Me cruzo con ella casi todas las mañanas. Constante, activa, dinámica ... impasible ante el frío, el calor, la lluvia ... ya pueden caer “chuzos de punta". El pelo rubio y la coleta al aire. Destacando ese uniforme que mezcla el verde y el amarillo más brillantes.
No puedo evitar sentir empatía, aunque dudo que ella se dé cuenta. Es un trabajo duro e ingrato, pero necesario e imprescindible en la misma proporción. ¿Qué sería de nosotros sin quienes retiran lo que perjudica, ponen los medios para que el aire, el piso, el ambiente ... sean sanos y respirables?. Una actividad esencial, importante sin duda.
Por eso, cuando veo ondear una coleta rubia que se esfuerza para hacerme la vida más soportable, surgen la simpatía y el agradecimiento, y también la oportunidad de este pequeño e irrelevante homenaje.
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