9 de diciembre de 2011

He desempolvado a Plinio

Me temo que con frecuencia no valoramos la literatura que se ha hecho en España a lo largo de la segunda mitad del siglo pasado; por supuesto, escritores como Miguel Delibes, Carmen Martín Gaite o Camilo José Cela han tenido su reconocimiento, pero llama la atención que en la calle se conozca tan poco a gente como Luis Martín Santos, Jesús Fernández Santos, Ignacio Aldecoa o Luis Romero, entre muchos otros. Y en esta literatura tan llena de realismo, crítica social y belleza estética también había un sitio para la novela policíaca, pues Francisco García Pavón, un manchego que era también profesor de la Escuela de Arte dramático de Madrid y crítico de teatro, supo crear un personaje, Plinio, que marcó una época. Mi primer recuerdo de Plinio se remonta a 1972, cuando Antonio Giménez Rico y José Luis Garci sacaron de su chistera una serie de televisión sobre el personaje, una magnífica recreación de las novelas de García Pavón protagonizada por un actor formidable y prematuramente fallecido, Antonio Casal, y que contaba con secundarios tan significados como Alfonso del Real, María Isbert, Manuel Aleixandre y José Franco. El horario de la serie y os rombos que aparecían en una esquinita de la pantalla fueron obstáculo insalvable para poder verla, pero ya entonces me quedó el gusanillo de profundizar en las aventuras del tal Plinio.

Y eso que Plinio no era un detective experimentado, ni un inspector de la brigada antidroga, ni siquiera un comandante o capitán de la benemérita, sin simple y llanamente Manuel González, Jefe de la Policía Municipal de Tomelloso, una población de cerca de 40.000 habitantes ubicada al noreste de la provincia de Ciudad Real. Plinio es un hombre taciturno, inteligente, sereno y algo "cachazas" que es capaz de descubrir los misterios más enrevesados sirviéndose mucho más de la intuición y la experiencia vital que de las pruebas y los modernos sistemas de investigación. Junto a Plinio hay otros personajes característicos entre los que destaca D. Lotario, el veterinario del pueblo que viene a ser como una especie de Dr. Watson de La Mancha.Lo libros de Plinio son algo más que una novela policíaca, pues García Pavón no se limita a plantearnos un caso criminal y a escribir sobre la averiguación de sus entresijos, sino que aprovecha para describirnos, magníficamente, con un vocabulario rico y bien utilizado, cómo era la España rural de la época, la peculiar idiosincrasia de las gentes de La Mancha, las miserias humanas y el ambiente y paisaje de Tomellosos y alrededores. Al cabo de más de cuarenta años desde que se escribieron las novelas de Plinio éstas no se han quedado caducas, entre otras cosas porque la buena literatura no prescribe y Plinio es eso, por encima de todo.

Para cumplir la deuda adquirida con García Pavón saqué de la biblioteca un tomo publicado recientemente por Destino que contiene tres historias de Plinio y una serie de relatos cortos. Solamente he tenido tiempo para leer "El reinado de Witiza", una historia bien "chusca" y llena de sentido del humor y "Las hermanas coloradas", con las que García Pavón ganó el Nadal de 1969, una novela a la que el autor nacido precisamente en Tomelloso le pone un toque de amargura que hace pensar. Queda para otra ocasión "El rapto de las sabinas", ganadora del premio Nacional de la Crítica el mismo año 1969 y los relatos, un género en el que se ha comparado a García Pavón con Ignacio Aldecoa, el indudable maestro de la época en los cuentos cortos.


10 comentarios:

Pilar Lachén dijo...

A mí me asombra que muchas personas no sepan lo que es un libro....., con lo cual prefiero no profundizar.
Genial como siempre.

paterfamilias dijo...

Como bien dices, desconocidos para el gran público (entre el que me incluyo en esta materia)

Modestino dijo...

Todo es cuestión de empezar.

Driver dijo...

En la Mancha es característica la presencia de personajes del día a día, con un toque filosófico y un agudo sentido del humor.
En mis viajes a Ciudad Real he podido sumergirme en ese mundo castizo, donde el retrueque se convierte en crítica social, el comentario corto del taxista en sentencia del Tribunal Supremo, y el cascarrillo del mesonero en resumen de una filosofía de vida, donde la naturaleza humana adquiere tintes cómicos, con pinceladas divinas.

Un taxista, ante la inagotable capacidad del Estado de gastar a lo tonto, comentaba el día que inauguraron el aeropuerto de Ciudad Real:
"¡Menos mal que han construido el aeropuerto! Ahora podremos exportar a Europa nuestras famosas berenjenas de Almagro".

Y tras una corta existencia, el aeropuerto cierra, al ser inoperativo.

Y te acuerdas del taxista y su cascarrillo.
Dándote ganas de colocarlo en algún Ministerio.
Incuso, como ministro.

Maireen dijo...

Recuerdo haber leído hace muchísimos años una de las novelas de Plinio, una que transcurría durante el Carnaval.

Ahora tengo varias de las novelas de la serie esperando en mi e-reader, pero me falta tiempo, muchísimo tiempo.

Modestino dijo...

La Mancha da para mucho, ya Cervantes escenificó allí el Quijote ...

veronicia dijo...

Escuché Plinio y el primero que se me vieno a la cabeza fue el historiador romano...
Después de ésta entrada me parece un feo por mi parte haberme dejado éste "detective"; voy a seguir aumentando la carta a los Reyes Magos con más libros.

Modestino dijo...

Seguro qué García Pavon se inspiró en el romano para su personaje.

Mila Aumente dijo...

Hola Modestino, ahora cambiamos de tercio. No solo me apasiona la música. La literatura forma parte de mi vida. Soy escritora, y hace unos meses publiqué una novela titulada "El Funeral de un cobarde". Te la recomiendo a ti y a todos tus seguidores amantes de la lectura.

Si quieres conocer más datos sobre mí,entra en el "Blog de Mila Aumente"

Modestino dijo...

Entrare, no lo dudes. Y miraré tú nivelar.
Un saludo!