20 de abril de 2010

"París, 1919", Márgaret MacMillan














"París, 1919"
Márgaret MacMillan
Tusquets. Barcelona(2005)
696 páginas



Entre enero y julio de 1919, tras la primera guerra mundial -ese devastador conflicto cuyas consecuencias se extendieron hasta Oriente Próximo y zonas de Asia y África-, dirigentes de todo el mundo llegaron a París para tratar de organizar una paz duradera. En esa Conferencia de Paz, los «tres grandes» -el presidente estadounidense Woodrow Wilson, más los primeros ministros de Inglaterra y Francia, David Lloyd George y Georges Clemenceau- se enfrentaban a una tarea gigantes­ca: poner en pie una Europa en ruinas, obtener de Alemania unas gravosas reparaciones de guerra, detener el avance de la reciente Revolución rusa y gestionar el inestable equilibrio de poderes tras la desaparición de viejos imperios y el surgimiento de nuevas entidades políticas.

Hay libros que vas leyendo poco a poco, en ratos tranquilos en los que puedes poner los cinco sentidos, pues se trata de libros que van más allá de la evasión; es el caso de "París, 1919", un excelente estudio sobre el Tratado de Versalles, ese momento crucial en la historia del Siglo XX en el que se trataron de cerrar las heridas de la "Gran Guerra", con no excesivo éxito, pues tras aquellas heridas las reuniones de París crearon otras que acabaron desembocando en una nueva Guerra Mundial, aún más cruel y sangrienta.

El libro está elaborado en torno a los tres principales protagonistas de la negociación: el presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, el "premier británico" David Lloyd George y el presidente francés, el legendario periodista, médico y político Georges Clemenceau; la autora hilvana una imagen bien definida de cada uno de ellos, desde el idealismo y la aparente honestidad democrática de Wilson hasta el apasionamiento y esperado "chauvinismo" de Clemenceau, pasando por la habilidad y artes camaleónicas de Lloyd George.

A lo largo del libro queda reflejada una de las cuestiones más importantes de esas negociaciones de paz, la situación de Alemania, la gran derrotada de la contienda, el país que solicitó el armisticio y con relación al cual quedaba el dilema de tratar de recuperarlos para la causa o hacerle pagar las consecuencias de la guerra poniéndole la etiqueta de gran culpable de la misma; así fue al final, quedando abierta una herida que llevó a los alemanes a abandonarse en la sinrazón del nazismo. Especialmente significativos son los comentarios del penúltimo capítulo en el que se narran las reacciones en Alemania tras las jornadas finales de las reuniones en Francia. Junto a Alemania, es el Imperio Austro-Húngaro el gran derrotado de la contienda; la derrota supuso el fin de dicho imperio, quedando Austria y Hungría convertidos en países menores y apareciendo Checoslovaquia como nuevo estado emergente.

Una de las grandes virtudes del libro, desde mi punto de vista, es la perfecta estructuración de los temas, así en los primeros capítulos se va definiendo la situación de los distintos países, de manera que van desgranandose las referencias a Polonia, Bulgaria, Rumanía, ... así como a la actuación, siempre polémica y ambigua de los italianos, con su presidente Vittorio Orlando al frente, quien aparece figurando como un cuarto protagonista junto a los tres citados al principio. Muy interesantes las referencias a loa situación de Grecia y la lucha de griegos e italianos por hacerse con territorios como Esmirna. Igualmente MacMillan da una visión objetiva y amplia de la creación de otro nuevo país: Yugoslavia, foco futuro de conflictos y vaivenes políticos. Hay dos capítulos que me parecieron especialmente interesantes, uno el que habla primero de Japón y luego de China, grandes imperios que por entonces aparecían emergentes y que entre ellos mantenían una rivalidad que este libro te ayuda a conocer y comprender mejor; por otra parte la autora profundiza en la situación del mundo árabe, con referencias muy interesantes a las consecuencias políticas en esta zona de la Gran Guerra, así como la aparición de nuevos países como Irak y Palestina. También aclara mucho el nuevo panorama de Turquía, país que surge tras el hundimiento del imperio otomano y en torno al cual se desata toda una tormenta de ambiciones y maquinaciones.

La tesis de la autodeterminación defendida por el presidente Wilson, el nacimiento de la Sociedad de Naciones, las presencias y ausencias de unos y otros a lo largo de las largas negociaciones, las vicisitudes políticas de los grandes mandatarios que lideran las mismas en sus propios países de origen, las alegrías y decepciones de todos y cada uno de los interesados, la interferencia sorpresiva de la naciente revolución bolchevique, la referencia a hombres que entonces eran muy jóvenes y con el tiempo alcanzarían un papel muy importante en la política mundial, como Winston Churchill, Lawrence de Arabia o Ho Chi Min, ... son temas que van convirtiendo en apasionante el libro de Márgarte MacMillan.

Por otra parte el libro es también una notable galería de personajes, porque MacMillan no se limita a relatar lo ocurrido, sino que entra en el carácter y la filosofía de los protagonistas, de manera que además de todos los ya citados, vas conociendo a sujetos tan interesantes como el viejo Mariscal Francés Ferdinand Foch, el Presidente de la República Raymond Poincaré, los sucesivos ministros británicos de asuntos exteriores Arthur Balffour y Lord Curzón, la Reina María de Rumanía, que defendió los intereses de su país en un ambiente donde ser mujer era una dificultad, además de una excepción, Ignacy Paderewski, el pianista polaco que se convirtió en primer ministro y su compatriota el general Josef Pilsudski, el agresivo comunista húngaro Bela Kun, el nuevo rey de Irak, Feisal, el turco Kamal Atartuk, un auténtico genio militar y negociador o Elefterios Venizelos, primer ministro y probablemente el político más importante de la Grecia moderna, entre muchos otros.


5 comentarios:

Mª Pilar dijo...

Modestino, me has dado una buena idea para regalar a un Jorge el viernes próximo. Muchas gracias por hacer una crítica tan completa y amena.

Modestino dijo...

Pienso que este libro posee la virtud de la precisión histórica y el desapasionamiento. Tengo que decirte que yo no soy un experto y quizá a un entendido en la materia no le descubra nada nuevo.

annemarie dijo...

Es así, la galeria de personajes de que hablas es verdaderamente apasionante, y por lo que escribes, parece un libro muy bien pensado. El tema de las reparaciones a pagar por Alemania fue una estupidez todavia muy de un mundo muy pequeño y muy limitado, muy arrogantemente victoriano, y, creo, una lección que todos aprendieron de la peor manera.

Modestino dijo...

Las reparaciones impuestas a Alemania fue un error que se convirtió en germen de todo lo que pasó luego en ese país y de la 2ª Guerra Mundial.

Anónimo dijo...

He leido bastante de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)pero muy poco de la Primera (1914-1919). Este libro es una buena ocasión para cambiar. Me gustaría decir que aquellas dos denominaciones sólo se utilizaron, lógicamente, a partir de 1945. Durante el período de entreguerras (1919-1939)la hoy conocida como Primera Guerra Mundial fue conocida como la GRAN GUERRA o también como la GUERRA EUROPEA.