San Jorge es el día de la fiesta nacional de Aragón, pero también la fecha señalada para homenajear al libro. Tal vez por eso, es la ocasión de dejar suelta la memoria literaria y, sin meditarlo demasiado, recomendar unos cuantos libros que a lo largo de mi ya larga vida de lector me han parecido que verdaderamente valían la pena.
Hay muy pocos libros que haya leído en dos ocasiones, y una de ellas es "Nada", la magnífica novela con la que Carmen Laforet obtuvo el Premio "Nadal" con tan sólo 22 años. Se trata de una maravillosa descripción de la Barcelona de posguerra, del ambiente de miseria que alcanzaba también a las familias burguesas que vivían, como la de Andrea, la joven protagonista que llega a estudiar a la ciudad condal desde una capital de provincias, en lugares tan céntricos como la calle Aribau. Se trata de un relato en primera persona que contagia al lector el ambiente asfixiante en el que se mueve la protagonista, una novela de corte existencialista escrita con maestría. Junto a Andrea, están plenamente logrados el resto de personajes: sus tíos Román, Angustias, Juan y la esposa de éste, Gloria. La novela transmite un tono de tristeza, propio del tiempo en que fue escrita, que es el tiempo que relata. Para comprender la evolución personal de Carmen Laforet es bueno hacerse, tras leer "Nada" con su siguiente novela, "La mujer nueva".
Hilary Mantel no es una autora fácil de leer; sus relatos tienden a ser enrevesados y tiende a elaborar mucho las frases. Su especialidad es la novela histórica y ha ganado varios premios importantes con relatos de este género; recientemente ha destacado con su trilogía sobre Thomas Cronwell, habiendo obtenido el prestigioso premio "Brooker" de 2009 y 2012 por las dos primeras entregas, "En la corte del lobo" y "Una reina en el estrado", dos novelas de lectura complicada pero muy bien documentadas y con un tema de fondo tan interesante como la Corte de Enrique VIII. Hace algunos años más leí "La sombra de la guillotina" (1992), una extraordinaria novela histórica en torno a los días de la revolución francesa en la que muestra fundamentalmente la personalidad de los principales protagonistas: Desmoulins, Danton, Marat, Robespierre, Saint Just, ... tampoco es de lectura sencilla, pero si se coge con paciencia, sin lecturas precipitadas, termina siendo un libro con el que se disfruta mucho.
De sobras es conocida mi afición a los libros que tratan la época de la transición española: he leído de todo: biografías, ensayos, memorias, ... y de casi todo he sacado informaciones interesantes. Andamos en tiempos en los que se cuestiona todo, también esta época que a mí me pareció apasionante y, en general, positiva, aunque ya se sabe que todas las generaciones hemos tendido a lo que Javier Marías llamaba recientemente "adanismo", es decir la tendencia a despreciar todo lo que viene del pasado y a pensar que hemos descubierto la piedra filosofal, la verdad única que va a solucionar todos los problemas. De entre tantos libros he optado por destacar "Lo que el Rey me ha pedido", escrito por Alfonso y Pilar Fernández Miranda, sobrinos de quien fuera primer Presidente de las Cortes con el rey Juan Carlos I y hombre clave en la transición de la dictadura a la democracia. Se trata de una recopilación sacada de los diarios del político asturiano que contiene interesantísimos datos sobre aquellos momentos trascendentales en la historia de España. Fue publicado en 1995, tiempo en el que lo leí, y aunque el paso de 20 años haya supuesto la aportación por otros de nuevas revelaciones y aportaciones, su contenido enriquece y esclarece, y sirve sin ninguna duda para todo aquél a quien le guste informarse sin prejuicios ni sectarismos en una época crucial de nuestra historia más reciente.
Creo que ya he hablado en otras ocasiones de "Plenilunio", en mi opinión una de las mejores novelas de quien es sin duda uno de los grandes de la literatura española contemporánea, Antonio Muñoz Molina; cuando en 1997 el escritor de Úbeda publicó este impactante relato, ya había ganado dos veces el Nacional de narrativa con "El invierno en Lisboa" (1987) y "El jinete polaco" (1991), además del Planeta por este último, aunque pienso que con "Plenilunio" dio un paso más en su consagración, ya entonces consolidada sin duda, como una de las plumas más brillantes de la literatura en castellano. "Plenilunio" nos cuenta la investigación a cargo de un veterano inspector de policía de una la violación y asesinato de una niña, a la dureza propia de un tema así, cabe añadir la propia historia personal del policía, traumatizado por su trabajo en el País Vasco en la lucha contra ETA, una tarea que ya ha destrozado la salud mental de su esposa, internada en un sanatorio para enfermos mentales. Toda este conjunto de dramas da lugar a una narración estremecedora, algo que hace dura la lectura. A pesar de todo, a mí me pareció una novela extraordinaria, un relato escrito rozando la perfección y que, a pesar de la crudeza de lo que se cuenta, el autor consigue humanizarlo. He escuchado a algunos poner al libro la etiqueta de enrevesado, con toda sinceridad pienso que efectivamente el estilo de Muñoz Molina no es sencillo de leer, pero por encima de todo se impone su indiscutible maestría. Una novela que he regalado en varias ocasiones y que recomiendo siempre.
Para cerrar ni nómina de recomendaciones me ha parecido imprescindible incluir alguna novela de tema policíaco: aunque "Plenilunio" está protagonizada por un policía y trata de crímenes, no es propiamente de dicho género. He optado por recurrir a la intriga escandinava y traer la primera que leí, la que me metió el gusanillo por estos autores que allá por el año 2000 aparecían como unos desconocidos que comenzaban a copar los intereses de los aficionados al género negro. Fue en enero del año 2001 cuando alguien me recomendó "La quinta mujer", sexta entrega de la serie del inspector Kurt Wallander, escrita por Henning Mankell y que fue la primera en ser traducida a nuestro idioma. El hecho de que Tusquets optara por iniciar la difusión de la obra del novelista sueco con este título no creo que sea casual, pues es sin duda uno de las mejores de las novelas que protagoniza Wallander. Mankell, además de relatar con maestría la investigación de una serie de asesinatos, a cual por cierto más sofisticado y macabro, nos trasmite con su relato una visión crítica de la sociedad sueca, así como nos introduce en un tema tan sugerente como el de la violencia contra las mujeres. Tras leer "La quinta mujer" todo vino rodado, y ya no pude parar hasta terminar, conforme iban sido publicados en castellano, todos los libros de la serie.
9 comentarios:
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António Batalha.
http://peregrinoeservoantoniobatalha.blogspot.pt/
Como siempre sigo tus recomendaciones y por supuesto tengo que leer "Nada" impprescindible, y no tengo perdon por no haberla leído.
De acuerdo...yo regalaré una Rosa, y a cambio de "nada" ;)
Antonio Jesús, un saludo desde Huesca. Estás en tu casa.
Gracias por tus recomendaciones!!! Leí "nada"..me voy a buscar ya mismo "la mujer nueva"
Quedando claro, Ana, que "La mujer nueva" no es la continuación d ela historia de "Nada", sino el reflejo de la evolución personal de Carmen Laforet, quien pasa de un planteamiento existencialista a una visión más optimista derivada del renacer de sus convicciones religiosas.
A propósito de "Plenilunio", hace unos años viví una anécdota que me apetece compartirla contigo (no recuerdo habértela contado antes).
En una cena de un congreso de abogados me tocó sentarme junto al Decano del Colegio de Granada, un hombre que me pareció encantador y que derrochaba vitalidad. En un momento de la larga velada, hablamos de literatura y apareció el nombre de Antonio Muñoz Molina (AMM) que, aunque ubetense, estudió, vivió y trabajó durante muchos años en la capital nazarí.
Me quedé fascinado al saber por boca del Decano que a él le tocó en suerte (es un decir) defender al asesino de la niña protagonista de la novela, en virtud de una designación del Turno de Oficio, cuando estaba comenzando su carrera profesional. Y que AMM pasó semanas enteras en el despacho de dicho abogado empapándose del sumario y tomando datos y notas que le habrían de servir para escribir la novela que en esos momentos estaba pergeñando.
De esa relación entre el abogado y AMM surgió una amistad que, según me confesó, duraba todavía: en prueba de ello, me dijo que tenía, incluso, su teléfono móvil.
El abogado me reconoció que la defensa de aquel asunto le marcó tanto (negativamente, se entiende) que ya nunca más volvió a tramitar asuntos penales.
Me emocionó conocer esa historia.
Salud y buena lectura.
Si, si...despertaste en mí el interés por leer más de Carmen Laforet..
Gracias
Amigo Brunetti, pues sí, ya me habías contado esa bonita anécdota ... me encanta descubrir que las celebridades bajan al terreno del resto.
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