6 de noviembre de 2014

La curiosidad literaria


Hace un tiempo un buen amigo, todo un poeta y  lector de primera fila, hizo referencia a lo que él llamaba mi curiosidad literaria; lo entendí como un piropo, aunque esa costumbre mía de ir picando de aquí y  allá y leer a golpe de novedad, de escritores que se ponen de moda, recomendaciones de tertulias literarias -gastronómicas o no- o intuiciones repentinas, para algunos puede ser señal de desorden, poco criterio o superficialidad.

No tengo ninguna duda acerca del carácter positivo del uso de leer, opino que la lectura es costumbre necesaria para mejorar en cultura, conocimientos y madurez humana e intelectual,  creo también que para conseguir todo ésto es positivo que lo que leamos tenga calidad y coherencia, que como escuché en alguna ocasión, el hecho de leer un libro nos sirva para pensar y hablar mejor, para ser, en definitiva, mejores personas. Pero me parece que todo esto no es incompatible con  el afán de conocer nuevas ideas o estilos, la amplitud de miras,  el rechazo de cierta rigidez intelectual que nos puede afectar en cuanto nos descuidamos y pretendemos encorsetar nuestras ideas y aficiones.

Me he topado por esos mundos con auténticos enemigos de los libros de evasión, gente a la que les producía auténtica urticaria la simple visión de las tapas de una novela de intriga, un thriller de espías o agentes de la CIA o, ya no digamos, el best-seller de turno ... aún recuerdo a un personaje que hablaba de "literatura efímera", frase que remarcaba con una especie de retintín entre pedante y despreciativo ... aunque sigo pensando que lo único efímero somos las personas y nuestras opiniones. A mí me sigue pareciendo una delicia saborear un "clásico" de Chandler o Hammet, releer una novelita de Agatha Christie, disfrutar de los encantos de una aventura de Maigret o mantener varias semanas el ritmo de esas historias sobre tiempos y lugares cercanos con que a veces nos sorprenden autoras como Julia Navarro o Marta Dueñas. Hay ocasiones en las que el stress, el agobio o cualquier mal momento repentino lo podemos solucionar sentándonos en un sillón y dedicándonos a ocupar las manos con autores aparentemente tan insustanciales como Mary Higgins-Clark, James Patterson o Alberto Vázquez Figueroa.

Llevo, por otra parte,  varios años recuperando el tiempo perdido y descubriendo piezas literarias de museo que debemos a genios tan diferentes como Balzac, Stendhal, Vargas Llosa, Buero Vallejo, Pérez Galdós o Robert L. Stevenson. Y, por supuesto, persevero en el recurso a quienes de siempre han sido compañeros de viaje: Delibes, Dickens, Martín Gaite, Aldecoa, Dumas, Baroja, Zweig, ... El único problema es la incapacidad de abarcar todo lo que uno desearía, algo que se compensa con el atractivo de escoger la nueva lectura cuando se ha terminado la anterior. 

No está bien fomentar el miedo a los libros, con los años uno adquiere criterio y sentido común, pero también flexibilidad e inquietudes. Cada vez ando más convencido de que de casi todo lo que se ha escrito se pueden sacar cosas positivas, y que la lectura abre tu mente y te ofrece infinitas posibilidades de relacionarte, compartir, discutir y aprender.

5 comentarios:

Brunetti dijo...

Hace un tiempo escuché decir que, según un estudio de la revista “Science”, ha quedado demostrado que leer literatura de calidad ayuda a cosas tan prácticas como tener éxito en una entrevista para encontrar empleo o seducir a un miembro del otro sexo.... (o del mismo sexo, para que nadie se ofenda).

Ahí es nada.

Modestino dijo...

Sería interesante debatir sobre donde se encuentra la frontera entre la calidad y la mediocridad en esta materia.

tomae dijo...

Creo que sobre Fraga Iribarne EPD se decía algo así como que te puedes sospechar de un hombre que solo lleva cinturón, y también de un hombre que solo use tirantes; pero alguien que usa cinturón y tirantes ...lleva los pantalones bien puestos.

Dicho lo anterior, a mi alguien que lee y escribe con una frecuencia que supera con creces la media nacional de todo el que usa pantalones (o faldas) me merece mucho respeto.


¿Nunca te has animado con la poesía Modestino? ¿Tanto para leerla como para escribirla?

Buen finde y que a Brunneti le vaya bien esa entrevista de trabajo...jejejeje.

Modestino dijo...

La poesía es una de mis frustraciones; me encantaría saber leerla y descifrarla y también saber escribirla, pero me pierdo, amigo Tomae.

quique dijo...

Leyendo este post veo con sorpresa y alegría que citas entre tus lecturas favoritas a Aldecoa...no puedo decir más que es para mí uno de los escritores españoles mejores de todo el siglo XX. Qué novelas!!! y qué cuentos!!!
Estos días estaba releyendo además Gran Sol y me parecía notar el sabor salitroso del agua del mar mientras pasaba las paginas...