El sábado por la noche disfruté viendo por segunda vez "En bandeja de plata", la formidable comedia de Billy Wilder que bordan Jack Lemmon y Walter Matthau, especialmente este último, que obtuvo nada menos que el Oscar al mejor actor de reparto por su papel de abogado liante y tramposo. Pero no voy a hablar de este magnífico film, absolutamente recomendable para todos, muy especialmente para quien necesite descanso y desahogo, sino de una escena irrelevante que vete a saber porqué me hizo sentir "Morriñas".
La escena es bien sencilla, cuando Willie Gingrich, el personaje al que da vida Matthau, comprueba en el hospital todo el partido que le puede sacar a la cómica lesión de su cuñado Harry Hinkle, se introduce en una cabina telefónica y llama por teléfono a los responsables de la compañía de seguros. En aquel momento, cuando veía como Matthau marcaba con el dedo los números, tal como estuve haciendo durante unos cuantos años, hasta que primero los fríos teléfonos de tecla y posteriormente los malditos móviles han reducido el esfuerzo y hasta la emoción a la hora de realizar una llamada telefónica, se encendió en mi interior la llama de la añoranza. Vete a saber por qué curiosa y misteriosa razón, se activaron entonces las alarmas, y surgió como un sentimiento de pena por tanto avance de la técnica, por haber perdido esas formas que en su momento parecían casi eternas y que ahora se ven como de e´pocas ancestrales. No se ... a veces pienso que debía de haber nacido antes.
10 comentarios:
A mi me encantan esos iejos teléfonos. Un beso.
Yo aun recuerdo en uno de mis puestos de trabajo un telefono de aquellos ,pero que ademas tenia un extraño boton que no sabia para que era hasta que me dijeron que era para coger linea....
Tambien recuerdo que cuando se ponia una conferencia era todo un acontecimiento en la familia que duraba todo el dia ja,ja,ja que batallitas.
Son muy decorativos, Susana, habrá que repescarlos ...
Una conferencia era todo un reto. Lo que sabían las operadoras de los pueblos ...
Y anda que no nos equivocábamos al marcar el número. Ahora, buscas el nombre de tu contacto de la agenda o la última llamada recibida y ya está. Pero marcar el número incorrecto también tenía su encanto, sobre todo cuando te contestaba uno de mal humor...
Si, recuerdo que el numero de casa era muy parecido al de un atareado procurador zaragozano.
0tra curiosidad: hoy día no me sé de memoria ningún número de teléfono de nadie (ni siquiera el mío).
Sin embargo, todavía recuerdo perfectamente y podría recitar los números de teléfono de la mayoría de mis amigos de hace 25 ó 30 años, casi todos los cuales, lógicamente, ya ni existen.
Memoria de lo lejado + desmemoria de lo próximo = vejez.
Salud!
Aquella llamada de Crimen Perfecto no sería lo mismo sin el "disco".
Primeros segundos ...
de.
https://www.youtube.com/watch?v=KkDw2bzdwms
Ese dedo que marca, siempre me pareció de pegote.
https://www.youtube.com/watch?v=q0KiA1AMtz4
No sé si habréis visto este vídeo, pero tiene su gracia.
Está muy bien ...
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