8 de junio de 2010

¡Que belleza!



La película "The Queen", dirigida Stephen Frears en 2006, fue magníficamente interpretada por la actriz británica Helen Mirren, tanto que le valió el Oscar a la mejor actriz femenina del año. Mediada la cinta hay una escena, que seguro todos recordamos, en la que la reina se marcha sola en un todo-terreno por los bosques próximos a la residencia veraniega de Balmoral y estando sentada y meditabunda junto al río ve pararse cerca de ella a un ciervo, un animal majestuoso que le impresiona por su aspecto imponente, casi extasiada ante semejante visión Isabel II exclama "¡Qué belleza!" y ahuyenta al ciervo temerosa de que sea matado, pues en el entorno del lugar parte de su familia anda a la caza de animales de esta especie.

Decía Chesterton que "la mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta", algo que me viene a la cabeza cuando pienso la de veces que habré pasado sin darme cuenta delante de escenas como la que, en la ficción, impresionó a la mismísima soberana británica. No hace falta comprar entrada alguna, ni poseer abonos ni pases de invitado para enfrentarse con lo bello, con la perfección estética que nos ofrece tantas veces la naturaleza.

La estampa del ciervo junto al río, rodeado del verde del paisaje, bajo un cielo azul intenso y con el ruido de las aguas y el viento se convierte en una imagen deslumbrante, en la representación de lo hermoso, en el reflejo de la gloria aquí en la tierra. Recuerdo perfectamente cómo me impresionó la expresión y la reacción de la reina ante esa imagen llena de poesía, me dí cuenta que hay de que aprender a descubrir la belleza, a valorarla, a buscarla en cada rincón que recorremos a lo largo de nuestra vida.

Tenemos que ser capaces de exclamar muchas vecs con sinceridad, con sencillez, con admiración, ... cautivados: ¡Qué belleza!.


16 comentarios:

Ana, princesa del guisante dijo...

Me ha gustado mucho lo que dices, parar y mirar. Y estremecerse con la belleza de una flor. Y la película... justo después de ver al animal, la Reina derramó las primeras lágrimas por Lady Diana. Supo ver la belleza en el ciervo, pero no en la que había sido su nuera. Curioso.

Modestino dijo...

Sí, es curioso ... las personas tenemos esas cosas.

Tommy dijo...

Yo no sé si tampoco habría sabido ver la belleza en miss Diana Spencer... Que pases el mejor día posible, querido Modestino.

Mariapi dijo...

Modestino, recuerdo la película. Pero a mi me dolió esa escena...no supe verle la belleza.
Seguramente son artimañas cinematográficas, pero me pareció tan triste que alguien se estremezca por un ciervo o un perro y no por los que tiene al lado. La pintaron tan tan fría...Y me parecen bellísimos los ciervos y los perros, no va por ahí.

Gracias, Modestino.

Modestino dijo...

:) Es posible que cayera en artimañas cinematográficas ... pero son tan inocuas ...

Máster en nubes dijo...

Qué belleza, es verdad, en tantas cosas y personas.

Modestino dijo...

Es cierto Aurora, sólo se trata de andar con ojos receptivos y abiertos.

Noemí Baneem dijo...

La belleza no siempre hay que buscarla, a veces hay que crearla. Sólo nos parece bello lo que nos dan hecho, por eso es un bien escaso, independientemente de que a veces se nos escape... Si todos creáramos, abundaría mucho más.

Modestino dijo...

Es compatible, uno la puede buscar y la puede crear. Eso sí, para mí nada podrá alcanzar la belleza de lo creado por Dios.

veronicia dijo...

La simetría es tan llamativa que desde la antigüedad la relacionaron con la belleza. En la naturaleza predomina el equilibrio, y también la simetría por eso pienso que al contemplarla intuitivamente encontramos esos patrones y al identificarlos sin mas hallamos belleza.
La belleza de un pino, de una pluma, de una caracola... la armonía de las olas del mar...
Tanta belleza sin ser contemplada me abruma; a veces creo que solo la veo yo.
(Gracias por la entrada Modestino, en mi pueblo hay ciervos y se ven a veces desde la carretera, yo cuando era pequeña los vi tan cerca como el de la foto)

annemarie dijo...

Es una película buenísima para una tarde de lluvia, té - o cognac muy lento... :)) Un cognac después de un martes aventuroso tampoco queda mal. :)) Un abrazo!

Modestino dijo...

El Cognac es un gran invento francés, sin duda. Así como el whisqui me suele sentar mal, un cognac de sobremesa suele venir de miedo.

ana dijo...

Yo recuerdo una escena de esas... ¡qué belleza!

Estábamos haciendo la Ruta del Cares, y allí, en el camino estrecho, estaba un cabritillo. NO sabía como ir hacia donde su madre, lo tenía muy crudo porque había un desfiladero. El cabritillo nos miraba con miedo, nosotros nos quedamos parados para que no se asustase, se podría despeñar. La madre estaba alejada, lo llamaba, supongo que quería que fuera donde ella estaba. A mi me daba mucha pena su lamento... no sabía cómo llegar a donde estaba la madre, lo tenía difícil, y al otro lado estábamos nosotros. Nos quedamos totalmente en silencio y quietos. Si el cabritillo giraba bruscamente caería. Me impresionó su miedo y su sonido. Pero lo que más me impacto era la belleza de su madre. No se movió de la roca en la que estaba, un poco alejada. Y no nos quitó ojo, a pesar de que lo llamaba la mirada la tenía fijísima en nosotros dos. Una mirada severa. Y pacientemente, sin dejar de mirarnos, esperó a que su cría, SOLA, llegase a donde ella estaba. El cabritillo lo consiguió...

... fue una estampa inolvidable. El sonido de ese cabritillo, la respuesta de la madre y su mirada, firme ante nosotros.

Me impresionó su tesón en animar a la cría a que ella solita se moviera. Nosotros a veces se lo damos todo hecho... Y también me impresionó su mirada... creo que si nos llegamos a acercar más al cabritillo... para nosotros teníamos... jajajajaja.

Así fue... ¡QUÉ BELLEZA!


Saludos.

Modestino dijo...

Bonita imagen la que relatas del cabrítillo ... y con suspense. Mientras leía me planteaba hi habría happy end ... menos mal¡

Zambullida dijo...

Me topo a diario con la belleza. No tengo ni que salir al campo, aquí en mi pobre y destartalada casa la encuentro y en todos cuantos se cruzan en mi camino. El otro día estuve con alguien que lleva media vida destruyéndose y afeándose y, sin embargo, no puede, aunque se lo proponga ocultar su belleza ( me refiero, obviamente, a la interior). Me conmovió por completo.

Anónimo dijo...

Hola Podría jurar que he estado en este sitio web antes, pero después de navegar a través de él leyendo algunos de los
post me di cuenta de que es nuevo para mí. De todas formas ,
estoy contento de haberme topado con esta página.
La pondré en mis marcadores para volver de vez en cuando!



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