veloso" -realmente entrañable- y Camille, un viejo amor del propio Adamsberg que se dedica profesionalmente a dos actividades tan distintas como la creación de música y la fontanería. En esta ocasión puedo afirmar que me ha encantado el libro y que lo he entendido de principio a fin, y es que a Vargas hay que leerla despacio y sin ningún tipo de dispersión; así he descubierto a una autora que crea unos personajes profundos y originales, que te mete perfectamente en un ambiente tan interesante como el del mundo rural francés y que junto a una intriga magistralmente llevada sabe tratar temas humanos y tocar el corazón del lector. Ahora ya estoy convencido de que efectivamente Fred Vargas es una de las mejores autoras europeas del género en la actualidad y el Comisario Adamsberg uno de los personajes más ricos y entrañables del panorama.
11 comentarios:
Tomo nota de los dos; por cierto vi la película headhunters basada en el libro de Jo Nesbo.
Voy a hacer un paréntesis en el libro que llevo entremanos y le voy a hacer sitio a tu recomendación "Un beso de amigo"
Por cierto recomiendo encarecidamente a Alexandr Solzhenitsyn transcribo ésta frase porque es una metafora bonita y esclarecedora.
" Abarcar toda esta historia y toda esta verdad es superior a las fuerzas de un asola pluma. Yo tan sólo pude ver el Archipiélago a través de una mirilla, no tuve una vista panorámica desde una torre de observación. Pero por suerte han emergido y emregeran aún algunos libros. En los RElats de kolymá de Shalámov, quizás el lector sienta de un modo más fidedigno la falta de piedad del espíritu del Archipélago y los límites de la desesperación humana
Sin embago, también el sabor del mas puede conocerse con un solo trago.
El "Archipiélago Gula" hay qué leerlo cuando no andas excesivamente desanimado ... ;)
Generosa propina, Modestino.
Descubrí por casualidad a Fernando Aramburu hace años, a través de "Los ojos vacíos", una novela que me impactó.
Luego le perdí la pista y volví a reencontrármelo con un libro de relatos titulado "Los peces de la amargura", acerca del sufrimiento de las víctimas de ETA.
Más recientemente he leído de él "El vigilante del fiordo", una novelita sórdida, pero excelente, y su divertida "Viaje con Clara por Alemania", que relata experiencias vividas por él mismo, dado que hace ya mucho tiempo que reside en el país teutón.
Es un autor muy comprometido con la paz en el País Vasco, que califica como asesinos a los terroristas (sin remilgos ni metáforas ni ambages) y que, curiosamente, estudió filología hispánica en la Universidad de Zaragoza.
En cuanto a Fred Vargas, creo que no deberías perderte su última novela protagonizada por el incalificable comisario Adamsberg: "El ejército furioso".
En mi opinión, es la mejor novela negra publicada este año; o, más exactamente, la mejor de las que he leído del género durante el último año.
Feliz lectura, pese a este tórrido agosto que nos petrifica (en todos los sentidos).
Bunetti a veces no soy del todo consciente pero en verano me encuentro leyendo novelas ambientadas en lugares frios y en invierno al revés... intento compensar el calor que hace...
Gran Brunetti, tomó nota de los títulos que comentas de Aramburu y los leeré todos; en cuanto al "ejército furioso" lo compré hace meses, pero por esa manía de leer las novelas policíacas de personaje fijo por orden de aparición lo tengo en stand by, ... pero tal vez compense hacer una excepción y saltarse el orden.
Brunetti:
"El vigilante del fiordo" no es una novelita, sino una colección de cuentos.
Fernando Aramburu escribe en su blog, a propósito de una presentación de su libro:
"Me flanquearon hembras a la mesa. Estaba, pues, como en casa. Es que congenio con el rebaño cuando es bello y huele bien".
Machismo sin remilgos ni metáforas ni ambages.
Tal vez palabras desafortunadas, quizá no se políticamente correcto, ... de cualquier manera no conozco a Aramburu lo suficiente como para saber de que pie cojea.
Desde luego si habitualmente se refiere a las mujeres como rebaño, mal, muy mal ... pero vete a saber si su referencia es más general y plural.
A mí el libro no me pareció machista para nada.
Tienes razón, anónimo: "El vigilante del fiordo" es un libro de cuentos.
El título del libro coincide precisamente con uno de ellos, "El vigilante...", que, repito, me pareció muy sórdido y claustrofóbico, aunque con calidad. De ahí quizá mi confusión.
Cada día me falla más la memoria.
En cuanto a esos comentarios que transcribes de Fernando Aramburu, no tengo nada que decir: cada cual es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras.
Pero si nos guiásemos por los comentarios que a veces hacen algunos escritores (vid. Javier Marías, Vargas Llosa, Pérez Reverte, Houellebecq, Almudena Grandes y tantos otros), no podríamos leer casi nada. Y eso no es un buen plan.
Dicho que sea todo ello sin ambages, digo, sin acritud.
Si, Brunetti, a veces tenemos que aislarnos de los comentarios de nuestros literatos de cabecera.
Es obvio que Fernando Aramburu, se refiere tanto a hombres como a mujeres al escribir rebaño. No hay que sacar tanta punta a los comentarios.
Sobre Fernando Aramburu, me parece el mejor escritor de su generación, y al tiempo, porque ahora que se dedica plenamente a la literatura, va a sorprender a muchos.
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