14 de agosto de 2012

El orgullo de los Massai


Siempre ha sido el atletismo lo que más me ha gustado de los Juegos Olímpicos, y si tuviera que elegir unas pruebas creo que me quedaría con las de 800 y 1.500 metros lisos; aún recuerdo los triunfos en 1.500 del finlandés Pekka Vasala en Múnich, del neozelandés John Walker en Montreal, del keniata Peter Rono en Seul, del argelino Morceli en Atlanta o del marroquí El-Guerrouj en Atenas, con mención especial a los duelos de los ingleses Sebastian Coe, Steve Cram y Steve Owett en Moscú y Los Ángeles y, por supuesto, el épico triunfo de Fermin Cacho en Barcelona; en 800 metros los recuerdos no son menos brillantes: David Wottle, el americano de la gorrita, en Múnich, el cubano Alberto Juantorena en Montreal, el británico Owett en Moscú o el brasileño Joaquim Cruz en Los Ángeles. En Londres el vencedor fue el keniata David Lekuta Rudisha, un joven corredor a quien conocen como "el orgullo de los Massai" y que fue el primer atleta en batir un record mundial en los Juegos Olímpicos recién terminados.

La carrera de Rudisha fue perfecta, dominándola de cabo a rabo, imponiendo un ritmo que nadie fue capaz de aguantar y manteniendo la intensidad hasta el final, única manera de forzar un nuevo record mundial, pues si cedes a la tentación de dejarte llevar los últimos metros, como pienso hizo Usain Bolt en 100 y 200 metros lisos, puedes impedir que a la victoria se añada el éxito de un record. Pero lo más impresionante de la actuación de David Lekuta Rudisha fue la elegancia en el modo de correr, no solamente dio una lección de potencia y velocidad, sino que fue toda una exhibición de ritmo, coordinación, estilo y majestuosidad, como si la perfección se hubiera introducido en la pista de tartan y nos hubiera mantenido en éxtasis en el poco más de minuto y cuarenta segundos que duró la carrera del keniata. No me cabe duda de que los Massai, y Kenia entera tienen que andar orgullosos de su atleta.

2 comentarios:

veronicia dijo...

Siempre había pensado que correr es algo tan natural que no necesitaba de técnica alguna... gran error el mío, requiere técnica como cualquier deporte y resulta muy complicada aprenderla.
Y ya no me refiero sólo a los corredores profesionales, que mejoran su técnica para poder ganar esas milésimas de segundo que les da la victoria. A cualquier nivel es necesaria para evitar lesiones y aumentar la velocidad.
Correr con esa fluidez es complicadisimo

Modestino dijo...

Al final siempre se hace de la necesidad virtud y se aprende lo necesario.