Una brillante cosecha literaria la de noviembre. De entrada, tres novedades excelentes: "Rey de picas", "Patria" y "Qué vergüenza", tres libros bien distintos, todos absolutamente recomendables. Cabe añadir uno de intriga entretenido, una reluquia de la litaratura española de segunda mitad del siglo XX desconocida y dos magníficos libritos tan breves como sustanciosos. Hay donde elegir.
Hay novelas que ya solamente por su título y portada llaman la atención; es el caso de "La brigada de Anne Capestan", relato policíaco con el que debuta la escritora francesa Sophie Henaff y que publicó hace ya unos meses Alfaguara. A lo dicho cabe añadir unas buenas críticas y la recomendación de alguien de cuyo gusto me fío: sumando todo ésto en octubre encontré hueco para leer el libro. La autora acierta con un planteamiento francamente original: Anne Capestan es una policía joven, brillante y con futuro, pero en su día cometió el error de sacar demasiado pronto la pistola y quedó relegada, se puede decir que castigada, a encabezar una brigada en la que reúnen a lo peor de la policía parisina: alcohólicos, vagos, torpes, jugadores, ... Con este panorama le son asignados una serie de casos sin resolver a partir de los cuales se desarrolla la trama. La lectura resulta entretenida, tiene su parte de sátira y sus toques de humor, pero encaja perfectamente en el género policíaco. Desde mi punto de vista, se trata de una novela que aporta algo novedoso a la literatura de intriga, está bien escrita y tiene unos personajes interesantes Además, el final está muy bien elaborado y cierra con acierto un libro que me parece recomendable.
Me gusta "bucear" por la páginas web de libros. Una de las que frecuento es la de "Libertad Digital", donde descubrí, entre una lista de libros en torno a la guerra civil española, "Días de llamas", novela escrita por un tal Juan Iturralde, nombre con el que se ocultaba quien a la hora de la verdad era un abogado del estado llamado José María Pérez Prat, personaje que en su día había combatido con los requetés. La novela la comenzó en 1947 y, a la vista de las pocas posibilidades de que pasara la censura, la fue elaborando poco a poco hasta terminarla más de 25 años después, sin que se publicara hasta después de la Transición. El relato, cercano a las 500 páginas, nos cuenta la historia de Tomás Labayen, un juez republicano que sufre los avatares y la crueldad de la guerra como víctima de uno y otro bando. El autor alterna los sucesos que protagoniza Labayen en Madrid y alrededores, fundamentalmente en relación al asalto al cuartel de la Montaña, el asedio al Alcázar de Toledo y los bombardeos sufridos por la capital con su estancia posterior, junto a varias pesonas más, en una solitaria y miserable celda de una cárcel custodiada por los milicianos. Se trata de una narración llena de detalles, tremendamente dura y realizada desde una perspectiva bastante neutral. Iturralde recurre a párrafos larguísimos -con frecuencia bastantes páginas seguidas sin puntos y aparte-, a veces se excede en relatar minucias y la lectura se hace algo confusa. Se trata de una novela que funciona mejor como testimonio que como pieza literaria. Tiene un excelente prólogo de Carmen Martín Gaite.
Tenía ganas de leer un libro de Joyce Carol Oates; el nombre de la veterana escritora norteamericana viene años sonando como uno de los favoritos para el Nobel junto a los de Murakami, Banville y Phillip Roth entre otros. Además, siempre había leído alabanzas sobre su forma de escribir, amen de mantener una bien ganada fama de original. He aprovechado el regalo de alguien que me conoce bien para cumplir mi objetivo con su última publicación, "Rey de picas", una novela editada por Alfaguara y practicamente recien salida de "fábrica". La portada la anuncia como "una novela de suspense", aunque tras terminarla pienso que cabe hablar más bien de novela negra, casi de un relato gótico. Me ha encantado el estilo literario de Oates: calidad indiscutible, claridad de exposición y magistral manejo de los tiempos. Por otra parte, me ha parecido un relato inquietante, con una tensión psicológica que va aumentando conforme avanza el libro, que, por cierto, no es excesivamente largo (229 páginas). En la novela se plasman semejanzas con Poe y Stephen King, autores que son además citados por la autora. Me ha parecido magnífica la descripción de la evolución de un escritor de intriga de cierto éxito desde una apariencia de normalidad hasta la degeneración y la locura. Hay quien habla de este libro como una "obra menor" de Joyce Carol Oates, y es posible que para conocer mejor su bagaje literario sea necesario acudir a textos más sólidos -y largos- como "La hija del sepulturero", "Ave del paraíso" o "Carthage", ... pero de momento a mí me ha encantado este "Rey de picas".
"Patria", la nueva novela de Fernando Aramburu editada por Busquets, está siendo sin ninguna duda, uno de los acontecimientos literarios del año. El hecho de ser anunciada como una novela de entidad -también materialmente, 642 páginas-, tratar un tema tan importante como el fenómeno "ETA" y estar escrita por una de las mejores plumas del panorama literario español del momento han contribuido a una expectación que no ha resultado decepcionada. Aramburu, un guipuzcoano que vive en Alemania, ya había tratado el tema del terrorismo de ETA en "Los peces de la amargura" y "Los años lentos", y hemos que agradecerle que, sin mantener en absoluto planteamientos maniqueos, no haya caído ni en una injusta equidistancia ni en esa especie de actitud políticamente correcta de algunos. Cuando un libro tiene tantas expectativas siempre te enfrentas a su lectura con el miedo a que no responda a las mismas, ... no es el caso de "Patria", que como a todos los que conozco que lo han tenido entre sus manos, me ha parecido sencillamente una novela magnífica. Fernando Aramburu nos va contando, andando y regresando en el tiempo, del drama terrorista bajo el prima de dos familias de un innominado pueblo guipuzcoano que quedan divididas por el citado problema. Unos personajes verdaderamente formidables, con nota superior para Bittori y Miren las dos mujeres que se convierten sin duda en las grandes protagonistas del relato, sin olvidar al resto. Crudeza, ternura, análisis social, contrastes, tensión, ... todo cabe en la novela y todo queda reflejado con maestría. Lo mejor es leerla, que nadie te la cuente.
Entre las novedades publicadas tras el verano que más han resaltado los "expertos" se encuentra sin duda "Qué vergüenza", colección de nueve relatos escrita por la chilena Paulina Flores, joven escritora de 28 años que ya ha ganado el Premio de Literatura del Círculo de Críticos de Arte a la mejor escritora novel y el "Roberto Bolaño", obtenido precisamente por el primer relato de este libro, el que precisamente le da el título. En una de esas reuniones literarias a las que asisto con frecuencia alguien puso el libro por las nubes, mientras que en "Babelia" se afirmaba que Paulina Flores venía "para quedarse". Tras leerlo, puedo confirmar las bondades de unos relatos generalmente protagonizados por gente sencilla, con hechos bastante "cotidianos", aunque no por ello con menor contenido dramático. El primero ya citado, y el penúltimo -"Últimas vacaciones"- me han parecido una auténtica maravilla. El problema principal es el frecuente uso de modismos locales, aunque es evidentemente superable valorando el contexto en que están escritos, o en su defecto manipulando google. Un descubrimiento y a la espera de nuevas publicaciones de Paulina Flores.
"Casa ajena" es una novelita que me llamó la atención leyendo una de esas entregas periódicas de "Aceprensa". Su autor es el italiano Silvio D'Arzo, que no es más que uno de los apodos literarios de Enzio Comparoni, un italiano que vivió entre 1920 y 1952 y cuya prematura muerte impidió la consolidación de una trayectoria literaria que prometía. Se trata de un libro publicado por "minúscula" que responde perfectamente al nombre de la editorial: 124 páginas y un volumen que cabe en la palma de la mano. D'Arzo nos cuenta una historia ambientada en un pequeño pueblo de los Apeninos, con las heridas dejadas po el fascismo y recién terminada la 2ª guerra mundial. Los protagonistas son un viejo cura trabajado por la labor oscura y sacrificada de años, al servicio de unos fieles más bien rudos y pobres y una vieja lavandera llamada Zelinda que plantea un dilema moral de gran envergadura. La temática es dura, aunque tratada con ternura y delicadeza. Se trara de un libro que se lee de un tirón, magnificamente ambientado y redactado por el autor. Se dice que los mejores lujos se venden en envase pequeño, y sin duda "Casa ajena" es un buen ejemplo de que el refrán tiene fundamento.
Ota Pavel, cuyo verdadero nombre era Otto Poper, fue un escritor y periodista checo que cuando cubría la Olimpiada de Invierno de Innsbruck (1962) comenzó a sentir los primeros síntomas de una enfermedad mental que le retiró del periodismo, aunque no le impidió escribir unos cuantos relatos de calidad. Un ejemplo es "Carpas para la Wehrmacht", una colección de relatos autobiográficos, en los que el verdadero portagonista es Leo Popper, padre del autor y un personaje verdaderamente genial. En dichos relatos, que aún teniendo un hilo conductor pueden leerse individualmente, Pavel nos ofrece una visión optimista y alegre -a veces hilarante- de la vida en un tiempo y unas circunstancias dramáticas: ocupación nazi, campos de concentración, guerra mundial, ... El padre de Pavel es un hombre original que lo mismo recorre su tierra en un lujoso Buick, que se dedica a la cría de carpas, la venta de lucios, la de estufas o la de tiras antimoscas. El escritor tiene el encanto especial de tantos autores centroeuropeos que han elevado hasta altas cotas el prestigio de la literatura de los paises de la zona: Austria, Hungría, Chequia, ... Uno de esos libros breves que se lee con agrado y deja muy buen sabor de boca.
2 comentarios:
Como siempre mi admiracion por tu capacidad lectora.
De todos los libros he añadido a mi lista de deseos casa ajena; los dilemas morales me fascinan. Todo lo contrario que Patria, no me importa lo bueno que sea el libro, el autor me cae mal. Si eso es juzgar un libro por las tapas pero habiendo tanto por leer dedicaré mi tiempo a otro. Una abuela mia usaba la frase "le toco el bando equivocado" resumia con esa frase toda una corriente filosófica; el determinismo. Probablemente lo anterior no tenga que ver con nada...
Y una duda, ¿porque un escritor utiliza un pseudonimo para luego descubrir quien es en realidad? Ese dilema tambien me fascina.
3,1416
Quizás por lo mismo: para que no "le juzguen por las tapas". Para que puedan criticarle con argumentos tangibles y serios. Con conocimiento. Sin complejos.
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