No se encuentra precisamente Carmen Chacón en mi nómina de políticos favoritos, pero en esta ocasión voy a salir en su defensa porque me parece que el revuelo que se ha montado por la indumentaria que lució en la pasada Pascua militar es excesivo y casi diría que ridículo y exagerado. En ocasiones parece que los mayores "tiberios" políticos se organizan por nimiedades, algo verdaderamente sorprendente en tiempos en los que el número de parados ya supera los tres millones.
He de reconocer que no he seguido de cerca la polémica y que ignoro de donde han salido las críticas hacia el famoso smoking de la Ministra de Defensa, pero de cualquier manera me parece que cuestionarlo, al menos en páginas distintas a las de moda o ecos de sociedad, es cuando menos trasnochado e improcedente.
Para mí los protocolos, las etiquetas no son cuestiones pequeñas; todo lugar, toda ocasión, toda celebración exige unas formas, unos modos de actuación, unos criterios de asistencia, pero éstos no tienen que ser ni inflexibles ni excluidos de actualización alguna. Ya se dijo que la etiqueta exigida para la Pascua militar tenía carácter orientativo, ante lo cual suenan a pataleta infantil, a crítica retorcida, a discrepancia oportunista algunos comentarios vertidos al respecto. Parece mentira que en ocasiones nos falte cierta elasticidad.
Lo triste del asunto es que al final lo accesorio, lo anecdótico ha acabado convirtiéndose en la noticia de primera plana, mientras que el contenido del discurso de la política catalana, que al parecer tenía su enjundia, ha pasado desapercibido a casi todos.
Comprendo que en el Hola, en las revistas de moda o en algún que otro "bodriete" rosa de la tele se crucen opiniones al respecto, pero en la zona seria de la vida tendríamos que preocuparnos de hablar de otros asuntos. De cualquier manera, a mí, que soy bastante clasicón, me gustó el modelete de la Ministra.
He de reconocer que no he seguido de cerca la polémica y que ignoro de donde han salido las críticas hacia el famoso smoking de la Ministra de Defensa, pero de cualquier manera me parece que cuestionarlo, al menos en páginas distintas a las de moda o ecos de sociedad, es cuando menos trasnochado e improcedente.
Para mí los protocolos, las etiquetas no son cuestiones pequeñas; todo lugar, toda ocasión, toda celebración exige unas formas, unos modos de actuación, unos criterios de asistencia, pero éstos no tienen que ser ni inflexibles ni excluidos de actualización alguna. Ya se dijo que la etiqueta exigida para la Pascua militar tenía carácter orientativo, ante lo cual suenan a pataleta infantil, a crítica retorcida, a discrepancia oportunista algunos comentarios vertidos al respecto. Parece mentira que en ocasiones nos falte cierta elasticidad.
Lo triste del asunto es que al final lo accesorio, lo anecdótico ha acabado convirtiéndose en la noticia de primera plana, mientras que el contenido del discurso de la política catalana, que al parecer tenía su enjundia, ha pasado desapercibido a casi todos.
Comprendo que en el Hola, en las revistas de moda o en algún que otro "bodriete" rosa de la tele se crucen opiniones al respecto, pero en la zona seria de la vida tendríamos que preocuparnos de hablar de otros asuntos. De cualquier manera, a mí, que soy bastante clasicón, me gustó el modelete de la Ministra.
8 comentarios:
A mí también me ha encantado el traje de la Ministra, Modestino. De hecho, no me había fijado en él, pero habida cuenta de la estúpida y vergonzosa controversia que se ha montado al respecto, he examinado dicha indumentaria y he concluido que es muy elegante. Y si hubiese ido vestida de lagarterana o mismamente en bañador, también me habría gustado: todo sea por contradecir a los misóginos y machistas que han provocado este debate que, además, huele a caspa, a rancio y a España profunda (y no me refiero a 'profunda' de intelecto).
Seguro que nadie se fijó en los zapatos o en los trajes o en los calcetines de los hombres que acudieron a ese acto. ¡Ay, madre, qué zapatos y qué calcetines se calzan algunos! Pero nadie dirá ni mú, porque son tíos, claro. Asquito me da todo este asunto, amigo mío.
Me alegra coincidir contigo Brunetti; estoy de acuerdo con lo que dices; y al hilo de lo que dices, creo que cabe hablar de que es mucho más importante vestir bien que ir de etiqueta: que en los tiempos actuales, gracias a Dios, el concepto de elegancia se ha ampliado.
Ah... y bienvenido de nuevo al blog, que se te echaba de menos.
Sí, es muy complicado discutir ideas - ya la elegancia de Mme. Sarkozy, por ejemplo, es prácticamente consensual... :))
Iba bien guapa, porque las mujeres vestidas bien de hombre (no a lo burro)resultan muy sofisticadas.
Que se lo digan a la Dietrich, entre otras.
Y Madame Sarkozi me parece no sólo guapa, muy elegante. Las francesas es como si lo tuvieran más fácil siempre.
Pues sí, una mujer que viste de hombre y sabe hacerlo queda de miedo.
De lo dicho podemos sacar diversas consecuencias: una, que quien sabe vestir está elegante con casi cualquier cosas, y la otra, que se trata de estar elegante, no de ir de una manera determinada.
Vistió segúan las normas de protocolo. El largo significa cubrir los zapatos y tacones, y ella los llevaba cubiertos.
Ver a su lado a la Reina y Leticia era el cantazo, porque iban de noche,puestos a poner faltas.
El look masculino, en la Chacón, me pareció excesivo:muchísimo maquillaje,ella que no acostumbra a usarlo y cara de "cuidadito conmigo".
Ja, ja, ja.... tienes razón, a lo mejor hasta arrestó a alguien.
Este era un post para defender a la Chacón, pero no puedo evitar afirmar que me parece que es de las que vale menos de lo que piensa. Yo la escuché una conferencia y, jurídicamente, flojita, flojita....
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