19 de octubre de 2011

Zaragoza versus Sarajevo



Tras una primera fase que culminó con la puesta en marcha del nuevo trayecto del tranvía, el verano pasado ha supuesto el auge de las obras de la segunda fase del mismo, quedando Zaragoza sumida en un caos de zanjas, vallas y máquinas diversas que han convertido la ciudad en un lugar casi siniestro. Lugares tan señalados como la Plaza de Aragón y alrededores -Ponzano, Canfranc, ...-, el Paseo Independencia, el Coso o el mismísimo Puente de Santiago son ahora prácticamente terreno sometido casi a la devastación. Conductores y peatones se hayan sometidos a unas condiciones de circulación que provocan facilmente la desazón y ponen en peligro el equilibrio de la tensión cardiaca. Así, se ha generalizado un estado de "cabreo" permanente que ha derivado en fuerte polémica acerca del acierto de los planteamientos municipales al respecto.

La verdad es que recorrer Zaragoza y contemplar esa imagen de desolación, caminar entre el polvo, los ruidos y el permanente peligro de accidentarse es ya algo más próximo a una ciudad en guerra que un paseo agradable y evocador. Lo malo de este tipo de obras es que, cuando tienen por objeto un proyecto de envergadura -como es el caso- uno acaba teniendo la impresión de que no van a terminar nunca, que la ciudad corre el peligro de convertirse en territorio dominado por arenas y escombros, que se acabaron los tiempos de flores y colores y el futuro solamente es oscuro y hostil.

Por esta razón, es bueno reabrir la esperanza, pensar que el tranvía tiene que tener alguna ventaja, que después de los horrores y dramas de la guerra siempre acaba asomando la paz y de ésta pueden venir nuevas épocas que mejoren no ya el pasado cercano y terrible, sino incluso el más lejano que ahora nos parece idílico y nos provoca tanta añoranza.




9 comentarios:

paterfamilias dijo...

Paciencia, sólo hace falta un poco de paciencia.

Este verano, cuando visitamos Zaragoza recuerdo el Puente de Santiago con un aspecto ... humm... diferente

Susana dijo...

Precisamente estaba pensando en visitar Zaragoza, pero creo que esperaré unos meses...

Mariapi dijo...

Jaja, sí Modestino, este fin de semana hemos estado por allí, y parecía que volvíamos a "los sitios"...de cualquier esquina podía salir Agustina o algún francés...Gracias, a ver si el nuevo tranvía compensa.

Modestino dijo...

En cuanto a elegancia y estética creo que el tranvía compensa de todas todas, ahora bien si es práctico y agiliza la circulación, hay sus dudas.

Sí, Susana, mejor espera un tiempo.

sunsi dijo...

Casi es mejor compararlo con aquella gloriosa época en la que Madrid estaba permanentemente patas arriba... Afortunadamente, en Zaragoza no han caído bombas ni hay víctimas ¿O habrá que tocar madera, Modestino?

Pues sí que estaba el panorama como para que Zaragoza luciera linda en "los pilares"...

Brunetti dijo...

Paciencia, amigo.

Una vez que terminen las obras, Zaragoh!za se va a convertir, después de San Sebastián Santander, Oviedo, Granada, Salamanca, Sevilla y Vitoria, en la ciudad española más hermosa.

¿No te lo crees? Bueno, sí, a lo mejor he exagerado 'un poco'.....

En todo caso, ya le iba haciendo falta a la vieja César Augusta un cambio de peinado.

Salud!

Modestino dijo...

Los Pilares, Sunsi fueron sonados como siempre y caóticos como nunca.

Exageras Brunetti, pero es cierto que Zaragoza necesitaba un barniz.

Driver dijo...

De tanto sacarles brillos
a nuestras bellas capitales,
se nos llenan las cabezas de grillos,
con tantos ruidos y señales.

Vas andando tan tranquilo,
y te encuentras con trincheras,
con barreras, lodazales,
que te impiden la entrada,
en oratorios y en los bares.

Para calmar la sed,
de cantimplora has de ir provisto,
pues donde había un oasis,
ahora surge...
un imprevisto registro.

Y si llegas sano a casa,
has de dar en oración,
miles de veces las gracias,
con denuedo y devoción.

Luego, cuando la obra finaliza,
nadie se acuerda del penar,
de agobios o de congojos,
pues la satisfacción del final,
se traduce en alborozo.

Todo el mundo lo sabe,
que lo importante de una obra,
nunca es lo que va a costar,
que lo de verdad interesa,
es...
cuando se va a acabar.

Modestino dijo...

:), el problema principal es, efectivamente, que las apariencias dan a entender que ni se sabe cuando acaba esto.