8 de agosto de 2012

El final de la arrogancia

Un efectos inmediato de la actual situación de crisis consiste en que nos queda poco de lo que presumir; evidentemente cada cual tendremos nuestras propias cuestiones familiares, profesionales o personales de las que sentirnos orgullosos, pero se acabaron, por distintos motivos, los tiempos de andar por la vida, justificada o injustificadamente, ufanos y altivos. Quién nos iba a decir que al presidente de gobierno que hace unos meses festejaba eufórico su rotundo triunfo electoral lo ibamos a ver ojeroso y con mirada perdida, que políticos y financieros que se comían el mundo deberían dar cuenta de sus posibles pufos ante el parlamento y algunos ante la Justicia, que un todopoderoso político de partido, y luego de gobierno que solía ser azote de sus rivales terminaría posando sus reales en los banquillos del Supremo, que Cataluña debería pedir rescate a España o que el hijo y delfín de un veterano "caudillo" nacionalista, que asomaba en el firmamento como líder indiscutible de un futuro próximo y parecía mirar, con gesto adusto y poderoso, a todos por encima del hombro terminaría siendo cuestionado como presunto tramposo. No son buenos tiempos para quienes carecen de humildad, de capacidad de autocrítica y de conciencia de la fugacidad y vanalidad de la gloria humana.

Estamos en el pozo y no resulta fácil, al menos para mí, analizar las causas de porqué hemos llegado hasta aquí; hemos vivido muy felices, pero mucho más con la felicidad del incauto y el superificial que con la del maduro, así, cada uno a su nivel y en su particular barco, hemos estado mirando el futuro con despreocupada indiferencia, pensando que todo el monte era orégano y que nunca iba a pasar nada. Cada cual paseabamos por la calle orgullosos de nuestro dinero, de nuestra posición, de nuestro poder, de nuestra prebenda, ... de nuestros viajes al extranjero, del coche que nos habíamos comprado, de la segunda residencia, de nuestra capacidad de cerrar negocios, ... Pero todo esto se acabó, quien tiene un cargo, político o no, tiene que saber que lo desempeña para servir al ciudadano, no para lucirlo en procesión, de la misma manera que debería ser consciente de que el poder y la gloria aquí en la tierra no lo son por siempre, que el éxito y las vacas gordas vienen con fecha de caducidad.

Me vienen a la cabeza los grandes "gurús" de la economía, las personas que se manejan en la Bolsa, en los Bancos, en los lugares donde se cuecen las cosas importantes, frecuentemente impecables, altivos, con cara de tenerlo todo controlado ... ¿fueron en su día incapaces de prever la que se nos venía encima?, ¿dónde está ahora su seguridad, su dominio de la materia, ... su arrogancia?. Al final lo que cuenta es la buena voluntad, el espíritu de servicio y el deseo de hacer el bien a los demás, es lo único que nos queda para no desesperarnos, para aceptar que los espejuelos del mundo ya no valen y para descubrir nuevos alicientes, tal vez menos provechosos monetariamente pero a la vez más capaces de devolvernos a terrenos que nunca debimos abandonar.

8 comentarios:

Tommy dijo...

Siempre nos quedará Mourinho.

veronicia dijo...

Recuerdo perfectamente diciembre de 2007 estaba leyendo un análisis financiero de USA y el fin de la burbuja...
Recuerdo marzo de 2008 escuchar a un primo mío decir que lo que estaba por llegar era todavía peor (en enero se había desplomado la bolsa)
Las teorías de ciclos económicos hablan de ciclos de 8 años 18 o 40 años...
Después de asumir que no ganaremos más ni poseeremos algunos bienes que creíamos por derecho propio tal vez descubramos que podemos vivir mejor; sin matarnos trabajando, disfrutando de la familia y los amigos, comiendo en casa, con tiempo para leer escribir o aprender.
El dinero nunca ha podido comprar la felicidad (por más que la publicidad diga lo contrario)

Anónimo dijo...

Aunque la situación actual debe deberse a múltiples motivos,seguramente que como decía Quevedo,puede que tenga mucho que ver,..poderoso caballero es D.dinero

Susana dijo...

Ha existido una impunidad muy perniciosa en nuestra sociedad. Siempre hemos sido un país de mangantes pero ahora se había convertido ya en algo generalizado. Un beso.

Modestino dijo...

Muy ocurrente, Toomy: Mourinho siempre se supera.

Modestino dijo...

Saludos Veronicia. Decían Le Lithiers que "el dinero no da la felicidad, la compra hecha" ... fuera de broma, creo que muchas veces nos damos cuenta tarde de esta realidad.

Modestino dijo...

Quevedo siempre es un buen recurso: es de los que son siempre actuales.

Modestino dijo...

Sí, Susana ... ahora lo pagamos.