En el mundo taurino se dice que un diestro realiza una faena de aliño cuando se limita a dar unos pocos muletazos al toro y entra a matar a la primera ocasión. La inutilidad del bicho, el que éste haya sufrido algún tipo de accidente en los tercios anteriores, el propio miedo del matador o esa especie de superstición que en ocasiones entra a los toreros cuando piensan, no sabría decir si con fundamento, que el "morlaco" les ha mirado mal. Toreros famosos como Curro Romero o Rafael de Paula han sido célebres, entre otras cosas, no sólo por su tendencia a dar cuatro pases mal contados y quitarse de encima al toro, sino por más de una que otra espantada en toda la regla. En épocas anteriores el mítico Rafael "El Gallo" o "Cagancho" fueron también famosos por reiterar alguna de esas "escapadas".
En la vida también nos surge con frecuencia la tentación de hacer faena de aliño; en ocasiones nos acomodamos y no queremos complicarnos la vida, en otras ocasiones lo que nos falta es decisión y fortaleza y no son pocas las veces en la que simplemente nos entra esa pereza "cósmica" que nos provoca un deseo irrefrenable de no hacer lo que nos corresponde, o en todo caso de hacerlo a toda prisa, con afán de acabar cuanto antes algo que nos agobia. Y en la vida profesional, en la vida familiar, en la vida social no parece que sean tiempos como para hacer faenas de aliño ... o dicho de otra manera, no se si entre todos llevamos demasiados años dale que te pego a ese recurso de escurrir el bulto.
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