16 de octubre de 2009

Los papeles perdidos del Pelusa



Hace ya mucho tiempo que Diego Armando Maradona perdió el norte; fue un futbolista genial, posiblemente haya que incluirlo en el repóker de los mejores jugadores de la historia junto a Alfredo Di Estéfano, Pelé, Joahan Cruyff y Zinedine Zidane, pero da la impresión de que la fama le viene desbordando desde el primer momento. En el Barça, su primer club en Europa, anduvo a la par en éxitos y conflictos y Josep Lluis Núñez se lo quitó de encima en cuanto pudo, consiguiendo hacer un buen negocio con su venta millonaria al Nápoles, a la vez que prescindía de un hombre que le estaba dinamitando el vestuario. En Italia logró convertir a un equipo del montón en un gallito del Calcio, llevándole a la consecución de dos scudettos y una Copa de la UEFA, aunque su trayectoria en la ciudad napolitana estuvo también marcada por las relaciones tormentosas y el consumo de cocaína.

Con la selección argentina tampoco el Pelusa logró convertir su currículum en modélico, pues a la vez que resultaba fundamental para que Argentina obtuviera su tercer Mundial en Méjico-86, daba positivo en el control antidoping del siguiente campeonato, disputado en Italia. Desde entonces la carrera de Maradona se ha convertido en una polémica permanente, con un arraigado riesgo de caer definitivamente por el precipicio de la vida.

Recientemente Dieguito fue nombrado seleccionador de su país; bajo su mando la carrera de la albiazul en la clasificación para el Campeonato del Mundo de Sudáfrica ha sido un calvario para los seguidores argentinos. Maradona llegó como una especie de Mesías futbolístico, pero ha contado casi todos los partidos que ha dirigido a la selección por una rotunda decepción. Al final el histórico combinado bicolor ha conseguido entrar prácticamente por la gatera al vencer a Uruguay (0-1) en la repesca. Muchos pensamos que el antaño fenómeno de la cancha no es el hombre adecuado para reeditar los éxitos de la escuadra argentina desde fuera del rectángulo de juego, aunque doctores tiene la Iglesia, directivos la FAF para decidir y tiempo el Pelusa para quitarnos la razón.

Pero lo que más criticable me parece es la forma de reaccionar del pibe; nunca ha reconocido sus errores, ha actuado siempre con agresividad desproporcionada y una altivez asombrosa y se ha dedicado a repetir descalificaciones, amenazas y excusas carentes de credibilidad.

En este sentido se puede incluir su reacción al comparecer ante los medios informativos tras la pírrica victoria ante Uruguay que llevó a su selección al Mundial: "A los que no creían, con perdón de las damas, que la chupen, que la sigan chupando. Yo soy o blanco o negro. Gris no voy a ser en mi vida. Ustedes me trataron como me trataron, sigan mamando"; toda una exhibición de mesura, humildad y elegancia. Humanamente uno puede entender la búsqueda de desahogo tras muchas semanas de tensión y ansiedad, así como que el hombre esté sensibilizado ante unas críticas que en algún momento pudieron ser excesivas, pero semejante agresividad y semejantes expresiones no son de recibo en ningún caso y sólo acreditan que hay alguien que ha perdido definitivamente los papeles, que no merece ocupar puestos de responsabilidad y representación y que hace tiempo que ha dejado de ser paradigma de nada.

Los grandes deportistas, y es evidente que Diego Armando Maradona lo ha sido, deben de ser, por encima de todo, un ejemplo para el resto de los humanos y salta a la vista que el argentino está a años luz de serlo. Ah¡ ... y si ha decidido ejercer de grosero y soez, que no pida perdón solamente a las damas.


2 comentarios:

Paladín dijo...

Solamente quisiera decir que no quiero juzgar a Maradona como persona, el solo se ha bastado para hacerlo. Pero me gustaría decir que para mi si ha sido el mejor jugador del fútbol de la Historia. Y es una pena que al final sólo lo recordemos por sus desvaríos o sus flirteos con las drogas.

Modestino dijo...

Sí que es una pena, pero pienso que se lo ha buscado, y no por sus errores, sino por sureticencia a reconocerlos, por esa soberbia que me parece rezuma.

Sin duda es uno de los mejores de la historia ... pero a mí me gustaban más Pelé y Johan Cruyff.