27 de agosto de 2015

Adios a Txiqui Benegas


Ayer falleció en Madrid José María Benegas, diputado socialista y diputado del Congreso español de modo ininterrumpido desde 1977. Salvo por su condición de Consejero de Interior durante el primer Consejo General Vasco constituido tras el franquismo, en 1978 bajo la presidencia  Ramón Rubial, Benegas no ocupó cargos públicos de relevancia, a pesar de lo cual tuvo un papel importante y decisivo en la historia de la transición española y en la del propio Partido Socialista Obrero Español, donde desempeñó durante diez años el puesto de Secretario de Organización, una labor fundamental en la política de un partido.  A Benegas se le atribuye una influencia decisiva en el triunfo de las tesis que Felipe González defendió en el célebre congreso de Suresnes y que supusieron el abandono por los socialistas  del marxismo y la consolidación del sevillano como lider indiscutible. Su colaboración con Felipe González impulsó a éste en su carrera política y en su definitiva implosion política e institucional  con su incontestable triunfo electoral de octubre de 1982. Es curioso que mientras los grandes colaboradores del nuevo Presidente ocuparon carteras ministeriales -Alfonso Guerra, Javier Solana, Miguel Boyer, Narcís Serra, ...- Txiqui Benegas prefirió seguir trabajando en la sombra y en su tierra. Sin duda desde los trabajos de "fontanería " y negociación el político fallecido tuvo tanta o más influencia que quienes intervenían con relevancia pública y oropel.

Me faltan conocimientos para hablar en profundidad de la trayectoria política de Txiqui Benegas, pero su figura da empaque y sentido a una época de nuestra historia que ahora algunos pretenden denostar, pero en la que, junto a a algún asunto poco acertado, muchos políticos trabajaron con generosidad, tolerancia y afán de conciliación, algo de lo que tal vez habría que aprender ahora. Además, Txiqui Benegas representa también la fuerza y la solidez de las posiciones constitucionalistas en el País Vasco, ese toque tan importante de muchos políticos de allí que supieron mantenerse firmes en épocas en las que como tantos otros hubo de convivir con la barbarie, con el sonido de las balas y las bombas, con el estilo inadmisible del atentado indiscriminado y el tiro en la nuca. Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Txiqui Benegas, ... van pasando a la historia aquéllos que en su día encabezaron siglas que representaban las ilusiones de muchos. Personajes que demuestran que desde la política se puede trabajar con sentido común y sentido de Estado. 

4 comentarios:

Driver dijo...

A veces, uno se fija en el final de un partido de fútbol.
Los periodistas han calentado el ambiente, las masas de seguidores enardecidas han vociferado bajo las banderas de sus respectivos colores, se han producido faltas, lesiones y algún que otro enfrentamiento verbal o físico.
El colegiado pita el final.
La masa empieza a salir por los vomitorios y se empiezan a escribir crónicas dantescas o épicas.
...
Y abajo, en el césped, dos hombres de equipos contrarios se intercambian las camisetas y se saludan con respeto.
Están sublimando el enfrentamiento, humanizando el match, hermanando su condición de contrincantes.
A veces uno siente que esos gestos son propios de gente civilizada, conciliadora, trabajadora y humilde.
Gentes que sostienen el tejido social, enhebrando la aguja que soluciona mediante costuras, los tejidos quebrados por entradas brutales en el campo y en la vida.
A veces uno echa de menos a la gente que conjuga el verbo hermanar, aunque sea entre hermanos de equipos, razas o partidos diferentes.
Y pienso que ese intercambio de camisetas, gesto humilde que suele pasar desapercibido, es tal vez la mejor jugada del partido.
D.E. P.

Modestino dijo...

Magnífico Driver, me ha encantado .... y no se si ahora hemos mejorado en ésto ... me temo que más bien al revés¡¡¡¡

quique dijo...

Un político de raza que no lo tuvo nada fácil...máximo responsable del PSOE en Euskadi en los años del plomo, cuando las pistolas en la nuca eran una opción demasiado fácil para los violentos. Buscó vías para el diálogo con el PNV en un momento en que esta formación jugaba a muchas bandas, porque creía en esta posibilidad. No como García Damborenea, que apostó por la confrontación y se vio finalmente salpicado por los Gal.
Pero también hay sombras en su figura...sombras derivadas de su interés por estar más presente en los círculos del poder ejecutivo en Madrid, y de sus difíciles relaciones con el presidente Felipe González

Modestino dijo...

Quique, me parece que de esto sabes bastante más que yo. Interesante eso de las difíciles relaciones con Felipe.