Juan 15, 12-17
“Este es mi mandamiento: que os améis unos a otro como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervo: porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros”.
Hoy, día de Jueves Santo, es designado por la Iglesia como del amor fraterno. Esta mañana, de esas que procuras una paz y una relajación buscadas a conciencia, pensaba que tras casi sesenta años de vida, he encontrado a mi alrededor, con mayor o menor distancia, un buen número de ejemplos de cómo vivir ese amor a los demás ... en los lejanos años de mi infancia, con tantas personas que entonces tenía cerca y ahora ya no están aquí, en esos años de Tarragona, que recuerdo con nostalgia, en los más de 15 que llevo desde que volví a Aragón ... me he tropezado, con mayor o menor cercanía física, con muchas personas de las que aprender algo tan esencial, y a veces tan olvidado, como vivir pensando en el prójimo ... ejemplos que en algunos casos van más allá de las fronteras y se extienden a lugares tan lejanos como África, América o el este de Europa. Me han enseñado que amar es servir, perdonar, comprender, no juzgar, ponerse en el lugar del otro, echar una mano, escuchar, ...
Claro, que tampoco es infrecuente que para comprender lo que es el amor fraterno, el camino consista en llegar a conclusiones "a sensu contrario", hacerlo tras comprobar el comportamiento de algunos, abrir los ojos al mundo, a las noticias que llegan de lugares más o menos próximos que muestran la recalcitrante capacidad de sembrar odios, guerras y muerte de quienes también andan incluidos en la condición de hermanos que el Evangelio cuenta.
A veces parecemos empeñarnos en ver la fe como un listado de obligaciones, una nómina de cosas prohibidas, un reglamento rígido y poco matizado de cómo hacer las cosas, ... a lo mejor porque olvidamos a quien un día dijo que los diez mandamientos se resumen en uno. Unos años después, San Agustín de Hipona, que santo lo fue un rato y también supo mucho de la vida, nos dejó una frase que hoy, y muchos días, nos vendrá bien recordar:
“Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos”.
1 comentario:
No conocía la frase. Un beso.
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