En diversas ocasiones he tenido la impresión de que el WhatsApp se ha apoderado de nuestras almas; ya no se trata solamente de la constancia de algunos en mandar mensajes, comentar cosas o enviar chorradas a diestro y siniestro, sino también comprobar cómo en las conversaciones que casi sin querer escuchas por la calle y en los medios públicos se reitera una frecuente, casi diría que continua, referencia a la puñetera aplicación. El WhatsApp protagoniza nuestras vidas y nos está quitando espontaneidad, frescura, diálogo y hasta bagaje cultural.
Incluso se ha acuñado un nuevo verbo: "guasapear": "yo guasapeo, tu guasapeas, él guasapea, ...", con sujetos en permanente situación de gerundio -"guasapeando"- y otros de participio -"guasapeado"-, sin que quepa descartar que terminemos cualquier día en imperativo. La acción del guasapeo nos quita intimidad, diálogo y tranquilidad. Hemos pasado de las tertulias culturales en cafés de estilo, los conciertos en auditorios y la platea del teatro a reuniones de autistas dándole al móvil y riendo a solas gracias intrascendentes, sino groseras.
Sin duda, antes éramos más sociales y compartíamos nuestras satisfacciones, risas y tristezas con los amigos; si aplaudíamos enfervorizados lo hacíamos al compás de quienes nos acompañaban, si una conferencia era brillante guiñábamos el ojo al de al lado y si en el teatro un actor la había pifiado le dábamos un discreto codazo al vecino; ahora el codazo se ha convertido en un timbre de sonido imprevisible: el WhatsApp es como llevar al amigo impertinente en el bolsillo.
Me temo que el tema también se nos está cargando el romanticismo; nuestros abuelos se declaraban en la celosía de la ventana, mandando flores y hasta cantando una serenata; con los años todo se soltó más, pero aún duraba el romanticismo sacando a la chica a bailar, acompañándola a casa e incluso buscando la discreción del coche y la calle oscura.. Ahora los novios se relacionan por WhatsApp, ... ¡vaya lugar frío y desabrido para compartir el amor!. Y es que el WhatsApp no permite ni las palabras tiernas, las miradas dulces ni los gestos cómplices ... no te vas a agarrar al cuello del móvil..
Mis amigos más inteligentes no tienen la aplicación, ¡ya decía yo que son tipos listos!.
6 comentarios:
El guasa es todo un vicio. Un beso.
El “¿Qué hay de Nuevo?” hace tiempo que corre los EEUU, Modestino Recordarás también aquel “¿Qué hay de nuevo viejo?” que decía el mismo Bugs Bonny.
Y sí en el tiempo que apareció ese anuncio de cerveza americana hubiera habido la tecnología que hay ahora con la respectiva aplicación que mencionas, puedes imaginar el efecto que hubiera producido la expresión …
What’s up?
...oye "viejo" ;) Pásate alguna vez por mi casa, digo yo. :):):)
Vicio, o al menos abuso, Susana.
Muy bueno el vídeo :):):):)
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