1 de enero de 2018

Final literario del 2017


En diciembre he leído ocho libros, aunque la mitad de ellos son muy breves, se leen en un visto y no visto. Al repasar mis lecturas, compruebo que tres de ellas son de autores italianos, y las tres me han encantado. He vuelto a la intriga española con dos novelas notables, he recurrido a un veterano teórico de la economía-política, he acertado con un paisano que eescribe bien y he completado la lista con una novela que ni sabría explicar y que ha evitado el pleno de aciertos.

Durante la segunda quincena de noviembre investigué en torno a  novelas policíacas relativamente recientes y de producción nacional y me llamó la atención "Aguacero", primera incursión en el género del joven autor extremeño Luis Roso, un escritor con solamente 29 años. Una buena crítica y una sugerente edición de "Ediciones B" fueron argumento suficiente para encarar un libro que terminé  finalizando el primer tercio de diciembre. Posiblemente lo más llamativo de "Aguacero" sea su ambientación, pues el autor nos traslada a la España más mísera de mediados de los 50: un pueblo de la sierra madrileña en el que se está construyendo un pantano. La portada del libro, en blanco y negro, y el título, referido a una lluvia que va cayendo a lo largo de toda la trama, contribuyen a crear un clima adecuado para la lectura. Curiosamente, estamos ante una novela en la que esa ambientación y sus personajes están por encima del interés del argumento, de la intriga concreta, que la hay, pero sin excesiva originalidad. También aparecen los tópicos esperados, dicho sin ánimo peyorativo, ... el empresario ambicioso, el alcalde caciquil o el guardia civil corrupto. Magníficos el personaje protagonista, el inspector Ernesto Trevejo, quien narra los hechos en primera persona y responde a la figura del policía castizo madrileño, lleno de contrastes y el joven guardia civil Aparecido, nombre bien curioso y que en el relato da vida a un personaje entrañable. Un libro entretenido, bien escrito, aunque sin excesos. De momento no hay segunda entrega, aunque los personajes citados pueden seguir dando juego.

Harry G. Frankfurt es profesor emérito de Filosofía en la Universidad de Princeton. "Paidós" ha publicado un pequeño ensayo que cabría definir como "socio-económico-político" titulado "Sobre la desigualdad". En 82 páginas y con 24 notas bien aportadas, Frankfurt intenta demostrarnos que el igualitarismo no es en sí algo deseable, y que en los tiempos actuales se está fomentando una idea de la igualdad mal planteada. El profesor, próximo a los 90 años, defiende los aspectos positivos de la desigualdad, partiendo por supuesto de que todos somos iguales en derechos y debemos serlo en oportunidades. En ocasiones el contenido económico implícito en sus tesis me complicó algo la comprensión íntegra de lo que el autor nos pretende contar, pero en general sus teorías  me han parecido que andan bastante cargadas de razonabilidad y sentido común. En definitiva, Harry G. Frankfurt viene a concluir que los ciudadanos más que igualdad, lo que necesitan, y en el fondo reclaman, es respeto. El autor tiene otros ensayos en torno al amor, las preocupaciones de las personas y la verdad, temas francamente interesantes y que llaman a reincidir en la lectura de este "viejo profesor".

"El amor que te mereces" es una delicioso relato de la periodista italiana Daría Bignardi. Se trata de una de esas novelas que, no sabría decir porqué, llaman mi atención en cuanto las veo expuestas en un escaparate o anaquel por vez primera. El libro está ambientado en Ferrara, ciudad natal de la autora, y tiene como fondo los secretos familiares de la protagonista, Antonia, una joven escritora de novelas policíacas que vive con un inspector de policía, está en los últimos meses de embarazo y cuya madre vio cómo se desmoronaba su vida familiar y personal a raíz de un trágico suceso. Bignardi nos cuenta los hechos alternando la narración en primera persona de ambas, acertando con el ritmo necesario y sabiendo configurar bien el riesgo que puede conllevar el combinar dos momentos históricos distintos: una diferencia de treinta años. La primera parte del relato se hace algo lenta, incluso en algún momento entra el miedo a cierta intrascendencia, pero pronto lalectura va adquiriendo ritmo y fuerza y la suficiente intriga respecto al desenlace como para mantener una atención creciente. Me ha parecido una novela muy agradable de leer, con una trama creíble y en la que Daría Bignardi sabe conjuntar una visión social acertada y atinada con un argumento atractivo y una forma de escribir elegante y pulcra.

Javier Tomeo ha sido uno de los mejores escritores aragoneses contemporáneos. Aunque afincado en Barcelona, nació en Quicena, pequeña localidad próxima a Huesca. Su biografía es rica, con una producción amplia y variada, habiendo comenzado con novelas populares y del oeste. He conseguido llenar el vació de no haber leído nada escrito por él con "El crimen del cine Oriente", una novela basada en un hecho real y que fue llevada al cine por Pedro Costa en una comedia negra protagonizada por Pepe Rubianes y Anabel Alonso. Se trata de un relato más bien corto, con dos protagonistas casi exclusivos: una ex prostituta que empieza a trabajar como taquillera del cine donde ejerce de acomodador su nuevo novio. Tomeo nos ambienta enseguida y con maestría en el ambiente sórdido y "lumpen" en el que se mueven tales personajes y va creando un atmósfera que convierte la lectura -al menos la mía- en un ejercicio entretenido e interesante. Es curioso como unas vidas más bien "cutres" y unos personajes tirando a marginales pueden darle a una novela un color cercano a lo entrañable. Eso sí, por lo visto la película presenta llamativos cambios argumentales respecto a lo que nos cuenta la novela.

Andrea Camilleri es, sin duda, un escritor prolífico.  Cada año aparecen nuevas novelas suyas, ignoro si algunas sacadas del baúl de los recuerdos, pero siempre entretenidas y bien escritas. A las amenas investigaciones del impagable Comisario Salvo  Montalbano, cabe añadir pequeñas joyas literarias, generalmente cargadas de fina ironía y abundante sentido del humor, aunque algunas no exentas de cierto dramatismo. Este último trimestre ha aparecido en los estantes de novedades "El homenaje", una sátira genial ambientada en su imaginaria ciudad de Vigàta en pleno auge del fascismo, al inicio de la 2ª guerra mundial. Se trata de una obra pequeñísima -70 escasas páginas en edición de tamaño reducido y con letra bastante grande-. Lo leí en una mañana de domingo y lo pasé en grande. Camilleri ridiculiza el fanatismo, la vanidad política, ... la tontería humana, con una maestría especial. La novela es un visto y no visto, a uno puede entrarle el escrúpulo de estar malgastando el dinero con un relato tan corto, pero yo no dudo de que vale la pena. Me recordó en buena medida, salvando las distancias de extensión y tiempo en que se desarrollan los hechos, a "La desaparición de Patò", una novela divertidísima que hoy es muy difícil de encontrar en el mercado.

Entre las novedades literarias que han ido apareciendo a lo largo de 2017 en materia de novelas, me había llamado la atención "Un lugar donde esconderse", escrita por el novelista, ensayista  y periodista francés Christophe Boltanski. Se trataba de uno de esos relatos relativos al drama de los judíos durante la 2ª guerra mundial, en este caso ambientada en plena época del régimen francés de Vichy. Por esta razón, el día de mi cumpleaños aproveché que había un volumen disponible en la Biblioteca Pública y me hice con él. Tengo que comenzar confesando que no recuerdo me haya pasado nunca el haber concluido un libro sin llegar a saber exactamente de qué va, sin haber entendido buena parte de lo que allí se ha escrito. Es cierta la ubicación histórica referida, pero también lo es que de golpe y porrazo el autor se planta en la 1ª guerra mundial, en la Ucrania posterior a 1945 y en la Rusia actual, con Putin de por medio. Alguno de los capítulos, el mencionado de la gran guerra o los referentes al final de la segunda, me gustaron mucho, pero soy incapaz de contar su argumento más allá de los esfuerzos del abuelo del autorpor esconderse de los nazis . El relato, dentro del drama que recoge, tiene un cierto tono sarcástico. No me atrevo a recomendarlo, pero si alguien cae en la tentación de leerlo, me hará un buen favor si me aclara conceptos y contenidos.

Gabrielle d'Annunzio fue un escritor, militar y político italiano que vivió entre el último tercio del siglo XIX y el primero del XX. Su vida y su trayectoria política no estuvo precisamente exenta de polémicas y sucesos tempestuosos, pero entre sus novelas dejó alguna de calidad y equilibrio. Es el caso de "Giovanni Epíscopo", un breve relato que ha vuelto a editar recientemente "Funambulista". Se trata de un relato en primera persona de un hombre que confiesa haber matado a una persona; la narración de éste es de un dramatismo tremendo, casi estremecedora: en ella refleja una vida desgraciada y sometida a constantes humillaciones, así como un carácter apocado, cercano a la cobardía. A lo largo de las 110 páginas de que consta la novela, Epíscopo nos va contando las razones que le llevaron al asesinato. Al libro se añade una dedicatoria del autor que viene a ser una explicación de las razones que le llevaron a escribirlo y un epílogo de un tercero. En la contraportada se nos habla de una novela "rusa" de d'Annunzio, considerando que tiene un aire de las escritas por autores como Dostoyevski, Tolstoi o Gogol, y no deja de ser cierto que el personaje y su relato tiene un aire del Rodión Romanovich Raskolnikof de "Crimen y castigo". Pienso que se trata de una lectura que vale la pena.

En los últimos meses ando esforzándome por incluir a nuevos autores aragoneses entre mis lecturas. Es el caso de Fernando Sanmartín,  de quien he leído positivas críticas sobre su último libro de viajes, "Ciudades que se posan sobre pájaros", Mi primera intención fue leer esta novedad, pero en la Biblioteca de la calle Doctor Cerrada me llamó la atención su breve ensayo "Notas sobre Zaragoza del Capitán Marlow", entre otras razones porque hablaba sobre mi cudad, con la perspectiva de un personaje tan interesante como el de Joseph Conrad. Tengo que decir que el libro, que se cierra con 72 páginas, me ha encantado, ha sido una de esas lecturas en las que disfrutas. Sanmartín tiene un estilo original, un aire -a mí me lo ha parecido, al menos- bastante desmitificador y sin excesivo método, casi diría que sin orden ni concierto nos va hablando de personajes, ambientes, establecimientos, calles, ... de  Zaragoza de forma relajante y divertida, a le vez que ilustradora. Así, han pasado por mis ojos de lector interesado cuestiones como a qué se dedicaba Juan Pablo Bonet, recuerdos de lugares que ya no existen como la Bolera de San Juan de la Cruz o las piscinas de "Las Palmeras", elucubraciones "semifilosóficas" sobre el barrio del "Actur" o nombres de personas del mundo de la cultura zaragozana, algunos de los cuales conozco personalmente. Un autor del que pienso seguir catando libros.

2 comentarios:

Brunetti dijo...

Buen año, Modestino.

No me hagas decir por qué, pero al leer tus últimas reseñas de libros leídos me ha venido a la memoria el inspector gallego Leo Caldas: ¿has sabido algo más de Domingo Villar?

En el año 2015 parecía inminente la salida al mercado de la tercera entrega de la serie, cuyo título era "Cruces de Piedra". Creo haber visto por internet, incluso, una imagen de la portada del libro; pero algo extraño sucedió y, a partir de ahí, nunca más se supo. O, al menos, yo no he sabido nada. Me quedé con las ganas, puesto que, a mi juicio, Leo Caldas era un personaje creíble, cercano y muy bien construido, lo que, en circunstancias normales, debería haber sido suficiente para que tuviera mucho más recorrido (en forma de diversas entregas, claro).

En fin, cosas veredes que non crederes.

Salud y suerte,

Modestino dijo...

Como si se hubiera tragado la tierra a escritor y novela.