En el mundo del periodismo todos tenemos personajes preferidos, como también hay otros que no nos gustan ni de perfil. Incluso existen periodistas que con el tiempo se convierten en auténticas debilidades personales, gente que por una razón u otra consigue que esperemos sus escritos, sus crónicas, con auténtica expectación. Es lo que me pasa a mí por Raúl del Pozo, longevo periodista que cumplirá el próximo 25 de diciembre 80 años, y es que el hombre nació en la localidad de Mariana, un pueblo de poco más de 300 habitantes ubicado al este de la provincia de Cuenca, en plena guerra civil española. A Raúl del Pozo le recuerdo como firmante de noticias en "Pueblo", el diario vespertino de los sindicatos verticales del franquismo, y como uno de esos "bustos parlantes" de la tele, cuando aún no había cumplido los 40 años y ya destacaba como un profesional hábil y con cierto "aguijón".
A pesar de su presencia en medios de comunicación del antiguo régimen, Raúl del Pozo era un hombre de izquierdas, como lo demuestra su trabajo en "Mundo Obrero" y su alineación contra la guerra del Golfo Pérsico en 1991 con el colectivo "Periodistas por la Paz", inclsuo creo recordar haber leído en alguna parte acerca de su militancia en el PCE. Con independencia de sus posturas políticas, del Pozo me ha parecido siempre un hombre ecuánime, honesto e independiente, con una finura notoria para el análisis político y un sentido común madurado con los años. Leo cada día con gusto e interés sus columnas de la última página de "El Mundo", y junto a nombres tan variopintos como Enric González, Luis del Val, Andrés Aberásturi, Cristina Losada, Santiago González y alguno más forma parte del grupo de columnistas que me ofrecen la confianza de que no me manipulan ni me engañan.
A partir de mediados los noventa, Raúl del Pozo inició una nueva etapa como escritor, con una novela, "Noche de tahures", cuya tensión hace honor a su título, tras la que han seguido trabajos como "La novia", "Reyes de la ciudad", "No es elegante matar a una mujer descalza" o "El reclamo", entre otros, así como un ensayo político con título tan sugerente como "A Bambi no le gustan los miércoles".
Quede constancia de que, por supuesto en mi modesta y más bien torpe opinión, aún quedan periodistas que escriben bien, son independientes y te hacen pensar.
5 comentarios:
Atento a Jorge Bustos Táuler. Es aire fresco. Soberbio. Culto. Grande. Extraordinario.
Lo malo: que no se peina.
Tomo nota.
Tampoco tiene mucho que peinar ... :) :) :)
Humildemente, un nombre: Rubén Amón. Ironía, sarcasmo, culto y melómano. Abrazo y gracias por su blog.
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