En la tarde-noche del pasado sábado, 22 de octubre, falleció en Madrid a los 79 años Antonio Chenel "Antoñete", uno de los toreros más geniales y célebres que dio la segunda mitad del siglo pasado. Junto a Antonio Ordóñez, "El Viti", Antonio Bienvenida, Diego Puerta, Jaime Ostos y alguno más que me puedo dejar en el tintero forman el elenco de grandes maestros que pasearon su arte por los ruedos en esos años 50, 60 y 70 que fue posiblemente la última etapa histórica de la edad de oro del toreo. "Antoñete" respondía al tipo clásico de torero de película: bohemio, mujeriego, bebedor, jugador y juerguista, amen de un gran fumador, pues de hecho ha fallecido como consecuencia de la insuficiencia respiratoria que padecía desde hace bastantes años por causa de un enfisema pulmonar. Pero junto a ello, Antonio Chenel también mostraba el patrón del mejor toreo, el clásico: era un diestro que dominaba a la perfección esas manifestaciones del arte taurino que tanto repiten los expertos: temple, mando, distancia y, por supuesto, la suerte de matar.
La carrera de "Antoñete" estuvo llena de altibajos, desde su alternativa en Castellón el 8 de marzo de 1953, apadrinado por Julio Aparicio y en presencia del albaceteño Pedro Martínez "Pedrés" -mira que son raros estos toreros al elegir sus apodos- el torero fallecido tuvo tantas épocas de gloria como de ocaso. No obstante, "Antoñete" sentó cátedra y dejó huella, algo de lo que ya no me cabe ninguna duda tras leer lo que ha dicho de él alguien tan serio e insobornable como Santiago Martín "El Viti": "Antoñete supuso la regeneración de los valores clásicos. Mantuvo la profesión con una profundidad y una estética que se estaban perdiendo: Hacía el toreo de siempre, el que no pasa de moda"., párrafo que he sacado de un enlace de "El País" de hoy y en el que varios diestros atestiguan no sólo la calidad profesional del maestro, sino también su hombría de bien.
"Antoñete" se crió entre toros, pues a los 7 años, recién comenzada la posguerra, se fue a vivir a la Plaza de "Las Ventas" con su cuñado Paco Parejo, que era mayoral de dicha plaza. Tras varias temporadas triunfales y unas cuantas retiradas el torero madrileño triunfó por todo lo alto al realizar una faena de antología ante "Atrevido", el célebre toro blanco de Osborne, con el que hizo historia el día de San Isidro de 1966, acontecimiento del que hablé hace algo más de un año en esta misma sede: http://modestino.blogspot.com/2010/06/la-faena-de-antonete-al-toro-blanco-de.html. EL triunfo, visto por toda España a través de la televisión, le volvió a abrir las puertas de las principales plazas e hizo un par de temporadas buenas, si bien regresó a la irregularidad y en 1975 se cortó la coleta. A pesar de ello, "Antoñete" volvió a reaparecer en 1981, con 49 años y una madurez que le hizo cuajar los mejores años de su vida y vivir un lustro de triunfos, entre los que destaca su faena al toro "Cantinero", de Garzón, el 7 de junio de 1985 en Las Ventas, actuación que algunos consideran aún superior a la del día de "Atrevido". Su depuradísima técnica y su conocimiento de los toros hicieron que se mantuviera entre los puestos altos del escalafón a pesar de su edad, su falta de cintura y su renqueante salud. A partir de 1987 su figura decae, los años no perdonan y torea bastante menos, pese a lo cual sigue en activo incluso hasta 2001, año en el que sufre una una crisis cardiorrespiratoria toreando en Burgos y decide cortarse definitivamente la coleta.
Fue un torero clásico, según algunos taurinos deudor de la estética de Juan Belmonte -dicen que su ejecución de la media verónica era un homenaje al "Pasmo de Triana"- y de la técnica de Manolete, a quien vio torear cuando era un adolescente y por quien empezó a fumar de vérselo hacer al maestro en la puerta de cuadrillas. El historiador taurino Delgado de la Cámara sintetiza en una frase el estilo inconfundible de Antoñete: «Cruzado, pecho fuera, pierna para adelante, pero toreo ligado en el sitio de Manolete.». "Antoñete" tenía preferencia por los trajes de malva y oro y tras su retirada nunca perdió el contacto con el mundo de los toros, siendo comentarista de la Cadena Ser y Canal Plus; aún recuerdo su voz "aguardentosa", de fumador empedernido y sus expresiones castizas que denotaban un conocimiento enciclopédico de todo lo taurino.
Ayer domingo Antonio Chenel "Antoñete" recibió el último homenaje de los aficionados en "Las Ventas", su casa y escenario de sus mayores triunfos y, como no podía ser de otra manera, salió a hombros por la puerta grande. descanse en paz.
2 comentarios:
Menos mal que tu siempre tienes tu rincón para el recuerdo; tus bastos conocimientos y tu homenaje particular...
Se te agradece Veronicia que no hayas dejado a "Antoñete" huérfano de comentarios.
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