23 de marzo de 2014

Ha fallecido Adolfo Suárez



Acabo de enterarme de la no por esperada menos dolorosa noticia del fallecimiento de Adolfo Suárez. Hace casi cinco años publiqué en este mismo blog un post sobre alguien a quien siempre he admirado sinceramente, pienso que no tengo nada que cambiar y que lo que tenía que decir lo dije entonces. Ahora me queda rezar por quien estoy seguro que entrará, bien purificado por cierto, por la puerta grande del cielo. Descanse en paz.

"Ahora que, víctima de una cruel enfermedad degenerativa, se encuentra más en el otro mundo que en éste, cuando la vida le ha tratado mal y espera sin darse cuenta que llegue su final, puede ser fácil y hasta cómodo realizar alabanzas de Adolfo Suárez. Pero yo, sinceramente, he de reconocer que le admiro, que siempre lo he hecho. Supongo que será verdad lo de su ambición, el que no se paró en barras para maniobrar lo necesario para salirse con la suya, que pasó del Movimiento a la social-democracia sin sonrojarse, ... pero ha encontrado un lugar principal en la Historia reciente de España y pienso que se lo merece.

Suárez en política era un advenedizo, había llegado hasta allí a base de codazos, de hacer de meritorio y de dorarle la píldora, imagino, a más de uno. En un momento crucial de nuestra historia como lo fue la transición, cuando muerto Franco lo más granado del anterior régimen aspiraba, cada cual a su manera, a liderar los nuevos tiempos, Suárez tuvo que luchar contra todo y contra todos. No debe de ser fácil tener como rival a un personaje como Fraga, quien ahora aparece sensato y achacoso, pero que en su día andaba por la vida ejerciendo de número uno, alardeando de tener el Estado en su cabeza y dando por supuesto que era un auténtico elegido, o José María de Areilza, el Conde de Motrico, quien a pesar de que en los 40 debía de ser más falangista que nadie apareció en 1975 como apadrinado del mismísimo Rey y personaje de esos que está por encima del bien y del mal. Ni uno ni otro, ni los tecnócratas con mentalidad de ingeniero, con el mismo complejo de indispensables que los anteriores, ni los prohombres del nacional-catolicismo, como Silva Muñoz que todo lo decidía en consenso con cardenales y obispos, le perdonaron nunca que fuera él y no ellos quien diseñara el nuevo edificio del país.

Suárez tuvo que escuchar repetidamente los desprecios de quienes pensaban que en política solamente caben los expedientes académicos más brillantes, de quienes exigían primeros y segundos apellidos o acreditar servicios heroicos a la patria o certificados de buena moral cristiana. No debió ser fácil caminar y decidir, independientemente del acierto -que cada cual piense lo que quiera- entre ruidos de sables, indignaciones de los del pensamiento único, desprecio de los que Mafalda llama "egresados" y desconfianza de quienes estaban en el otro lado de la calle.

Porque a estas alturas de los tiempos da la impresión de que se ningunea a quienes hicieron posible la democracia, o que se considera que a ésta la trajeron los que estaban en la clandestinidad; pero me parece que en ésta no había tanta gente como se nos hace ahora pensar, nadie se acuerda de que la Ley de Reforma política supuso el ejemplar suicidio de las Cortes franquistas y que para restituir las libertades, con legalización del PCE y convocatoria de elecciones generales incluidas, Suárez y su equipo de "penenes" tuvieron que sortear obstáculos y aguantar toda la presión, poderosa entonces, de "espadones", nostálgicos y pesos pesados de la política de la época.

Así, despreciado por quienes se creían los mejores, ante la indiferencia de Europa y de una oposición acomodada en la crítica, Suárez consiguió lo que se propuso. Habrá quien piense que ésto era mejorable, pero me parece que hay que agradecerle lo que hizo ... y lo que evitó.

Y una vez instalado el régimen democrático Suárez siguió siendo víctima de acoso y derribo, esta vez por una oposición socialista ansiosa e impaciente por tocar poder, aguantando la inevitable comparación con Felipe González, un líder joven, brillante, con carisma y sin la tacha de pasado poco democrático del de Cebreros, un Felipe que en aquellos tiempos de ingenuidad e inexperiencia democrática aparecía ante todos como una especie de verdadero liberador. Aunque mucho más doloroso tuvo que ser el ataque de sus propios correligionarios, quienes convirtieron a la artificial UCD en un polvorín del que tuvo que acabar huyendo Adolfo Suárez, en compañía de cuatro fieles como Agustín Rodíguez Sahagún, Chus Viana y Rafael Calvo Ortega, tras la conspiración permanente de los democristianos, liberales y social-demócratas que se habían aposentado en el poder a la sombra de la popularidad del entonces Presidente del Gobierno.

Tras años convulsos, de dudas sobre su gestión, declive político y pérdida de prestigio, su honrosa dimisión, su heroico comportamiento en el golpe de Estado del 23 de febrero y su capacidad de resurrección con el CDS le dieron a Adolfo Suárez el reconocimiento y el prestigio que entiendo se merece. Su trayectoria política queda ahí para el juicio de la historia, pero su grandeza personal, arraigada y probada en el crisol del sufrimiento familiar y personal, está ya acreditada para todos."

17 comentarios:

Sub-versivo dijo...

Fue, creo, ante todo un líder. No es poca cosa en un país en donde nos gusta "escurrir el bulto", esconder lo incómodo bajo la alfombra y hacer huídas hacia adelante.

Descanse en paz.

Modestino dijo...

Hace mucho que no oteo un líder ... Me he pasado por tu blog y me parece muy interesante.

Un saludo¡¡¡¡

Anónimo dijo...

el no es el unico sin memoria, pero por lo menos el tenia escusa; que escusa tenemos los demás.
Me quedo con advenedizos como el que por lo menos intentaron hacer de éste pais un pais optimista ante el futuro.
Dan ganas de no levantarse mañana.

sunsi dijo...

No me avergüenza reconocer que hoy he llorado cuando se ha confirmado su fallecimiento. Pertenecemos a una generación que "vivimos" en la flor de la juventud los inicios de la democracia. Los recuerdos de entonces están muy vivos en nuestra memoria. Un ejemplo son los Pactos de la Moncloa. En las fotos, Fraga, Tierno Galván, Roca Junyent, Carrillo, Felipe González... Ahora se me antoja impensable.

Tremendo el último tramo de su vida. La muerte de su mujer y de su hija... y el inicio de su deterioro neurológico.
Más que emotivas las declaraciones de su hijo Adolfo. Cómo lo han cuidado y cómo han preservado su dignidad evitando el acoso de los periodistas.

Gracias por este post-homenaje, Modestino.

Susana dijo...

Fue una pena cómo le volvieron la espalda los suyos. Fue víctima de su propio éxito. Un beso.

Modestino dijo...

Aunque a veces den ganas de no levantarse nunca, hay que recuperar ilusiones, ... no se como, pero hay que hacerlo.

Modestino dijo...

Sunsi, como indico, el post es repetido, me he limitado a unas líneas de introducción y alguna corrección gramatical.
Sí, los Pactos de la Moncloa serían impensables y hoy más necesarios que nunca. Pero ¿cómo lograrlo?, con una clase política desprestigiada y, en general, mucho más floja que entonces y tanto ciudadano enfurecido ... y motivos tienen.

Modestino dijo...

Suárez, Susana, lo tuvo muy difícil. Era una época en la que se unieron los peores momentos del terrorismo de ETA, una oposición joven y fuerte, muy bien llevada y sin ninguna piedad y un partido, la UCD, que era una amalgama tan variada que terminó explotando.

Unknown dijo...

Suárez fue un hombre de Estado, no un hombre de partido, algo de lo que hoy andamos muy escasos...

Driver dijo...

Uno tiende a recordar la primera vez que hizo algo.
Yo recuerdo vivamente la primera vez que voté en las municipales del 79, con 18 años recién cumplidos.
Una señora mayor me tocó el hombro y me pidió que le indicara qué papeleta había que coger para votar a Franco; la señora era muy mayor y nadie le había explicado los últimos acontecimientos acaecidos en el pais.
Me tocó a mi explicarle a la anciana lo de la democracia, en plan muy resumido.
Y de pronto me dí cuenta, que si yo con 18 le estaba explicando eso a una anciana, la cosa era histórica.
...
Me alegro de haber tenido la oportunidad de haber conocido la trayectoria del Sr. Adolfo Suarez.
Y me siento muy orgulloso de que el aeropuerto de mi ciudad, la puerta de Europa para Sudamérica, vaya a tener su nombre.

Me siento muy orgulloso de que al final y a pesar de los pesares, la verdad brille con la potencia del trabajo bien hecho.

Me voy a la cola del Congreso.
Voy a despedirme del Sr. Suárez.

Qué menos que hacerlo de alguien que evitó que la historia se repitiera.

Alguien que sumó y con el que siempre estaremos en deuda.

Descanse en paz, Señor Presidente.

Descanse en paz, Patriota.

Brunetti dijo...

Qué época más difícil le tocó gobernar al pobre Suárez. Todo parecía estar en su contra.

Tanto es así que recuerdo que durante los años posteriores a su dimisión se comentaba entre la gente, medio en broma pero no sin cierta razón, que durante ese tiempo de la Transición en España ni siquiera llovía: ya es mala suerte.

Modestino dijo...

La famosa pertinaz sequía, amigo Brunetti ;);)

Brunetti dijo...

Me apetece comentar una anécdota.

Hace unos años conocí a un policía que fue guardaespaldas de Suárez. Me contó que apenas comía y que lo pasaba fatal en las comidas y cenas oficiales porque su máxima aspiración gastronómica era comerse una tortilla francesa. Y me lo creo.

En cambio, fumaba como un condenado (Ducados). Razones no le faltaban para estar nervioso....

Diego Perdi dijo...

Lo que aconteció durante la transición democrática está a años luz de lo que pudiera suceder ahora mismo en este país.
En primer lugar por la clase política que ocupa los escaños del parlamento. Hace 40 años se trataba de políticos de vocación, políticos de ideas, que habían vivido (mejor o peor) una dictadura y desde su punto de vista querían revertir la situación. Políticos que hacían política, convencidos de sus ideas.
Ahora mismo nos encontramos a políticos que hacen carrera política. En la mayoría de los casos, personas que han encontrado la vida política como vía rápida para llegar al éxito, a los que las ideas les importa poco y únicamente buscan un atajo para llegar arriba. Se trata de muchos casos de personas que han ocupado un asiento durante toda su vida del partido (desde las juventudes, a una concejalía pequeñita colándose como puesto bajo en las listas, y de ahí a un puesto a la política nacional…) y nunca han visto la vida fuera de sus despachos y hemiciclos…no cómo en aquella época donde habían palpado la calle
La otra gran diferencia entre unos y otros es que los de la transición tenían un concepto extrañamente normal de lo que es pactar. Yo cedo, tu cedes…encontramos un punto intermedio y logramos un acuerdo. Mientras tanto los políticos actuales tienen una peculiar forma de promover pactos. “Mire usted, yo me encuentro en este punto. Estoy deseando llegar a un acuerdo…pero para ello usted tiene que venir al punto en el que me encuento…porque no me voy a mover ni un centímetro” Más que conseguir un entendimiento, es imponer tu entendimiento.
Pero el gran mérito del momento que se vivió (lo oí expresado en una tertulia de Hoy por Hoy, y me encantó como lo enfocaron) es que todos fueron traidores a los suyos, porque sino no hubiera sido posible el consenso.
Carrillo fue traidor a los suyos aceptando la monarquía y la bandera (que no es baladí) a su cuenta y riesgo…sabiendo que eso no era la corriente del partido. Suarez hizo lo mismo aceptando la entrada en el juego del PCE sabiéndo que eso le podía costar caro, y el Rey fue traidor a la monarquía desprendiéndose de muchos de los poderes que tenía concedidos…aun sabiendo que ello le podía traer problemas.
Este puzle complejísimo, que estaba salpimentado mientras tanto con asesinatos de unos y otros, fue el gran éxito de Suarez, ya que como presidente del gobierno su responsabilidad era última, y a su vez era moderador y parte, anteponiendo (como todos) los intereses de estado a los del partido.
¿Sería posible ahora mismo una conciencia de patria tal que cualquiera, desde el independentismo más demagogo hasta la derecha más aprovechada dejasen de lado sus propios intereses cortoplacistas de salvar su culo y tener un 3% más en las próximas elecciones en aras de un bien común? Permíteme Felipe que esboce una pequeña sonrisa mientras tecleo.
El otro gran momento de Suárez, para mí es la naturalidad del adiós, el desdramatizar una dimisión, tanto del gobierno como del CDS. Si uno no tiene los suficientes apoyos marcha con la cabeza alta y diciendo las cosas como son y no es menos digno (al revés). Estos políticos actuales , aferrados al argumentario, y clavados a sus escaños creo que son una gran lacra.
La gran pena es lo que tardamos en reconocer en este país a nuestros héroes. ¿Te imaginas que hay un presidente americano que hace la mitad de lo que ha hecho Suárez? Tendría la avenida más importante de Washington, un memorial, su propio día festivo, ahora mismo retransmisiones una semana consecutiva, y posiblemente…se le hubiera reconocido en vida que es lo más importante.
Aquí se le zurró por todos los lados (alguno que ahora le alaba incluido) y pese a su mérito y lo que obtuvo…el prisma político y los intereses lo inunden todo…y muchas veces cueste reconocer que el rival lo hace bien

Por lo demás me ha gustado mucho tu artículo.
Ojala salgan líderes la mitad de honrados que Suarez

PD: Como decía mi abuelo. Dios te libre del día de las alabanzas (aunque en este caso sean más que justas, aunque bastante tardías)

Modestino dijo...

Comparto todo lo que dices, Diego ... pedazo de análisis.
A mí la transición es una época que me apasiona, supongo que porque cuando murió Franco tenía 17 años y mis años más vigorosos los viví entonces.

Hay libros interesantísimos sobre el tema, de todos los colores.

Alberto dijo...

Suárez se mantenía en esa época tan dura en la que tenía que dirigir el país a base de unos 13 cafés de media y cigarro tras cigarro. No era una buena dieta.

Dentro de los muchos elogios y ditirambos que está recibiendo, yo sólo planteo lo que me pareció más complicado de su trabajo: conseguir convencer a los procuradores de las Cortes franquistas que se autodisolviesen. Tiene díficil explicación ese harakiri.

Modestino dijo...

A lo mejor es que buena parte de esos procuradores tenían más sentido de estado que los que hay ahora ...