4 de enero de 2009

Empate frustrante










Albacete Balompié 1 Real Zaragoza 1





He decidido que mi pequeña crónica de hoy venga presidida por esta foto de Marcelino, el mister zaragocista, quien con la capucha puesta ante la lluvia que cayó fuerte durante buena parte del partido pone la misma cara que se nos quedó anoche a todos los zaragocistas al comprobar como el equipo acababa embolsándose un mísero punto cuando por dominio, superioridad y ocasiones debía haber regresado a Zaragoza con una victoria contundente y el liderato en el bolsillo.



Pero que nadie se llame a engaño, el haber perdido a última hora dos puntos no cabe imputarlo ni a la desgracia ni a la mala suerte, sino a unos errores imperdonables en quien aspira a regresar a primera y aparenta ser el mejor conjunto de la categoría. Nos alegra que Marcelino reconozca ser consciente de esa flojedad atacante que el equipo viene acreditando cada quince días en sus partidos a domicilio: con jugadores como Ewerthon y Oliveira parece increíble -e imperdonable- que un equipo que se adelanta en el marcador y se muestra infinitamente superior a su rival no acabe reventando el partido: ayer, en la segunda parte, se fallaron ocasiones increíbles. Por otra parte, el penalti de Chus Herrero fue tan claro como innecesario e infantil; habrá que ir pensando en las razones por las que al Zaragoza se le han pitado ya seis penaltis: todos ellos han sido tan claros como absurdos y ya nos han costado puntos importantísimos (Girona, Huesca, Albacete).



Ahora bien, la tremenda desilusión de anoche no puede hacernos olvidar una serie de conclusiones positivas, pues hubo bastantes. En primer lugar, el primer tiempo del partido de Albacete mostró la mejor imagen que recuerdo al Zaragoza fuera de casa en mucho tiempo: se dominó, se presionó y se mostró una superioridad insultante. En el segundo tiempo no creo que haya que achacar nada al Zaragoza, pues es lógico que el Albacete se estirara, simplemente acabó pagando el desacierto de sus puntas.

En mi opinión, la mejoría del equipo tiene algo que ver con la actuación de David Generelo; se trata de un jugador perseguido por las lesiones y por la leyenda, más o menos justificada, de que no ha acabado de explotar. Desde su regreso a la titularidad frente al Alicante, intuyo que el extremeño puede encontrar en este año en segunda la ocasión de reivindicarse, al igual que o han hecho, por ejemplo, Gabi, López Vallejo y Ewerthon. Otros dos nombres propios fueron los de Braulio y Raúl Goni, el canario porque puso fin a una sequía goleadora que nos preocupaba a todos y el canterano porque demostró que el central con futuro que tanto buscaban los técnicos lo teníamos en casa. Mención también para Songó, que salió por vez primera como titular y acreditó buenas maneras: si se serena un poco puede ser de mucha utilidad para la segunda vuelta.















Las conclusiones que se pueden sacar tras este resultado son varias; si vemos la botella medio vacía habrá que decir que el Zaragoza no aprende, que sigue teniendo fallos infantiles que cuestan puntos importantes y que no acaba de despegarse en una liga donde sigue habiendo demasiados equipos muy cerca; si dicha botella la miramos medio llena, podremos afirmar que también es cierto que ayer jugó casi siempre muy bien, que se ve a un equipo que crece, que hay nuevos jugadores aprovechables y que, pase lo que pase esta tarde, seguiremos en ascenso.

El próximo sábado hay partido importantísimo; viene un Salamanca que, con permiso del Hércules, sigue de líder y tiene en sus filas excelentes jugadores, con el veterano Quique Martín como estrella indiscutible y con otros jugadores destacados como los centrales Sergio Pelegrín y Catalán, Jorge Alonso, Dañobeitia y Ze Tó. Hay que ganar como sea, porque puede ser un partido cuyo resultado marque el devenir del equipo.






1 comentario:

Anónimo dijo...
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